Ciberseguridad, ¿estamos a salvo en la red?

Realizar la compra diaria, hacer gestiones bancarias o comunicarnos con nuestra familia o amigos han dado un giro drástico en la manera de llevarse a cabo, y todo ello tiene una explicación: la red de redes. Aunque lo cierto es que cualquier avance también trae consigo algún quebradero de cabeza en cuanto a seguridad se refiere. 

El grueso de la población mundial permanece conectado de manera permanente a internet, con los riesgos que eso trae consigo indirectamente para la privacidad de cada individuo finalista. Es un asunto que no debemos pasar por alto, ya que ahora los delincuentes priman su operativa en todo lo relacionado con internet, para así poder sacar rédito de los fallos existentes en el sistema. Esto es un fenómeno que se produce a nivel internacional, pero es en Latinoamérica donde los datos de ataques por parte de “ciberdelicuentes” son más alarmantes.

Un reciente informe, redactado por la empresa de seguridad online Kaspersky, concluye que entre enero y agosto del año 2017 se produjeron 677 millones de ataques informáticos en la zona señalada, es decir, un ataque cada 33 segundos. Este alarmante dato indica hasta qué punto el usuario ve expuesto sus datos personales y financieros. 

Todos estos hackers intentan con sus acciones obtener el mayor beneficio posible, y para ello tienen claro que las entidades bancarias deben estar en el número uno de su lista de objetivos. En una economía tan globalizada como la de hoy, todos nuestros datos bancarios pueden ser usurpados sin nuestro conocimiento con los trastornos que esto acarrearía en nuestras vidas. Pero no solo los bancos están en el punto de mira. Año tras año aumenta el consumo de plataformas online de juegos azar, es ahí también en estos casinos interactivos donde los ciberdelicuentes marcan una equis como objetivo goloso de sus acciones.

Aunque estas actuaciones pueden ser muy diversas, existen dos tipos de prácticas que destacan por encima del resto por su volumen y su eficacia: el phishing y el cryptojacking. El primero de ellos se centra en la suplantación del individuo a través de la red, para así poder sacar de manera fácil todos sus datos personales. En cambio, el segundo hace referencia al uso de tu dispositivo virtual como servidor para la obtención de criptomonedas y así obtener un beneficio económico directo. 

Debemos tener cuidado a la hora de navegar por sitios webs de escasa visibilidad, ya que en ellos los hackers aprovechan para realizar malas praxis a los usuarios que, sin saberlo, están siendo víctimas de prácticas que les pueden acarrear un grave perjuicio en el presente y en un futuro cercano. 

Se debe poner especial foco en Latinoamérica, donde más se están produciendo estas malas prácticas. Por lo pronto, si llevamos a cabo unas simples medidas de seguridad, podemos evitar a nivel usuario que seamos víctimas de estas nuevas modalidades de delitos. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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