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16 de octubre de 2018 | Municipales

Exclusivo REALPOLITIK

El intendente Gonzalo Peluso, entre las mesas de dinero y la moda de los sueldos simultáneos

En partidas claves como, por ejemplo, Desarrollo Social, sólo se invirtió un 7 por ciento del presupuesto. Esto habría ocurrido porque la atención de la administración de Peluso hizo foco en aspectos a todas luces accesorios, como el ceremonial y la publicidad.

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En la pequeña localidad de Magdalena, el año 2017 arrojó un superávit de 36 millones de pesos, lo que demostró una ineficiencia absoluta en el manejo del presupuesto. Como lo explica cualquier manual de economía, el estado no es un particular, que debe ahorrar su salario. A un municipio se le asigna un presupuesto para ser gastado. Resulta insólito que, habiendo necesidades pendientes de cumplir y dinero en las arcas, el intendente Gonzalo Peluso haya optado por no gastarlo.

En partidas claves como, por ejemplo, Desarrollo Social, sólo se invirtió un 7 por ciento del presupuesto. Esto habría ocurrido porque la atención de la administración de Peluso hizo foco en aspectos a todas luces accesorios, como el ceremonial y la publicidad. A pesar de ello, se votó un presupuesto 23 por ciento más elevado en una controversial sesión del Concejo Deliberante, en la que la oposición acusó a los ediles oficialistas de “ni siquiera tomar la palabra y pasarse el tiempo jugando con los celulares”, a sabiendas de que ya tenían los votos necesarios para aprobar el controvertido documento.

Acorde a voceros de Unidad Ciudadana en Magdalena, aquellos 36 millones de superávit habrían sido invertidos en un plazo fijo para luego ser negociados en mesas de dinero. De este modo, mes a mes, lograrían un interés de 1.116.000 pesos que tendrían destino desconocido.

Insólitamente, los salarios municipales tuvieron, en relación a la inflación, un retroceso en el poder adquisitivo del 10 por ciento, mientras algunos de los funcionarios oficiales alcanzaron una prodigiosa paritaria del 40 por ciento, incluyendo a la hermana del intendente.

El manejo y la administración del dinero, claro está, no es el fuerte del intendente Peluso. De hecho, y a pesar de cobrar un jugoso salario de más de 130 mil pesos mensuales de bolsillo, el mandamás se mantiene caratulado por ARBA como “contribuyente con deuda” de categoría 3, al límite de la instancia judicial.

En un acto bochornoso, todo su círculo íntimo fue obligado por el Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires a devolver dinero, luego de detectar que percibían dos sueldos en simultáneo, sin asistir a uno de los trabajos. Su mano derecha, el presidente del Concejo Deliberante de Magdalena, Lisandro Fabián Hourcade, fue encontrado culpable de desempeñar labores en la municipalidad al mismo tiempo que percibía sueldos en Aguas Bonaerenses S.A. (ABSA), a pesar de no presentarse nunca a trabajar. En total, los amigos de Peluso debieron devolver 301.081,99.

Tal vez no sea descabellado pensar que sus secuaces solo estaban imitando al líder a su familia. No sería la primera vez que esto ocurre. De hecho, el propio intendente mantiene dos salarios en simultáneo. Además del provechoso ingreso como intendente, cobra un segundo sueldo de la dirección general de Cultura y Educación bonaerense. ¿De qué otro modo se puede comprar una camioneta Honda Hrv Exl Cvt, hoy por hoy valuada en algo más de un millón de pesos?.

Son los gajes del oficio político. Mientras la sociedad tambalea en una economía en crisis, Gonzalo Peluso utiliza sus dos sueldos para cambiar el auto, mientras confía todos sus secretos a la locutora oficial del municipio, Mónica Ortega, su mujer de confianza.

Algo similar ocurrió con su hermana, Daniela Viviana Peluso, quien en los años 2014 y 2015 cobraba dos salarios en simultáneo, uno de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires y otro por la dirección general de Cultura y Educación. Hoy en día, es una funcionaria afortunada, dado que pocos empleados municipales logran desembolsar 62.899,20 pesos mensuales, como hizo el 10 de julio de 2018.

De este modo, el intendente Peluso, su familia y su séquito pasean su impunidad por un municipio que pareciera administrarse a puertas cerradas, con el oscuro propósito de evitar el escrutinio de la Justicia. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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