
Nacionales
Mientras su padre hacía carrera en la política y arengaba la guerra contra el narcomenudeo y la venta de estupefacientes, ella llevaba una vida bohemia y despreocupada. El apodo la identifica con su militancia de las setas alucinógenas y la marihuana. Ya se garantizó un trabajo estable en un cargo para el que tiene absoluto desconocimiento.
El gobernador Gustavo Bordet parece tener curados de espanto a los entrerrianos: roció literalmente con fumigantes a los alumnos de una escuela rural y tras ser denunciado apeló. Luego, sorteando a los organismos de control, contrató una empresa china para realizar obras millonarias en el norte. Ahora se supo que puso a manejar los tributos a una joven cuyo curriculum se dirime entre “tatuadora” y “artista circense”.
Se trata de Florencia Bordet, la hija pródiga del gobernador de la provincia de Entre Ríos. Es la mayor de su descendencia producto de su primer matrimonio. Mientras Bordet padre hacía carrera en la política, la joven llevaba una vida bohemia y despreocupada entre Paraná y Rosario. En las redes sociales, se hace llamar “Florecita Cucumelo”, un apodo que la identifica con su militancia de las setas alucinógenas y la marihuana. De hecho, en su perfil se la puede ver fumando o fotografiada en medio de un invernadero de marihuana, que su padre en la guerra contra el narcomenudeo y la venta de estupefacientes mandaría a allanar con gusto.
Es que Gustavo Bordet pese a venir de las filas del peronismo donde se inició como legislador, pasando a ser luego intendente de Paraná y ministro de Desarrollo Social de la provincia después, guarda una estrecha vinculación con el Pro de Mauricio Macri y la mano dura de Patricia Bulrich contra el narcotráfico en esa región de litoral. Un litoral históricamente ligado al tráfico de todo tipo de drogas además de armas y trata de blancas por la conexión que genera entre Paraguay y Brasil con el puerto de Buenos Aires y el aeropuerto de Ezeiza.
A su vez Bordet no dudó en mostrar su afinidad con el cambio que vino a proponer el presidente y apoyó, entre otros, la reforma previsional, sancionada a medias en diciembre pasado en el Congreso de la Nación. Una amistad que se consolidó luego en Davos, cuando el gobernador formó parte de la comitiva peronista junto a Juan Manuel Uturbey, que los llevó a buscar la lluvia de inversiones que nunca llegó, pasando por Moscú y París. Hecho que contribuyó a la ruptura definitiva con Sergio Urribarri luego del pésimo resultado de las legislativas 2017.
Fue precisamente en noviembre de ese año cuando el gobernador resolvió que su hija, pese a que en su curriculum no figura ningún tipo conocimientos financieros o tributarios, ocupe el cargo de “directora Administrativa” dentro de la Administradora Tributaria de Entre Ríos (ATER), el ente encargado del control y la recaudación de toda la provincia. Con esto quizás, supuso alejar a su hija de las calles de Paraná o Rosario donde además de su tributo a los narcóticos desplegaba malabares y números de circo para los transeúntes.
El caso no es la inclinación artística de la joven sino la duda que genera la escasez, por no decir nulidad, de herramientas para desempeñarse y que deja en claro que se trata de un caso de nepotismo que llega a ser insultante si se lo ve desde el punto de vista de la meritocracia que pregonan sus aliados de Cambiemos o incluso como una burla si se tiene en cuenta el decreto firmado por Mauricio Macri por esa fecha, para terminar precisamente con esta práctica arraigada y deshonesta en la clase dirigente.
Además, y, por si fuera poco, el contrato extiende la relación de Florencia Bordet con el estado hasta el año 2040. Una estabilidad laboral exagerada si se tiene en cuenta la ola de despidos que se sucedieron ese año en el sector y que dejó en la calle a cientos de trabajadores con muchos años de carrera. La actitud del gobernador cayó mal en la opinión pública cansada de los acomodos y cae peor al saber que meses más tarde Bordet fumigó a un grupo de alumnos de una escuela rural y lejos de disculpase insiste con esparcir agro tóxicos en inmediaciones de las escuelas.
El lamentable episodio ocurrió en la Escuela Nro. 110 de la localidad de Villa Álvarez, departamento La Paz. Estaban en clases cuando una avioneta sobrevoló la zona, inmediatamente docentes y alumnos comenzaron a experimentar cuadros compatibles con intoxicación. La policía no quiso tomar la denuncia y recientemente el gobernador apeló a través del fiscal de Estado, el fallo judicial que obliga al estado a “no permitir las fumigaciones aéreas en un radio de 3 mil metros alrededor de escuelas rurales y la prohibición de las aplicaciones terrestres en un círculo de mil metros”. (www.REALPOLITIK.com.ar)
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS