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22 de septiembre de 2018 | Historia

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La Plata y los orígenes ocultos de Pedro Benoit

Es bien conocido el papel que tuvo el ingeniero Pedro Benoit en la creación de la ciudad de La Plata, donde se destacó con su labor de ingeniero, arquitecto y urbanista a cargo del Departamento de Ingenieros de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, poco se sabe acerca de su vida y la leyenda que une a su familia con la corona real francesa...

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por:
Nicolás Colombo

Es bien conocido el papel que tuvo el ingeniero Pedro Benoit en la creación de la ciudad de La Plata, donde se destacó con su labor de ingeniero, arquitecto y urbanista a cargo del Departamento de Ingenieros de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, poco se sabe acerca de su vida y la leyenda que une a su familia con la corona real francesa. Según un antiguo mito, su padre era “el delfín” Luis XVII, hijo del rey Luis XVI y la reina María Antonieta.

Durante la Revolución Francesa, los reyes fueron capturados y enviados a prisión junto a su familia. Ambos fueron guillotinados, y el pequeño Luis XVII, heredero al trono de Francia, permaneció aislado en La Bastilla durante varios años, hasta que falleció a causa de una tuberculosis. Según la versión oficial sus restos fueron enterrados allí mismo, pero otra historia sostiene que fue rescatado de prisión y enviado a vivir con una familia de nobles en Calais, al norte del país. Recibió una educación privilegiada aprendiendo varios idiomas, arquitectura, arte y navegación.

A sus 33 años y ante la imposibilidad de continuar oculto, el supuesto Luis XVII zarpó en un barco con destino a Sudamérica. Llevando bajo el brazo una carta de Napoleón Bonaparte dirigida a Simón Bolívar y acompañado por un grupo de masones, intentó desembarcar en Colombia. Al no poder lograrlo, continuó navegando hacia el Río de la Plata, estableciéndose en Buenos Aires.

En nuestro país se inscribió como “Pierre Benoit”, un ex marino francés que había combatido en la batalla de Waterloo y se fugó a Sudamérica luego de haber sido tomado prisionero por los ingleses. Nunca pudo precisar quiénes eran sus padres, si tenía familia o su fecha de nacimiento. A veces afirmaba ser hijo de una lavandera o de un pescador del puerto de Calais, aunque también decía haber nacido “en una cuna de oro”. Recién cuando decidió casarse, dio a conocer el nombre de sus padres: Pedro Benoit y María Juana Daulo.

Trabajó toda su vida como ingeniero, y pasó sus últimos días postrado en cama debido a una parálisis que afectaba sus piernas. Un día un médico francés acudió a verlo, y su esposa al ver que se conocían, los dejó estar a solas en la habitación de Pierre. Pasado un rato el doctor se retiró diciendo que no molestara al enfermo pues se había quedado dormido, aunque nunca más despertó. Tuvieron que transcurrir 144 años para conocer la causa de muerte, luego de que los restos de Pierre fueran exhumados y analizados: había sido envenenado con arsénico.

Luego de esta misteriosa muerte, comenzaron a surgir revelaciones sobre el pasado de Pierre Benoit. Su hija Petrona dio a conocer una memoria que su padre le había dejado, en la cual afirmaba: “A fines de 1793, en la época del terror, una mujer de cierta edad y un hombre me llevaron escondido debajo de una amplia capa en una calesa 75, una noche oscura, y me entregaron al matrimonio Benoit, en el puerto de Calais. No me pidas Petrona, hablar de antes de esa noche. Recibí educación esmerada y privada, estaba como escondido, pero muy bien tratado; con gran cariño”. Además, se encontraron flores de lis (símbolo real francés) en cuadros pintados por Pierre, como así también las inscripciones “del fin” o “del Z”, que se interpretan como “delfín”. Otro detalle oculto eran las letras que aparecían en sus obras: L C R F (de “Luis Carlos Rey de Francia”).

El mito llegó a su fin en el año 2000, cuando se realizaron pruebas de ADN en las universidades de Lovaina y de Münster, cotejando el del cabello de María Antonieta con aquel obtenido del corazón que supuestamente era de Luis XVII y estaba preservado en Francia. Los resultados de este estudio disiparon toda duda: el niño enterrado en París era el verdadero Luis XVII, hijo de Luis XVI y María Antonieta. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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