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9 de febrero de 2019 | Interior

Cambiemos no paga genuflexos

Mario Negri no pudo sacar rédito de su obediencia

Todos los gestos de sumisión, todo el respaldo incondicional que el radical desplegó a lo largo de los más de tres años de gobierno de Cambiemos, todas las presiones ejercidas por Mauricio Macri y Rogelio Frigerio no resultaron suficientes para convertirlo en candidato único de la alianza gobernante nacional en la provincia de Córdoba.

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En efecto, tal como ocurrió algunos días atrás en Mendoza, ahora los radicales cordobeses, liderados por el intendente de la ciudad de Córdoba, Ramón Mestre, desoyeron las razones e, incluso, las amenazas, procedentes de la Casa Rosada e impusieron al gobierno nacional la realización de internas para definir las listas de Cambiemos en la provincia mediterránea. Lo mismo sucedió con Gerardo Morales en Jujuy, quien, silenciosamente, fue tomando distancias del gobierno nacional y adelantó las elecciones provinciales.

El gobierno nacional honró su acuerdo con Mario Negri hasta donde pudo. Aceptó reservarle el primer lugar en una fórmula de unidad, acompañado por el ex árbitro Jorge Baldassi -quien declinó su propia candidatura a gobernador, ya que sus números eran menores-, y dilató la conformación de la alianza Cambiemos en Córdoba hasta el límite de lo razonable, ejerciendo todo tipo de presión sobre los radicales “rebeldes”. Pero tanto tensó la cuerda que estuvo a punto de hacer saltar esa alianza por los aires, por lo que finalmente el presidente del Pro Cordobés, Darío Capitani, debió salir a anunciar que “Cambiemos está constituido, con las firmas del radicalismo, el Pro y el Frente Cívico", previo acuerdo de la realización de internas para la candidatura a la gobernación entre Ramón Mestre y Mario Negri, fijadas para el 19 de marzo.

La noticia implica una enorme victoria del radicalismo sobre el Pro y los radicales Pro, así como también la confirmación de la creciente debilidad del presidente Macri para imponer su estrategia electoral.

Y es que, a lo largo del país, se escuchan cada vez más voces del radicalismo que no sólo exigen una mayor participación de sus cuadros en las listas, sino también en los cargos de gestión, e incluso insisten en tratar de imponer una interna entre Mauricio Macri y un cuadro del radicalismo (¿Martín Lousteau?) para definir al próximo candidato a presidente de la alianza.

Es que en el radicalismo están convencidos de que Cambiemos tiene grandes posibilidades de reelegir, pero creen que la sociedad exige un recambio, ya que la figura de Macri está muy desgastada y el 65 por ciento de la población reprueba su gestión.

Por esa razón están dispuestos a jugar fuerte. Ya lo hicieron en Mendoza y en Jujuy, y ahora Córdoba se convierte en el tercer capítulo. Para todos está en claro que ir en una lista larga con Mauricio Macri en elecciones unificadas significa saltar al mar con un salvavidas de plomo. Y nadie está dispuesto a sacrificarse por un jefe político que relegó al radicalismo prácticamente de todo cargo significativo de gestión.

Al fin y al cabo, la experiencia de esta última semana permitió confirmar que los que le hicieron frente al gobierno nacional salieron ganando, mientras que los que se sometieron, como la gobernadora María Eugenia Vidal, han plantado grandes nubarrones sobre su futuro político. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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