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31 de diciembre de 2018 | Municipales

Los multimillonarios de la basura

La Plata: Gracias al kirchnerismo, ESUR controlará la limpieza por ocho años más

En el marco de una votación polémica, el 2017 dejó entrever una supuesta maniobra de retornos en la renovación del contrato entre ESUR y la municipalidad de La Plata. Ahora, un nuevo y leonino convenio otorga concesiones a la empresa durante ocho años más, afectando directamente los intereses de los platenses.

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La sesión elegida para votar la extensión del contrato por ocho años más se dio entre gallos y medianoche, junto al presupuesto municipal del año entrante, que terminó acaparando toda la atención. Aquel día, más de uno quedó sorprendido por la forma en la que el oficialismo terminó por aprobar este increíble acuerdo económico y político que se extenderá por ocho años y condicionará al próximo intendente de La Plata: contó con el respaldo total del bloque K, integrado por Victoria Tolosa Paz, Gastón Castagneto, Norberto Gómez, Ana Castagneto y Cristian Vander.

Los manejos de la empresa que preside Ricardo Molina y tiene a Juan Terruli como uno de sus principales operadores, no son nuevos sino que datan de hace muchos años. Han sido numerosas las gestiones comunales que han tenido que lidiar con los manejos poco claros y los aprietes de una empresa empoderada con algo tan simple y básico como es el control de los residuos de los vecinos platenses.

El 60 por ciento del presupuesto de la municipalidad de La Plata está destinado a mantener el sistema de recolección. Es, obviamente, el costo más alto al que debe hacer frente el municipio en un momento delicado para las arcas de la comuna.

EL “FUNCIONAMIENTO”

Dentro de la complejidad que implica mantener limpia toda una ciudad, ESUR utiliza parámetros para medir su trabajo de manera sencilla pero a la vez engañosa. Básicamente, la empresa cobra por cada cuadra recolectada con el clásico camión de basura. Es decir, se establece una tasa por cuadra y, en base a la cantidad total, se fija un precio para la licitación.

Con el paso del tiempo, este servicio se ha ido expandiendo por razones lógicas: los barrios crecen, se crean nuevas calles y surgen otras demandas y necesidades por parte de los vecinos.

Pero ESUR no solo contabiliza en su contrato a las calles por las cuales pasa solo una vez por semana sino que además de eso practica lo que dentro de la empresa se conoce como “achique”; es decir, los recolectores que viajan en el camión recorren cuadras a pie, trasladando bolsas hasta las esquinas, para evitarle trabajo a los camiones. En ese “achique” ocurre lo obvio: las bolsas se rompen, las comen los perros, quedan tiradas, luego son pateadas, pisadas y un largo etcétera, muchas veces colaborando más con la suciedad que con la limpieza.

Lo que la empresa no cuenta es que gracias a ese “achique”, genera dinero sin prestar el servicio adecuado, maximizando sus ganancias y poniendo al vecino como rehén. Los motivos son evidentes: por “x” cantidad de cuadras, existen “x” cantidad de trabajadores asignados a esa tarea, entonces, al final de la maniobra, ESUR cobra combustible que no gasta, camiones que no pone en circulación y empleados que en realidad no desempeñan tarea alguna.

Por otro lado, en un acuerdo sin antecedentes, el municipio otorgó el total control de la basura a ESUR brindándole además escuadrones completos de cooperativas que, dicho sea de paso, cobran un sueldo significativamente inferior al de los trabajadores sindicalizados que desempeñan tarea oficialmente en la empresa. Se trata de un esquema que fue avalado por Unidad Ciudadana pero que claramente debería reverse: el de los trabajadores en blanco que están contemplados en el pliego pero que en la práctica están precarizados.

EL ROL DE LAS COOPERATIVAS

Como dijimos, gran parte del trabajo que debería llevar adelante ESUR, como por ejemplo el clásico barrido y limpieza, hoy está cubierto en buena medida por el rol de las cooperativas. Y no solo eso: muchísimos vecinos que viven en calles de tierra pagan por este servicio cuando en realidad no existe, debido a que viven en calles donde no hay cordón cuneta. Este es otro guiño del municipio a la polémica empresa de la basura.

Existen otras aristas en esta historia, como es el caso de los contenedores, que implican un negocio aparte. Pero sin lugar a dudas, la parte más polémica se centra en el trabajo posterior a la recolección.

La empresa cobra por los kilómetros que cada uno de los camiones hace para llevar la basura a un destino final. Se calcula que cada vehículo puede transportar alrededor de 8 toneladas de basura, y que cada tonelada se cobra en moneda estadounidense (algo más de 22 dólares cada una).

De lo antedicho se desprende que la empresa históricamente ha incumplido con todos los contratos firmados con los gobiernos de la capital bonaerense, incluso cada vez que promete comprar camiones nuevos pero solo se limita a “arreglar” los viejos y “vestirlos” con un ploteo elegante para la foto. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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