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1 de septiembre de 2018 | Cultura

Documento histórico REALPOLITIK

Las facetas desconocidas de Dardo Rocha

A 180 años del nacimiento del fundador de La Plata y 97 de su fallecimiento, recordamos algunas historias poco conocidas sobre la vida personal del gobernador que le dio a la provincia una nueva capital.

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por:
Nicolás Colombo

A 180 años del nacimiento del fundador de La Plata y 97 de su fallecimiento, recordamos algunas historias poco conocidas sobre la vida personal del gobernador que le dio a la provincia una nueva capital.

Dardo Rocha nació en la ciudad de Buenos Aires, hijo de Juan José Rosendo Rocha y Juana Josefa de la Trinidad Arana Olivera. Debió huir junto a su madre a Uruguay cuando tenía apenas un año de vida, por la persecución de Juan Manuel de Rosas a las familias unitarias. De regreso a Buenos Aires realizó sus estudios primarios, secundarios y universitarios en la carrera de periodismo, fundando el periódico “Eco Universitario” a sus 17 años, y “La Nueva Generación” al año siguiente.

Ya con 21 años debe interrumpir sus estudios al estallar una guerra entre Buenos Aires y la Confederación, enlistándose como subteniente segundo en el Regimiento Nro. 1 de Guardias Nacionales. Pelea en la batalla de Cepeda y dos años después en la de Pavón, ya con el grado de teniente primero.

Antes de cumplir 25 años se diploma como doctor en Jurisprudencia en la Universidad de Buenos Aires, y al año siguiente toma su primer cargo político como diputado en la Legislatura de Buenos Aires.

Vuelve al campo de batalla con 27 años, combatiendo en la guerra del Paraguay y siendo premiado por su valor en acción. De regreso a Buenos Aires, recibe el título de abogado con 31 años; tres años después es elegido diputado nacional, y luego senador.

En 1880 participa de la federalización de la ciudad de Buenos Aires, y al año siguiente es elegido gobernador de la provincia homónima. A sus 44 años funda la ciudad de La Plata en las Lomas de la Ensenada.

Un 19 de noviembre de 1884, Rocha salió a recorrer La Plata junto a varios funcionarios luego del tedeum por el segundo aniversario de la fundación de la ciudad. Pasando por la actual plaza Moreno, al gobernador Carlos D’Amico le llamó la atención un gran terreno baldío que existía justo frente a la plaza central, sobre calle 50. Mayor fue su sorpresa al enterarse que este lote pertenecía a Dardo Rocha, quien aún no había edificado en la ciudad fundada por él dos años antes. Los presentes tomaron esto como una clara señal de que Rocha no tenía fe en su obra, pero él se sintió ofendido y los retó a una apuesta: fueron invitados a comer un asado en ese mismo lugar, cuarenta días después, para celebrar el año nuevo. Finalizada la jornada, el fundador le encargó al ingeniero Pedro Benoit los planos de una casa, cuya construcción comenzaría al día siguiente. Para el 31 de diciembre la vivienda estuvo lista, y todos disfrutaron de un asado en la residencia platense de Dardo Rocha, que pasó a ser conocida como “la casa de los 40 días”.

En 1885 Rocha presentó su candidatura a la presidencia de la Nación, pero terminó siendo desplazado por Miguel Juárez Celman, cuñado del presidente Julio A. Roca. Ante esto, Rocha decidió alejarse de la política por un tiempo y se dedicó a recorrer Europa y Medio Oriente con su esposa Paula Arana, entre 1887 y 1889.

En su paso por el sur de España visitó la ciudad de Granada, de donde era oriunda la familia de su esposa. Luego de conocer la Alhambra, adquirió moldes para hacer una recreación del “Patio de los Leones” (del año 1377), los cuales fueron enviados en barco hacia La Plata. Este “patio nazarí” fue montado en 1889 dentro de la casa de su suegro en calle 49 entre 2 y 3, con la precaución de destruir los moldes originales para que nadie más pudiera copiarlos. La residencia Arana fue declarada “Bien Patrimonial del Casco Fundacional” por la municipalidad de La Plata en 2006, y “Bien de Interés Histórico y Arquitectónico” por la Cámara de Diputados Provincial en 2008.

Rocha también visitó Francia, donde su esposa quedó fascinada por un palacio visto en la campiña. Sin que ella lo supiera, se contactó con el arquitecto responsable de la obra y le encargó que construyera una réplica en la ciudad de Mar del Plata, la cual se levantaría en un lote que el fundador había adquirido en la esquina de calles Garay y Lamadrid. En 1910 la familia fue a pasar unos días a la ciudad balnearia, y recorriendo uno de los barrios de las afueras, Paula Arana se sorprendió al encontrarse allí el palacio que había visto años antes en Francia. Mayor fue su sorpresa al darse cuenta que las rejas de entrada tenían grabadas las iniciales D.P.A.R. (doña Paula Arana de Rocha). A partir de ese día, el barrio pasó a ser conocido como “Villa Santa Paula”.

El mismo año en que la familia Rocha inauguraba la casona marplatense, en La Plata era estrenada la obra de teatro “El sitio de Buenos Aires”, de autor anónimo. Esta pieza que narraba el proceso de federalización de Buenos Aires había sido traída al Teatro Olimpo por Pepe Podestá, y tuvo excelentes críticas el día de su estreno. Lo único que no gustó a los presentes fue la ausencia de su autor, quien decidió mantenerse en el anonimato. Tiempo después se develaría el nombre de su creador: era Dardo Rocha, quien en sus tiempos libres había escrito esta obra, pero por razones fáciles de comprender no quiso dar su nombre el día del estreno.

Otro de los pasatiempos del doctor Rocha fue coleccionar obras de arte, muchas de las cuales fueron traídas de su viaje por el viejo continente. Así es como donó pinturas a iglesias platenses, adquirió objetos egipcios para el Museo de La Plata, y finas porcelanas para su colección: se dice que llegó a tener en su casa de Buenos Aires la más pintoresca y valiosa serie de objetos artísticos e históricos que existe en América del Sur. Esta colección estaba integrada entre otras cosas por ladrillos originales de la Pirámide de Mayo, baldosas de la casa natal del general San Martín, ladrillos de la demolición del Cabildo, la vajilla de porcelana china con iniciales de oro que había pertenecido a Bernardino Rivadavia, un brazalete de amatista de la reina Isabel II, muebles de jacarandá y marfil de procedencia española del siglo XVII, tapices de los siglos XVI y XVIII, y un tríptico de esmalte fechado en 1559. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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La Plata, Dardo Rocha

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