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20 de noviembre de 2018 | Provincia

Aprietes y amenazas

Los trabajadores de Contaduría bonaerense, entre la explotación y los aprietes de APOC

Los sindicatos no se movilizaron en contra de las nuevas medidas del contador Baleztena. En una investigación de REALPOLITIK, se descubrió un motivo perturbador: lejos de defender a sus afiliados, les piden dinero a cambio de favores.

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Los trabajadores de la Contaduría General de la provincia de Buenos Aires parecieran encontrarse a la intemperie en medio de una feroz tormenta, en la que un viento arrecia empujándolos entre la explotación de sus jefes y un grupo sindical que, en lugar de reclamar por sus derechos, los extorsiona y les pide dinero a cambio de apoyo.

A poco tiempo de asumir, el actual contador general Carlos Baleztena, quien curiosamente supo aportar de su erario personal para la campaña de Daniel Scioli, decidió que los trabajadores de su órbita deberán cumplir tres horas diarias de más, con el mismo sueldo, con el propósito de resolver los problemas que el controvertido sistema SIGAF ocasiona en la provincia.

Acorde a la ley laboral, la disponibilidad permanente, si es frecuente, habilita a elegir mayor dedicación horaria. De lo contrario, es sólo un nuevo régimen de horario encubierto, eludiendo derechos y salario.

Al asumir Scioli, el por entonces contador General Carlos Alberto Macchiaroli y su secretario de Contabilidad y Control de Gestión, Gustavo Brito, decidieron que los trabajadores de Contaduría General se quedarán en sus puestos de trabajo hasta las 17.00, de manera unilateral. La razón fue insólita: ellos llegaban tarde de Capital y, para poder cumplir al menos una parte de su trabajo, necesitaban gente que conociera el rubro.

Aún así, como el régimen horario por decreto era de 36 horas, los empleados decidieron del mismo modo entrar a las 11.00 y quedarse hasta las 17.00, mientras que algunos continuaron con el horario habitual de 9.00 a 15.00. De este modo, durante la llamada “Era Scioli”, la gente se manejó con este nivel de desprolijidad.

Acorde a la letra escrita, la disponibilidad horaria de un jerárquico habilita a realizar tareas fuera del horario laboral sin derecho a tener una remuneración por horas extras. Esta regla tiene, no obstante, dos requisitos: debe ser por un período preestablecido de tiempo y sólo en caso de excepción. Nada de esto ocurrió durante el gobierno de Scioli, dado que todos cumplieron horarios excepcionales, sin motivo grave alguno, de forma indeterminada.  

Lamentablemente, la llegada de Cambiemos no implicó grandes cambios en la estructura jerárquica de la Contaduría General, por lo que tampoco existió el respeto al horario de 9.00 a 15.00 que establece el decreto 2127/92.

Al momento de asumir, el contador Baleztena realizó reuniones con el personal en las que prometió y cumplió con un mayor número de cargos para delegados y subdirectores, designando gente de carrera en puestos claves, tal y como lo pedían los trabajadores.

Resultó llamativo, en ese escenario, que luego haya decidido que el personal debiera quedarse desde las 8.30 hasta las 17.00, incrementando ilegalmente las horas de trabajo, sin que ello implique cambio alguno en la remuneración de los trabajadores. En la nota aduce problemas con el SIGAF, dejando entrever que sólo sería hasta que el sistema comience a funcionar. Esto resulta como mínimo inconveniente, dado que resolver los problemas de un sistema que aún está lejos de funcionar como corresponde, puede tardar un año o diez. Otra vez, el tiempo no ha sido preestablecido.

Por alguna extraña razón, los sindicatos parecieran brillar por su ausencia entre tanto manoseo al trabajador. Según supo REALPOLITIK, el sindicato que posee mayoría de afiliados también se encuentra rodeado de denuncias por pedidos de coimas.

Un caso paradigmático es el de una empleada, jubilada a la fecha, cuya identidad fue reservado por pedido suyo, quien al momento de ganar una jefatura como premio a un impecable desempeño durante años, el representante sindical de APOC de nombre Pedro le ordenó que debía pasarle la diferencia monetaria entre el actual cargo y el de jefa durante un año, en concepto de agradecimiento. El hostigamiento continuó hasta que la trabajadora lo amenazó con hacer la denuncia. Así, entre ausencias y pedidos de coimas, se desliza entre las sombras el paradigmático sindicato.

De este modo, los trabajadores de la Contaduría General quedan relegados a su suerte, ajenos a la protección de sus jefes o sus sindicatos, cumpliendo horas de más sin que nadie les reconozca el salario correspondiente.  (www.REALPOLITIK.com.ar)


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