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20 de febrero de 2019 | Nacionales

Dolor de cabeza para Macri

Con Lousteau a la cabeza, la UCR se debate entre seguir en Cambiemos o apostar a una tercera vía

Hace unos días lo advertimos. La decisión de Mauricio Macri de invitar a Martín Lousteau a su viaje oficial a la India podría volverse en su contra. 

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No había sido un gesto gratuito, sino la respuesta a la firme posición del radicalismo de discutir poder en el interior de la alianza Cambiemos que ya había conseguido arrancarle internas en la mayoría de los distritos y adelantar las elecciones en las provincias que controla. 

Macri quería mostrarle al mundo imágenes incuestionables de que Lousteau –o sea, el radicalismo- continuaba bajo su ala, pero no se daba cuenta del riesgo que corría, ya que Martín Lousteau podría aprovechar la jugada en su beneficio, para formular críticas y desacuerdos frente a la platea internacional y, así, promover su propia candidatura. 

Tal como lo anticipábamos, Lousteau no podría haber encontrado mejor –aunque involuntario- jefe de campaña. Bastaron apenas un par de días, y una paliza electoral en La Pampa, para que el radicalismo saliera a mostrar sus garras. Apenas unas horas después de la paliza que le inflingió Daniel Kroneberger (UCR) a Carlos Mac Allister (Pro), Marcos Peña obligó al presidente del partido y precandidato a gobernador por el Pro en Santa Fe, Federico Angelini, a dar de baja su candidatura, consagrando de ese modo la del radical José Corral. Pero esto era apenas tratar de curar un tumor con una aspirina. Y, como sabemos, los tumores no se curan con aspirinas, y –algo que el Pro parece ignorar- los radicales también leen las encuestas y miden el humor social. Y ambos indicadores pronostican un oscuro horizonte para el Pro en las elecciones 2019.

El primero en mojarle la oreja al gobierno nacional fue el intendente de Córdoba Capital y precandidato a gobernador por la UCR, Ramón Mestre (h) en una interna que el oficialismo nacional no quería pero no tuvo más remedio que aceptar frente al delfín de la Casa Rosada –el también radical Mario Negri-. Sobre el cierre de la presentación de listas para la elección provincial, Mestre anunció que el candidato por la sucesión en su intendencia será nada menos que Diego de Loredo, político cordobés públicamente enfrentado con Marcos Peña Braun, utilizando el slogan más exitoso del radicalismo en los últimos 25 años: “No hay que tener miedo a las internas abiertas”. 

La frase que Mestre pronunció en Córdoba rápidamente replicó en la India, pero quien la pronunció allí no fue un intendente cordobés, sino quien, a todas luces, es la gran esperanza del radicalismo frente a la próxima contienda presidencial, Martín Lousteau. “No debería haber miedo a competir en las PASO”, se despachó, y no en privado, sino nada menos que en una entrevista concedida a Clarín. Si bien Lousteau aseguró que no tiene tomada “ninguna decisión” sobre una eventual precandidatura presidencial, es sabido que la idea fue lanzada por el presidente del comité nacional , el gobernador mendocino Alfredo Cornejo, con el argumento de que un mayor protagonismo del radicalismo en la alianza Cambiemos sería la mejor barrera de contención para evitar el “voto decepción” que inspira el Pro y que amenaza el futuro electoral de la alianza gobernante.

Lousteau le aconsejó al gobierno nacional “mayor amplitud” en su propuesta electoral “para no volver al pasado”, y recomendó –siguiendo la línea del comité nacional de la UCR- la realización de internas en todos los distritos, incluida la provincia de Buenos Aires, ya que la victoria de Kroneberger en La Pampa “demuestra que en una coalición siempre es bueno que haya primarias”. “En varios lugares del país hay gran parte de la sociedad que piensa distinto del Pro. Es bueno que una Coalición que tiene distintas partes le permita a la sociedad manifestar cuáles son los matices”, remató.

Si bien explícitamente Lousteau aseguró que la posición del radicalismo no es jugar por afuera de Cambiemos, sino debatir “cuál es la mejor contribución que puede hacer el partido dentro de una coalición”, llamativamente citó a Emilio Monzó, quien participa de uno de sus últimos viajes como miembro del espacio de Cambiemos, para criticar la miopía del gobierno nacional sobre una realidad social desoladora, que es sistemáticamente ignorada en los discursos oficiales: “Emilio tiene una frase que me gusta mucho. Él dice: ‘La política es el arte de entender las necesidades del otro, porque las propias ya las sabés’. Y tiene razón: si te encerrás, no lo lográs”.

La referencia a Monzó, un hombre cercano al massismo, no parece ser una mención azarosa. ¿Será tal vez una señal para el tendido de un puente con el peronismo federal, para intentar dar curso a esa “tercera vía” que reclama el 55 por ciento de la sociedad y no llega a concretarse? Recordemos que dos meses atrás Ricardo Alfonsín propuso que la Alternativa Federal se ampliara a un armado multipartidario, y esa sugerencia contó con el respaldo del gobernador santafesino Miguel Lifschitz. Alfonsín, además, se permitió postular como candidato de la UCR para una eventual interna abierta a Martín Lousteau

Las conversaciones no avanzaron demasiado, pero la idea quedó rondando, y hoy día, advirtiendo cierto estancamiento de Alternativa, varios gobernadores han recompuesto su relación con Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, la creación de una tercera opción continúa flotando en el aire, y ha sido Lifschitz precisamente quien, en los últimos días, ha sugerido la creación de un espacio ya no peronista sino pluripartidario, desde donde enmarcar ese armado tras la candidatura de Roberto Lavagna. Sin embargo, es sabido que Lavagna no se ha probado aún el traje de candidato y que la creación de una alternativa a la polarización entre Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner seduce a la mayoría de los argentinos. 

¿Se animará la UCR a salir de la comodidad de Cambiemos, para construir y competir por la candidatura de un tercer espacio compartido con el peronismo federal y el socialismo? Al día de hoy es difícil formular algún vaticinio, pero resulta cada vez más evidente que mientras la mayor parte de la sociedad argentina desespera por salir de la grieta, tanto el gobierno como el cristinismo insisten en hacer oídos sordos frente a ese reclamo, en atención a los réditos que esa actitud les ha redituado durante la última década. 

En este punto es donde parece cobrar sentido la frase de Monzó citada por Lousteau: “La política es el arte de entender las necesidades del otro, porque las propias ya las sabés”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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