Miles de comercios bajan sus persianas en territorio bonaerense

La economía sin lugar a dudas no sólo es una deuda del macrismo, sino una materia pendiente incluso previo al gobierno de Cambiemos. Si bien se anunciaron hace algunas horas la baja de impuestos para las Pymes que subsisten como pueden, los comercios no paran de bajar sus persianas para nunca más volver a abrirlas.

Algunos hablan de una situación difícil, otros de una realidad irreversible, y esperan hasta el 11 de diciembre cuando asuma un nuevo gobierno. Lo cierto es que actualmente la mayoría de los locales comerciales de la provincia de Buenos Aires tienen carteles que, en los mejores casos, hablan de remate por cierre y, en aquellos más dañados, ya cuelga la publicidad de alguna inmobiliaria que invita a su alquiler.

Los números son realmente impactantes, máxime si se piensa que no tienen que ver con un rubro determinado, sino con una crisis similar a una avalancha. En La Plata, capital bonaerense, sólo en enero y lo que va de febrero, han cerrado sus persianas más de ochenta comercios que no pudieron soportar esa infalible receta que del FMI se impulsa tarifas casi impagables, una inflación imparable y una recesión cuyo final aún se ignora. 

Por su parte, tanto el Conurbano como la Capital Federal también se muestran fuertemente damnificados con respecto a este sector económico. Desde la ONG Defendamos Buenos Aires se elaboró un estudio impactante: según sus resultados, alrededor de 2536 comercios cerraron sus puertas en lo que va del año. Es decir, 82 negocios por día en la zona del AMBA.

Pero no sólo este efecto de una voraz economía open door se observa en las grandes urbes de la provincia, sino que sigue castigando a las zonas más alejadas de Buenos Aires. En Chacabuco, ciudad dirigida por el radical Víctor Aiola, se ha dado a conocer que fueron más de cien los locales que decidieron parar con el sufrimiento y bajar sus persianas en los últimos tres meses.

De la cuarta sección electoral podemos saltar a la sexta para comprender la preocupación existente entre los vecinos de Coronel Rosales, en donde el comercio como actividad económica revista un carácter central. En este sentido, el concejal Rodrigo Sartori elevó un pedido de informe para tener un numero certero de alta y baja de comercio, ante la visible realidad negativa que lleva a dueños a darse por vencidos.

En Tandil también se observa el problema del cierre de comercios, pero en este caso también preocupa la visión de la política. Por un lado, el secretario de Desarrollo Económico, Raúl Moyano, formuló en la memoria anual una baja de cuatrocientos comercios. Sin embargo, su par de la secretaría de Economía habló que el número apenas pasaría los trescientos, cuestión que de ninguna manera tranquiliza, pensando que incluso la tasa de cobrabilidad de la actividad económica de la localidad bajó en un 3 por ciento.

Finalmente es importante destacar que en Mar del Plata, termómetro provincial con respecto a la realidad social y económica,  desde el Sindicato de Comercio que conduce Guillermo Bianchi aseguraron que el turismo en enero fue poco y que aquellos que se acercaron a la ciudad balnearia lo hicieron por pocos días. Acerca de los ingresos en los negocios, el gremialista expresó que habían sido bajos y resaltó un informe realizado por la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP), que reveló que el 75 por ciento de los comerciantes vio disminuidas las ventas, un 15 las consideró iguales a las del año pasado y sólo fueron el 10 por ciento los que reflejaron una mejoría. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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