Internacionales
Aun hoy celebran la unión entre ambas
La UNLP y su estrecho vínculo con la masonería
La Universidad de La Plata tiene sus orígenes en 1889, cuando los senadores provinciales Rafael Hernández, Emilio J. Carranza, Marcelino Aravena y Valentín Fernández Blanco presentaron un proyecto de ley para la creación de una casa de altos estudios en la recientemente fundada capital de la provincia. Todos ellos pertenecían a la masonería.
Nicolás Colombo
La Universidad de La Plata tiene sus orígenes en 1889, cuando los senadores provinciales Rafael Hernández, Emilio J. Carranza, Marcelino Aravena y Valentín Fernández Blanco presentaron un proyecto de ley para la creación de una casa de altos estudios en la recientemente fundada capital de la provincia. Todos ellos pertenecían a la masonería, destacándose la figura de Hernández, quien tras haber sido iniciado en la logia Caridad N°22 pudo alcanzar el grado 32° del rito escocés, llegando a ocupar el cargo de Gran Orador. La ley para su creación fue sancionada a fines de dicho año en la Cámara de Diputados provincial, siendo promulgada al año siguiente por el gobernador Máximo Paz, quien también había sido iniciado en la masonería en la Logia Tolerancia N°4.
Tuvieron que pasar siete años desde la fundación de la universidad, para que se oficializara un decreto que permitiera el inicio de las clases. El mismo fue redactado por el fundador de la ciudad, el doctor Dardo Rocha, quien al igual que su padre había sido iniciado en la masonería en la Logia Constancia N°7. Rocha tuvo el honor de ser nombrado como el primer rector de la Universidad de La Plata.
Tras varios años, la universidad no logró alcanzar una alta tasa de graduados debido a su bajo presupuesto, y la competencia con la Universidad de Buenos Aires. En 1904, por pedido del gobernador Marcelino Ugarte (de la Logia Consuelo del Infortunio N°3, la misma a la cual pertenecía Pedro Benoit), el ministro del interior Joaquín V. González es designado como interventor para nacionalizar la Universidad Provincial de La Plata. El doctor González también era masón, ya que siendo menor de edad había sido iniciado por su padre en la logia Piedad y Unión N°34 de la ciudad de Córdoba, llegando a ocupar los cargos de Venerable Maestro y Gran Secretario.
En la esquina de 7 y 47 puede verse una placa pentagonal que menciona la pertenencia de Joaquín V. González a la masonería, y el grado de G:.I:. (Gran Inspector) que alcanzó. Fue colocada al conmemorarse el 90° aniversario de la reforma de 1918, y su forma de pentágono refiere al número 5: representa al hombre porque el ser humano tiene cinco sentidos, cinco dedos y cinco extremidades; simboliza al grado de compañero, debido a que antiguamente se requerían cinco años para alcanzarlo. Tampoco es casual que este homenaje se encuentre en los jardines del Rectorado debajo de una acacia, ya que este árbol es un símbolo de la inmortalidad del alma, de la inocencia y del ritual de la iniciación a la masonería; razón por la cual es común verlo sobre tumbas y bóvedas en los cementerios.
Al ingresar al edificio del Rectorado en avenida 7 entre 47 y 48, puede observarse en la pared izquierda del hall de entrada, una placa de mármol que dice “La Masonería Argentina a la Universidad Nacional de La Plata en su centenario. 1887-1997”. Fue colocada por el ingeniero Luis Lima (presidente de la UNLP en dicho año), y el Gran Maestre de la Masonería Argentina, Dr. Eduardo Vaccaro. Dos años después sería creada en la casa de altos estudios la Cátedra del Libre Pensamiento, la cual sigue funcionando actualmente y es manejada en conjunto por las autoridades de la presidencia de la UNLP y la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. Según manifiesta, su propósito es la creación colectiva de una república democrática en toda su extensión, abocándose a la tolerancia, a la formación laicista y por sobre todo, íntegramente igualitaria y fraternal para todo hombre latinoamericano y del hombre universal. (www.REALPOLITIK.com.ar)
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS