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Hoy por hoy se encuentran atrincherados, sin mucho para hacer, en las torres gubernamentales que flanquean al palacio municipal de La Plata, cobrando contratos que tienen al menos dos años de vencidos.
Los expertos fueron apoyados por el sciolismo durante el 2009, dado que eran una herramienta ideal para transferir fondos a la universidad de Tres de Febrero. Tuvieron, no obstante, una caída en el apoyo político en el año 2011 cuando expresaron elevadas pretensiones salariales. Mientras desde el gobierno pensaban otorgarle un salario correspondiente al de un director de línea, ellos pretendían cobrar como un director provincial.
Hoy por hoy se encuentran atrincherados, sin mucho para hacer, en las torres gubernamentales que flanquean al palacio municipal de La Plata, cobrando contratos que tienen al menos dos años de vencidos.
Con el tiempo, los expertos demostraron tener los mismos vicios que cualquier otro empleado estatal. Dado que el gobierno de Daniel Scioli les había otorgado una “patente de corso” para intervenir en la gestión de cualquier organismo, con el tiempo comenzaron a utilizar esa cualidad para esconderse en ministerios y dependencias bonaerenses, no cumplir el horario y trabajar la menor cantidad de horas posibles. Con el tiempo, la falta de trabajo de los expertos se hizo tan evidente que ellos mismos inventaron las “asistencias técnicas”, que consistían en supuestas intervenciones que, en la práctica, no redundaron en ningún beneficio palpable para la administración pública. De este modo, entre asistencias técnicas ficticias y favores personales hacia directores, los expertos fueron estirando su permanencia hasta finales del año 2015.
La llegada de Cambiemos provocó, al menos temporalmente, una luz de esperanza en el grupo especializado. Convencidos del discurso meritócrata de la campaña de Mauricio Macri, creyeron ver en la vieja “orden del mérito” el momento de hacer valer sus cursos en la universidad de Tres de Febrero y la supuesta preparación a la que se vieron sometidos.
Quien recepcionó al polémico grupo de expertos fue la licenciada Magdalena Acuña, quien había sido acusada de llevar “una vida licenciosa” puertas adentro del ministerio de Modernización. Ungida como subsecretaria bajo las órdenes del polémico ministro Roberto Gigante, había llevado a cabo un convenio –el número 24000-337/16- con la facultad de Ciencias Económicas que pronto se vio envuelto en polémicas. Acorde a las acusaciones del momento, la raíz del mismo era la de tercerizar la contratación de militantes, parientes e hijos de empresarios y otras figuras que participaron financiando la campaña de Cambiemos. Al poco tiempo de comenzar, Gigante se vio obligado a dar por tierra la iniciativa.
Poco a poco, los expertos fueron direccionando su especialización a la tarea de la supervivencia en el cargo, incluso ante la evidente falta de méritos evaluables del equipo. Acorde al decreto 2133/09 de creación del programa, sus contratos se encuentran vencidos desde hace dos años, pero se mantienen sobre un delgado hilo de amiguismos e influencias, tratando de disimular su existencia en alguna derruida oficina de las torres gubernamentales.
Expertos, no tuvo ninguna resolución ni decreto que prorrogue la vigencia del programa en sí, solamente se mudó a estos pocos privilegiados de estructura en estructura, sosteniéndose estos cargos aún con vencimiento del programa que les dio origen, solamente dos agentes que encontraron la decencia en otros arreglos políticos abandonaron el bote, ya que ninguno de estos casos parece haber retomado su cargo de planta permanente, que insólitamente tienen reservado.
Paradójicamente la muestra más cabal de la ineficacia del grupo la brindan ellos mismos. En efecto, en el propio sitio web de los expertos existe una planilla llamada “Nuestras Asistencias”, en las que se observa que las actividades llevadas a cabo, muchas veces infladas o del todo ficticias, llegan tan solo hasta el 2015. Hace dos años que están de vacaciones. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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