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Argentinidad al palo
¿Cuántos Marcelo D’Alessio hay en Argentina?
La aparición de un personaje digno de los cuentos del enorme Osvaldo Soriano, siempre resulta extraordinaria. Marcelo D'Alessio es, en suma, un personaje que reúne tantas características simultáneas que pareciera salido de una historia de ciencia ficción.
La aparición de un personaje digno de los cuentos del enorme Osvaldo Soriano, siempre resulta extraordinaria. Un personaje que parecería multi agencias part time en simultáneo, con placas de la DEA -y sin dudas trabajando para la misma-, con camperas FBI, con armas de alta gama más que de grueso calibre, algunas seguramente no registradas y otras autorizadas por el Grupo de Tareas del ex RENAR, con vehículos y motos que suman unos cuantos millones de dólares, resulta casi sorprendente.
Si además le sumamos que podríamos llamarlo Aloe Vera, por aquello de que a cada rato le encuentran nuevas propiedades –que ya suman mucho más de 10 millones de dólares-, que se pasea haciendo vaya a saber qué cosas por todos los recovecos de “Circo” Py o por la calle 25 de Mayo -AFI, ex SIDE y asociados-, como también por el palacio de justicia, le agrega más pimienta y comino al menú.
Un personaje que asiste y/o filma declaraciones testimoniales e indagatorias junto a sus graciosas señorías y sus beneméritos fiscales, que habla de los principales operadores judiciales del presidente Mauricio Macri o de la señora ministra de la “Inseguridad” nacional y toda su troupe, incluyendo a su señor marido o concubino traficante de influencias y otras cuestiones, como si fuera amigo íntimo y personal de todos ellos, resulta, como diría el Indio Solari, verdaderamente encantador.
Un personaje que dice ser abogado pero resulta que no está matriculado, que manifiesta tener ciudadanía norteamericana cuando “su” embajada manifiesta públicamente que no presta ningún tipo de servicios ni para la DEA ni ninguna de sus agencias, resulta también por demás gracioso. Y que encima una de las ministras del gobierno diga que va a querellar a quienes afirmaron que trabajó para la misma, resulta simplemente patético ya que nadie habló de dependencia laboral sino del cobro mensual, aparentemente de 200 mil pesos (algo menos que un juez federal, of course).
Claro que los vínculos supuestamente periodísticos de este personaje con Santoro de Magnetto, escribiendo artículos para el medio periodístico y político, o participando de los programas de Animales Sueltos y pagos por varios servicios, nos haría que le preguntáramos a Osvaldo Soriano: “Gordo querido, ¿no se te fue la mano con la imaginación de semejante personaje?”
Pero bueno, hay quienes nos hablan de la incontinencia verbal de los consumos de clorhidrato de cocaína, y quienes nos cuentan en forma setentista “un cachetazo para que hable y diez para que se calle”, como estarán pensando muchos de los aludidos por el personaje en cuestión.
Pero el tema más que preocupante, es que alguien muy seriamente e informado nos cuenta que habría en la Argentina unos cien operadores o buchones que prestan servicios part time para, valga la redundancia, distintos servicios de inteligencia locales y también al mismo tiempo agencias internacionales, cuestiones que resumen una verdadera catarata de distintos tipos de delitos de acción pública, violando leyes de seguridad interior, de la democracia, y obviamente del Código Penal de la Nación Argentina. Cuestión que habilita volver a escribir del tema en muy próximas ocasiones.
(*) Jorge O. Rodríguez. Economista (UBA). Analista de Seguridad, Narcotráfico y Delitos Complejos. Correo electrónico: jorrod03@yahoo.com.ar.
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