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24 de septiembre de 2018 | Cultura

Documento histórico REALPOLITIK

UNASUR, un sueño que nunca aterrizó

La Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) nace del deseo de los países Sudamericanos de tener un espacio dónde confluir culturalmente como uno solo, o al menos, así se lo habrían planteado los doce países miembros al momento de su fundación el 23 de mayo del 2008.

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La Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) nace del deseo de los países Sudamericanos de tener un espacio dónde confluir culturalmente como uno solo, o al menos, así se lo habrían planteado los doce países miembros al momento de su fundación el 23 de mayo del 2008.

Hoy en día, la UNASUR pasa por uno de sus momentos más críticos y de acefalía desde enero de 2017. Este es un conflicto tanto sociopolítico como institucional. Por un lado, esta semana dio vuelta al mundo la noticia de cómo la flamante sede del Parlamento de la UNASUR en Bolivia, que costó 61,7 millones de dólares, fue inaugurada únicamente con la presencia del presidente boliviano Evo Morales, a la par que se la ofreció como sede social para actos escolares, asambleas y casamientos.

Otro de los hechos más recientes,confirmaría que 6 de los doce países miembros (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú) han decidido suspender su participación en este organismo multilateral.

Su decisión seguramente no toma por sorpresa, en el sentido de que la participación de los países miembros de la UNASUR respondió en su momento a un proyecto político que tuvo sintonía en Sudamérica, pero que no llegó a institucionalizarse lo suficiente como para que, ante la primera tempestad de gobiernos de otra índole, tambaleara fuertemente como lo está haciendo ahora, al punto de que probablemente termine en el olvido al igual que la Comunidad Andina (CAN) o la Alianza Bolivariana Para Los Pueblos De Nuestra América (ALBA).   

Si bien los gobiernos de izquierda en su momento aprovecharon la coyuntura política regional para consolidar la UNASUR, logrando 12 países miembros y vendiendo una promesa de identidad Sudamericana, esta no fue reproducida internamente en sus países que, pese a que se pudo ocupar al populismo como un simple modo de construir lo político; no logró que los individuos se sientan representados por este mecanismo.

Además, la UNASUR no logró consolidarse como institución, no se hizo otra cosa que venderlo como bandera anti-imperialista, pese a que tenía todo el potencial de destrabar una gran cantidad de problemáticas sudamericanas, como la migración, la convalidación de títulos de todo nivel educativo, y la universalización de la salud, entre muchos otros.

Pudo usarse como uno de los tableros que estructuran la distribución de poder en la región; más no fue así, la falta de institucionalidad hizo que varios países tuvieran desde los inicios del funcionamiento del mecanismo, cierto recato a la cooperación o toma de decisiones, dejando a la UNASUR en segundo plano y colaborando con mayor avidez en otros mecanismos como el MERCOSUR, que representa principalmente intereses de carácter comercial, difiriendo con la UNASUR, que portaba una clara bandera social.

En definitiva, no hay nadie reclamando en las calles por el desvanecimiento de la UNASUR, reflejo del sueño sudamericano, no existieron movimientos sociales que hayan configurado su propia identidad a partir de algo más grande que ellos. No existieron ni militantes leales, ni movimiento social, ni reclamo alguno siquiera. Nadie lo notó, pasó desapercibido. Sufrió de una pérdida de autonomía, que recae en el populismo y su inacción, volcando sus acciones a una mera forma de expresión, sin lograr su cometido de cambio inicialmente planteado. (www.REALPOLITIK.com.ar)


ETIQUETAS DE ESTA NOTA

Néstor Kirchner, UNASUR, Evo Morales

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