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18 de diciembre de 2018 | Provincia

Cajoneados hasta nuevo aviso

Por orden de Lacunza, la provincia paralizó todos los expedientes que afecten al presupuesto

Por falta de dinero físico, el ministro de Hacienda decidió suspender los actos administrativos que impliquen erogaciones de cualquier tipo.

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Juan Sanguinetti, con estudios en la universidad Torcuato Di Tella y el Banco Interamericano de Desarrollo, podría haberlo anticipado. Pero no lo hizo. Al flamante subsecretario de Hacienda de la provincia de Buenos Aires de poco y nada le sirvió su experiencia como investigador, director provincial de Deuda y Crédito Público y jefe de asesores. Todo fue en vano. Cumplió con la misma conducta que todos sus mucho más inexpertos antecesores: Al igual que los bomberos, solo corrió cuando el fuego ya se había iniciado. Cuando ya era demasiado tarde.

Incluso en la secretaría de Hacienda bonaerense, ubicada en la calle 8 entre 45 y 46, lo admiten sus empleadas. “Todos sabíamos que la provincia se estaba quedando sin dinero físico, y que llegarían a diciembre con las cajas vacías. Pero nadie hizo nada. Vieron venir el tsunami y se quedaron quietitos, como si esperaran que la ola se achique o simplemente desaparezca”, confesaron.

Cuando REALPOLITIK se acercó a la secretaría, fue atendido entre los molinetes, sin poder acceder a ninguna oficina. Aún así, el mensaje fue contundente: “Nos ordenaron que paralicemos todos los expedientes. Sólo salieron algunos concursos. Todo lo demás, recategorizaciones, movimientos, traslados, retiros voluntarios, está parado. No sabemos cuándo volverán a moverse”.

La orden de Hernán Lacunza habría sido terminante. Cualquier papel, por pequeño que sea, que implique un impacto en el presupuesto, queda archivado. Con la promesa de María Eugenia Vidal de un bono de 7 mil pesos para el 20 de diciembre, se acabó lo poco que quedaba.

La provincia atraviesa las últimas semanas del año en piloto automático. Incluso se rumoreó que el ministro habría reunido de los DGA bonaerenses para pedirles que intervengan frente a los movimientos sociales, que eviten a toda costa los conflictos de fin de año.

Así, mientras los directores generales de administración negocian a contrarreloj para lograr unas fiestas en paz, extraño cometido en un país acostumbrado a las navidades violentas, Lacunza ordenó una medida que difícilmente ayude en la tarea: Cajonear todos los expedientes. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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