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20 de enero de 2019 | Cultura

Apostillas del rock nacional

23 años de una polémica ridícula: Charly García y las drogas sin sol

El verano de 1996 se conmovió ante la posibilidad de que Charly García fuera a la cárcel. Lo acusaron de “apología del delito” por proferir su recordada proclama en un recital de Villa Gesell. Finalmente quedó libre, no así el juez que lo imputó. 

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por:
Juan Provéndola

En enero de 1996 los principales medios de comunicación argentinos atendían con obsesión los incendios en Bariloche y las críticas que por ellos recibía María Julia Alsogaray, secretaría de Recursos Naturales del menemismo. 

Pero hubo una noticia que por unos días desvió la atención periodística de aquel verano: “¿Charly García preso?”, preguntaba Crónica con la tipografía y música características de sus placas urgentes. 

El sábado 20 de enero, Charly García había ofrecido un show olvidable en el ex Autocine de Villa Gesell. Eran épocas donde sus demonios personales había alterado su enorme carrera artística, al punto que su nombre era común leerse no sólo en las páginas culturales, como también en las policiales.

Durante el concierto, Charly revoleó micrófonos, pateó bafles, se colgó de las torres de iluminación y hasta acusó a su guitarrista Carlos García López de inducirlo a las adicciones, generando que éste le propinara una trompada a la vista de todos. 

Pero cuando el público creía haberlo visto y escuchado todo, llegó una frase se volvería célebre: “Todo el que les dice ‘no’, es un enemigo. Sol sin drogas…. drogas sin sol. Déjenme de romper las pelotas”. A partir de entonces el recital quedó en un segundo plano porque se impuso otra noticia: García automáticamente era procesado por “apología del delito”.

El gobierno de la provincia de Buenos Aires, a través de su subsecretaría de Adicciones, había iniciado ese verano de 1996 una campaña denominada “Sol sin drogas”. La cara de la promoción estatal contra el uso de estupefacientes fue la de Diego Maradona, aunque para la mala fortuna de los creativos publicitarios en el medio se les cruzó el peor Charly García de la historia y la campaña quedó reducida al ridículo. 

La mofa de García le valió un procesamiento que lo exponía a la posibilidad de ir a la cárcel entre dos y seis años. La acusación provino de Hernán Bernasconi, un juez de la ciudad de Dolores (el epicentro judicial de gran parte de la zona balnearia bonaerense) que luego fue condenado por “falsedad ideológica”: le imputaron armar causas a personalidades famosas para obtener visibilidad pública, tal como ocurrió con el recordado caso Coppola

García se trasladó hacia Dolores en un vuelo privado y luego fue escoltado por un férreo operativo policial. Ensayó unas disculpas explicando que “lo mío fue un chiste en una noche difícil, en cambio esa campaña de ‘Sol sin drogas’ es triste, porque desnuda la hipocresía de querer resolver un problema grave con una frasecita”. Su comparecencia duró apenas una hora y luego se retiró, nuevamente libre.

El procesamiento de Charly fue un claro ejemplo de estas judicializaciones delirantes, ya que logró la absolución el mismo día que se presentó a declarar. Es decir: se lo acusó de algo, fue a decir lo suyo… y eso bastó para “limpiar el buen nombre y honor”. 

Aunque en el medio, claro, la noticia fue comidilla de escándalos y contertulios ridículos. Como los que azuzaron los medios necesitados de noticias. O el seguimiento de espionaje que a partir de la frase le dedicó la dirección de Inteligencia de la Policía de la provincia de Buenos Aires.

Así lo admitió públicamente Alejandro Pérez Cárrega, el subsecretario de Seguridad bonaerense. “Para saber por qué Charly García es sospechoso, no hace falta más que ver sus recitales”, declaraba Pérez Cárrega ante la prensa. “Buscamos testigos, pedimos copias de los casetes y videos donde está registrado lo que dijo”. En efecto, en los archivos de la DIPPBA (hoy custodiados por la Comisión Provincial por la Memoria), aparece un legajo cuya carátula dice: “Asunto: Apología del delito. Charly García (músico y cantante de rock)”, con fecha de enero y febrero de 1996.

La carpeta se compone de unos pocos documentos pero de muchos recortes periodísticos, en varios de los cuales se relevaba el único “éxito” de las tareas de espionaje: la detención de un allegado al músico que había sido encontrado con marihuana y pastillas de éxtasis (droga aparecida ese verano), pero que horas después fue liberado por el propio juez Bernasconi. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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