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23 de octubre de 2018 | Municipales

Casi psiquiátrico

Gonzalo Peluso tocó fondo: Se pidió una carpeta médica para agarrarse a trompadas con un periodista

“Qué picnic me voy a hacer con vos”, aseguraba. “Tengo un amigo que agarró a un bufarra y lo rompió todo. ¿Eso es violencia de género?”, amenazó en varias oportunidades en un tono mafioso. “El lunes te voy a visitar a la oficina, no te vas a poder esconder, buchón y bufarra”, agredió.

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El fallecido periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano aseguró que “la impunidad premia al delito, induce a su repetición y le hace propaganda; estimula al delincuente y contagia su ejemplo”. Aunque resulta poco probable que alguna vez haya leído un libro de dicho autor, algo de esto parece haber tenido en mente el intendente de Magdalena, Gonzalo Peluso, cuando dejó en evidencia la falsedad de su pedido de carpeta médica para el más insólito de los motivos: organizar una pelea mano a mano en la plaza San Martín de La Plata.

Los inicios de la disputa se remontan a la ONG solidaria “Encuentro Platense”, desde donde se acusó al intendente de Magdalena de mandar a secuestrar los cuatriciclos en los que estaban llevando a cabo una actividad solidaria en escuelas rurales. Luego que REALPOLITIK ofreciera el derecho a réplica, Peluso agredió verbalmente a una periodista del medio, justo antes de declarar irónicamente que “no es necesario que vengan cien motos a traer cien lápices y cuatro mapas”, en un claro desdén por la actividad solidaria suspendida.

Resulta extraño que el mandamás de una localidad de poco más de 11 mil habitantes sea noticia con tanta frecuencia, pero Peluso desafía todos los parámetros de impunidad disponibles en la literatura política nacional. Tan solo una semana después del enfrentamiento con una ONG solidaria, se supo que el intendente estaba involucrado en un verdadero escándalo de dobles sueldos. Además de los suyos y los de su hermana, medio equipo de su más absoluta confianza fue multado por el Tribunal de Cuentas por cobrar dos salarios en simultáneo.

Como respuesta a haber ventilado sus trapitos sucios, el intendente adoptó una ridícula posición y comenzó a amenazar al director del medio a través de mensajes por WhatsApp. “Qué picnic me voy a hacer con vos”, aseguraba. “Tengo un amigo que agarró a un bufarra y lo rompió todo. ¿Eso es violencia de género?”, amenazó en varias oportunidades en un tono mafioso. “El lunes te voy a visitar a la oficina, no te vas a poder esconder, buchón y bufarra”, agredió.

Aquel mismo día, y respondiendo a la agresión con periodismo, REALPOLITIK publicó otro oscuro negociado del intendente. Acorde a sus propios allegados cansados de la ilegalidad reinante en la pequeña y oscura Magdalena, Peluso habría confeccionado un acuerdo a través de un ignoto periodista de nombre Lucas Peri. A través de un decreto firmado por el intendente, Peri tendría la explotación de cartelería en la vía pública y repartiría las ganancias con el mandamás.

Una vez más, acorralado por la Justicia y la sentencia social de su propia población, Peluso intentó amedrentar al periodista para salir del brete. “Buchón”, “bufarrón”, y “sopla nuca” fueron los insultos elegidos por el cuestionado político. Fue entonces, cuando decidió organizar el insólito duelo. “Va a ser mejor que comas livianito porque te voy a buscar, por buchón”, advirtió. Entonces puso fecha y hora: “Hola bufarreta, te espero en media hora en plaza San Martín”, escribió en la tarde del viernes.

Insólitamente, se supo que el intendente había pedido una licencia médica, por lo que debiera estar descansando en su casa, reponiéndose de la supuesta enfermedad. No obstante, utilizó el tiempo para viajar a Tucumán y luego organizar una pelea en una plaza céntrica de la ciudad de La Plata. Paradójicamente, su duelo se superpuso con más novedades de lo que en Magdalena se conoce como “La banda de Peluso”: Se comprobó que le pagó 108.900 pesos a Jorge Gastón Jara, vinculado con una estafa de 241 millones de pesos en La Plata a través de las cooperativas.

Además de las acusaciones de corrupción que se le imputan, Gonzalo Peluso burló la buena fe de su partido, pidiendo una licencia médica para irse de viaje a Tucumán y luego organizar un violento encuentro con el objetivo de acallar al periodismo. Sólo en un país anestesiado, en donde los actos de violencia y corrupción se suceden con tanta rapidez que dejan a la sociedad atónita, falta de respuesta, un hecho tan singular como reprobable puede quedar impune. (www.REALPOLITIK.com.ar)  


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