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25 de septiembre de 2018 | Campo

Panorama REALPOLITIK

Las pésimas políticas lecheras implementadas en Agroindustria hacen tambalear a la mesa sectorial

La política agropecuaria del macrismo empieza a mostrar grietas cada vez más evidentes, y el caso del sector lechero constituye uno de los ejemplos más claros del abismo que existe entre el deseo oficial y la realidad.

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Para todos los problemas vinculados a la agroindustria, el gobierno ofrece como espacio de solución las mesas sectoriales, en donde se sientan a dialogar producción, industria y gobierno. Pero este modelo, más allá de sus éxitos parciales en la industria de la carne bovina, empieza a exhibir claras  señales de agotamiento.

La primera señal fuerte en este sentido vino desde el lado de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). La entidad participaba de manera activa en esta mesa sectorial, pero al igual que las demás gremiales del campo, en off venían manifestando su fastidio ante interminables reuniones, en donde escuchaban siempre la misma canción. En el último encuentro de este espacio, los integrantes de la entidad dejaron bien claro que no toleran más estos discursos vacíos del gobierno.

Harto de la inacción oficial, el vicepresidente de CRA, Jorge Chemes, se retiró en medio de la reunión sin mediar palabra, visiblemente disgustado por la falta de propuestas por parte de la cartera agropecuaria nacional.

La salida intempestiva de Chemes ocurrió a pocos días de JONAGRO, un evento organizado por CRA y cuya apertura estuvo a cargo del presidente Mauricio Macri. Tras esta accidentada reunión, los confederados salieron a cruzar al gobierno con un fuerte comunicado en donde hicieron pública esta determinación. En el documento, manifestaron su preocupación por la falta de resultados de la Mesa de Competitividad Lechera Nacional. 

Sin pelos en la lengua, remarcan el rotundo fracaso de la dirección nacional de Lechería, encabezada por Alejandro Sammartino, que encadena una larga lista de bloopers. En este diálogo de sordos, los funcionarios proyectan un dudoso largo plazo, mientras los tamberos no saben cómo seguir adelante con sus esquemas productivos. 

Las postales diarias de estos establecimientos son demasiado crudas como para que pasen inadvertidas. El cierre de tambos que no pueden afrontar los costos de producción son moneda corriente, y las postales de vacas Holando en camiones jaula rumbo a los frigoríficos reflejan esta situación. En este escenario, la industria sigue marcando el pulso del negocio, paga a los tamberos muy por debajo de su capacidad real y el gobierno mira para otro lado. 

“Hoy la cadena de la leche enfrenta un mercado interno contraído, una exportación errática, incertidumbre cambiaria, altas tasas de interés, conflicto de intereses y productores trabajando a pérdida”, analizaron desde CRA. Para ellos la solución es clara: “Instamos a que la secretaría de Agroindustria tenga, o un cambio de actitud o un cambio de funcionarios”.

A esta situación, se sumó la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) que pateó el tablero con fuerza. En sintonía con CRA, denunciaron que el estado nacional ejerce una asfixiante presión impositiva, y advirtieron sobre la pasividad de los funcionarios frente al poder dominante del comercio y la industria en este conflicto.

“Hasta que las autoridades competentes no asuman esta realidad, no habrá diagnóstico preciso ni solución real a este problema, que en estas horas se torna dramático. Es hora de empezar a cambiar en serio”, señalaron en un comunicado los ruralistas bonaerenses. Teléfono para el director de Lechería, Sammartino, que como es habitual hilvana un disparate tras otro y no encuentra algo que mínimamente se asemeje a una solución. 

Por el lado del oficialismo, no hacen más que corroborar que son negadores seriales de la realidad, y frente a un sector que se cae a pedazos, no hacen más que desplegar un frágil optimismo de cotillón, que no resiste el mínimo análisis. 

El comunicado oficial tras el encuentro es hilarante. Empeñados en dar buenas noticias, los encargados de prensa debieron hacer ingentes esfuerzos a la hora de redactar la gacetilla. “En este sentido, los funcionarios destacaron que en el primer semestre de 2018, se ha percibido un aumento del precio pagado al productor, que en el mes junio alcanzó 6,75 pesos por litro de leche lo que representa una suba intermensual del 7 ciento e interanual del 22 por ciento”, señala el documento. 

La última escalada del dólar fue un misil por debajo de la línea de flotación para los productores tamberos, que tienen un 80 por ciento de sus insumos atados a la divisa norteamericana. De acuerdo a estimaciones privadas, el costo por litro de leche producida supera los 9 pesos por litro; la ecuación no cierra por ningún lado, y en este sentido anunciar una suba en el precio que reciben los productores es una burla. 

“Cabe destacar que Agroindustria continúa trabajando en políticas públicas que ayudan a la cadena láctea a potenciar su competitividad”, reza otra parte del comunicado oficial. Definitivamente, en esta secretaría están mirando otra película. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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