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Sospechosos vuelos nocturnos exponen a denunciado testaferro K
El aeropuerto de San Fernando ha sido testigo privilegiado de algunos de los más llamativos capítulos del libro de la corrupción. Desde allí, por ejemplo, partieron los vuelos de Lázaro Báez en su Lear Jet 35A, matrícula LV-BPL, de ocho plazas para pasajeros y dos para pilotos, hacia Río Gallegos y Uruguay, trasladando bolsos con dinero...
Fue en el mismo aeropuerto donde, finalmente, el juez Sebastián Casanello situó al epicentro de las actividades delictivas. Desde allí partió otro Lear Jet 35A con bolsos de dinero hasta que, seguros de que la Justicia lo había identificado, lo incendiaron intencionalmente en el 2015 y luego cobraron el seguro de 1.3 millones de dólares. Fue justamente entre sus hangares donde arrestaron a Báez y a su contador, Daniel Pérez Gadín, tres días antes de que tuviera que declarar en Tribunales por considerar que existía “riesgo de fuga”.
El avión de la discordia, el que no se prendió fuego, corrió la misma suerte que el yate de 1 millón de dólares de Ricardo Jaime. Fue secuestrado por las fuerzas de seguridad y ploteado con el lema “Vehículo recuperado de la corrupción”, y ahora despierta aplausos de aquellos que lo ven, semi abandonado, en un galpón blanco del aeropuerto.
Acaso el mismo destino debiera correr el avión particular utilizado por Sebastián Eskenazi, acusado de testaferro del matrimonio entre Néstor y Cristina Kirchner en la maniobra de vaciamiento de YPF. El vehículo, cuya matrícula es PRV-LVFKY, describió durante la década ganada numerosos viajes desde y hacia Uruguay. Llamativamente, entre 1998 y el 2002 realizó 56 vuelos, la enorme mayoría a Montevideo, aunque también se registran otros a Miami, París, Nueva York y Frankfurt. Desde la llegada de Néstor Kirchner al poder, en el año 2003, hasta la caída de Cristina Fernández en el 2015, se dispararon sus escapadas, habiendo salido del país en aviones privados unas 300 veces.
Durante la investigación llamada “Ruta del dinero K”, el financista Federico Elaskar aseguró que el dinero que Báez giraba al exterior salía hacia Uruguay en el Learjet del empresario, habitualmente del aeropuerto de San Fernando, aunque también se utilizaba con asiduidad el aeroparque metropolitano Jorge Newbery. Como detalle de color, agregó que “la plata volaba de noche”. Llama la atención la casualidad: la mayoría de los vuelos de Eskenazi se registran entre las 19.00 y las 7.00 de la mañana. De noche.
Acorde a los manifiestos de vuelo investigados por REALPOLITIK, en numerosas ocasiones Eskenazi omite declarar su destino. No especifica con claridad hacia dónde va, o incluso de dónde viene.
Según fuentes del propio aeropuerto de San Fernando, “la mayoría de los corruptos elegían éste cruce porque acá todo se arregla con plata, podés llevar algo que no corresponda en el interior del avión y a veces el oficial encargado ni siquiera mira, simplemente te entrega un formulario y lo llenás vos con la información que querés, nadie chequea nada”.
Esto pareciera ser ratificado por la documentación del propio Eskenazi, a quien la oficina de Migraciones pareciera no querer molestarlo con demasiadas preguntas. En numerosas ocasiones, el casillero que especifica el propósito del cruce simplemente fue llenado con un enigmático “Sin categoría”.
Tan compenetrados parecieran haber estado con la orden de no perturbar la paz del integrante del polémico Grupo Petersen y ex CEO de YPF, que ni siquiera le preguntaron su ocupación. En todos los casos figura “sin profesión”.
No son pocos los datos que apuntan a que Eskenazi en efecto, habría realizado numerosos “vuelos fantasma”. Las casualidades son tantas que hasta resulta inverosímil no atarlo al destino de los Báez o los Jaime. Un empresario polémico, acusado de haber sido parte del vaciamiento de la empresa estatal de la que fue CEO, partiendo sin destino declarado en un avión privado desde el mismo aeropuerto del que salían los aviones de los bolsos de la corrupción a la que se lo vincula.
A pesar de que sus estadías en Uruguay, usualmente, se estiraban durante sesenta días, en otros destinos, algunos incluso más alejados y con numerosas horas de vuelo, como Italia o Estados Unidos, su permanencia se reducía a cero. Viajaba desde Argentina a Italia para estar allí menos de un día y volver. Lo mismo a Brasil o, lo que resulta aún más preocupante, al paraíso fiscal de Bahamas, destino al que visitó por última vez en el mes de julio de 2018, otra vez por cero días. Fue, cumplió con un trámite y volvió.
Curiosidades de la historia, además de Báez y Eskenazi sólo hubo otro célebre argentino que utilizaba con asiduidad el aeropuerto de San Fernando: Jorge “Corcho” Rodríguez. El ex de Susana Giménez y actual pareja de Verónica Lozano, utilizaba el mismo tipo de avión privado para trasladar a los ejecutivos de Odebrecht, el conglomerado brasileño que se erigió como el máximo símbolo de la corrupción en la obra pública de Sudamérica.
Cualquier similitud con la investigación de “los bolsos”, posiblemente, no sea coincidencia. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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