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17 de agosto de 2018 | Municipales

Pobreza institucionalizada

Peronismo al palo: En los pagos de Menéndez, los sueldos de los municipales van desde los 4.474 pesos

Estos extremos tan insólitos se fueron transformando poco a poco en caldo de cultivo para las quejas, los reclamos y hasta las rivalidades más virulentas dentro de los propios palacios municipales de la provincia de Buenos Aires.

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Tal vez como nunca antes en la historia bonaerense, la arena política se levanta como un estandarte de desigualdades salariales. Un funcionario acomodado que gana más de 120 mil pesos netos mensuales se cruza en el pasillo con un empleado municipal con el que comparte la oficina, pero que cobra entre un 90 y un 95 por ciento menos.

Estos extremos tan insólitos se fueron transformando poco a poco en caldo de cultivo para las quejas, los reclamos y hasta las rivalidades más virulentas dentro de los propios palacios municipales de la provincia de Buenos Aires.

En Merlo, por solo dar un ejemplo, el intendente Gustavo Menéndez, presidente del PJ bonaerense, se enfrenta día a día a una asamblea permanente de empleados municipales que reclaman un salario digno. Por momentos, incluso, el clamor se rebaja a exigir un sueldo que, aunque ya no sea digno, al menos alcance para llegar a fin de mes.

Con la ley asegurando que el salario mínimo, vital y móvil tiene como piso los 9.500 pesos, los trabajadores de la municipalidad de Merlo tienen un básico de 4.400. Menos de la mitad de lo que marca la Justicia. Mientras lo hacen, deben tolerar el ingreso de amigos, vecinos, hermanos, padres y esposas de poderosos políticos que, sin territorio o carrera alguna, se posicionan en puestos de jerarquía y ganan abultados salarios.

Mientras esto ocurre, los intendentes apostados a lo largo y ancho del territorio bonaerense parecieran no darse por enterados. Con salarios como los de Jorge Nedela (Berisso), que gana 333 mil pesos; Alejandro Granados (Ezeiza), que supera los 240 mil ; Gustavo Posse (San Isidro), que ya toca los 220 mil; o Martiniano Molina, que roza los 150 mil, continúan inmersos en un brumoso paraíso de dinero. Lejos, muy lejos, de los trabajadores que los rodean. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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