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19 de septiembre de 2018 | Municipales

El nuevo sistema continúa siendo fracaso

El SAE sigue haciendo agua en la provincia: Entregaron sándwiches podridos en San Isidro

Desde que fue modificado con el objetivo de darle mayor efectividad, el Servicio Alimentario Escolar ha sido protagonista de un sinfín de errores mayúsculos, lo que ha provocado numerosas críticas a lo largo y ancho de la provincia de Buenos Aires.

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Desde que fue modificado con el objetivo de darle mayor efectividad, el Servicio Alimentario Escolar ha sido protagonista de un sinfín de errores mayúsculos, lo que ha provocado numerosas críticas a lo largo y ancho de la provincia de Buenos Aires.

Luego de una profunda auditoría llevada a cabo en el año 2016, salieron a la luz una serie de distorsiones en el servicio que se venía llevando a cabo en las anteriores gestiones. En la mayoría de los casos se trató de sobreprecios en los alimentos y acuerdos entre los proveedores y los municipios para entregar menos raciones o la misma cantidad pero de menor calidad que lo establecido en el pliego para bajar los costos. En ambos casos, los únicos perjudicados eran los niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad, que asistían a las instituciones educativas, en muchos casos, para obtener la única comida del día.

De este modo, el ministerio de Desarrollo Social, a cargo de Santiago López Medrano y la dirección general de Cultura y Educación, cuyo titular es Gabriel Sánchez Zinny, comenzaron un nuevo proceso en el que los fondos serían aportados en partidas alimentarias, incluyendo los gastos de combustible envasado, equipos y mantenimiento, mientras que los municipios serían los responsables de proveer los recursos humanos, la infraestructura y los servicios.

Lamentablemente, con el cambio de mecanismo las denuncias, lejos de disminuir, aumentaron considerablemente. Los proveedores se quejaron por falta de información y por menús mal confeccionados, que según ellos eran pobres en calorías y nutrientes y muchos más caros de producir. Por otro lado, la falta de infraestructura en las escuelas, especialmente las rurales, generaron problemas de abastecimiento, con empresas trayendo en un solo día la comida de toda la semana, pero sin lugar en dónde almacenarla en frío, de modo tal que se echaba a perder rápidamente.

En este escenario, la escuela número 26 del bajo de San Isidro volvió a ser noticia esta semana, cuando sus alumnos recibieron sándwiches de jamón y queso que, además de no tener nada de nutritivos, estaban en mal estado. A pesar del hambre, tuvieron que desecharlos por el riesgo que representaba comerlos como estaban.

Falto de respuestas, las autoridades del colegio decidieron cerrar las rejas del predio para evitar las protestas de los padres, mientras se comunicaban con los funcionarios bonaerenses a cargo del servicio en busca de respuestas. Éstos también optaron por un irresponsable silencio. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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