Por su semejanza con la gestión de Maduro, el mercado busca un reemplazante para Macri

La cuenta es sencilla: tanto Macri como Maduro tuvieron un desempeño similar: 10 por ciento de reducción del PBI anual. En definitiva, quienes se proclamaron como los únicos capaces de evitar que la Argentina se convirtiera en Venezuela han conseguido desmoronar la economía de manera equiparable, por no hablar de las similitudes en la reducción porcentual del salario en dólares. Y si bien los números de inflación de Macri no se acercan todavía a los de Maduro, ha conseguido instalar a nuestro país en un expectante cuarto puesto, compartido con Irán (48 por ciento), detrás de Venezuela (2,5 millones por ciento), Sudán del Sur (99,4 por ciento) y Sudán (64 por ciento). Claro que lo de Mauricio es mucho más meritorio, ya que en su caso no ha sufrido bloqueos, guerras civiles ni étnicas, ni siquiera pestes o terremotos. Le bastó con armar “el mejor equipo de los últimos cincuenta años”. 

Esta descripción irónica de la perfomance de Mauricio Macri no genera sonrisas, sino una profunda preocupación, dentro del mercado financiero internacional. En un reciente artículo publicado por la Revista Forbes, el periodista económico Kenneth Rapoza afirmó: “Es difícil imaginar una situación más delicada en Argentina que esta. El próximo presidente tiene el mayor préstamo del Fondo Monetario Internacional en la historia del organismo. La suspensión de pagos literalmente cerraría a Argentina para negocios, y seguramente de prestamistas internacionales. La deuda va en aumento. La economía se está reduciendo una vez más este año con quizás un parpadeo en el monitor cardíaco en 2020”.

Y, por si no bastara este diagnóstico, concluyó: “Los inversores están empezando a considerar la vida sin Mauricio Macri, el empresario de Buenos Aires que prometió salvar a Argentina del kirchnerismo solo para luego anunciar el regreso del Fondo Monetario Internacional, la institución más odiada de América, si no del mundo".

Respecto de las alternativas políticas evaluadas por los mercados internacionales, Rapoza aseguró que “los inversionistas en el mercado de bonos de alto rendimiento de Argentina están mirando quién podría reemplazar al presidente Macri si no es la propia Cristina Kirchner. Pero una cosa es cierta, no importa quién gane, el FMI se queda. Si Cristina gana y los echa en un incumplimiento, la economía de Argentina vuelve a caer en una recesión en 2020”. Para el editorialista, la única que tiene asegurado su cargo es Christine Lagarde, “la ministra de facto de Finanzas y banca central de Argentina”. Y aseguró que los financistas hacen votos porque sea el turno del “peronismo moderado”, en el que “un tercio de la población ha puesto sus expectativas”.

El análisis de Forbes sobre la desconfianza del mercado sobre el futuro de los bonos soberanos y de la economía argentina en caso de que la polarización tuviera éxito y que Mauricio Macri o Cristina Fernández de Kirchner se consagraran vencedores, y uno por falta de capacidad y la otra por falta de voluntad política consiguieran mantener su cotización, encontró su correlato en un rumor que circuló insistentemente este miércoles por la city porteña, que afirma que la presión ejercida por el presidente Macri y su valido, el jefe de Gabinete Marcos Peña Braun sobre María Eugenia Vidal para conseguir que desistiera de anticipar las elecciones provinciales no se habría debido a celos o a la necesidad de componer una boleta larga para absorber parte de los votos de la gobernadora -las explicaciones más habituales entre los analistas políticos por estos días-, ni, mucho menos, a la decisión de ahorrar a la provincia la duplicación del costo electoral, sino al temor de que la incertidumbre sobre el resultado de la puja provincial podría motivar una corrida desesperada hacia el dólar para asegurar capital ante el riesgo de una derrota oficialista.

Las fuentes sobre las que se sostuvo esa explicación no están relacionadas precisamente con el cristinismo, sino que proceden de algunos de los economistas más populares en el mercado financiero argentino, como Javier Milei, Diego Giacomini o Juan Carlos De Pablo, quienes diagnosticaron un inminente “riesgo cambiario” durante el primer semestre de este año. A esos pronósticos desalentadores se sumó hace algunas horas el propio Domingo Felipe Cavallo, quien aseguró que: “Si en algún momento, por la razón que fuere, el tipo de cambio perforara el techo de la zona de no intervención, la venta de divisas del Banco Central estaría restringida cuantitativamente, tal como aparece comprometida ante el FMI”.

Tales pronósticos cayeron como balde de agua fría en el gobierno de Cambiemos, ya que ponen en duda la viabilidad de su estrategia de mantener el dólar lo más planchado posible hasta las elecciones presidenciales. Sin contar con herramientas financieras concretas, al estar virtualmente intervenidos el ministerio de Economía y el Banco Central por el FMI -tal como sostiene Forbes- sólo le queda apelar a decisiones políticas para mantener al enfermo estable hasta entonces. Por esa razón la decisión de evitar el desdoblamiento en todas las provincias que controla. Sin embargo, son más aquellas en las que no lo hace y en las que se auguran amargos resultados para el oficialismo en los próximos meses, por lo que el tratamiento podría fracasar y las advertencias de los economistas liberales volverse una realidad que eche por tierra las ilusiones reelectorales de Cambiemos. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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