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20 de febrero de 2019 | Nacionales

Aseguran que el organismo parece un cabaret

SEDRONAR: Envuelto en escándalos, echaron al subsecretario Ramón Vásquez y se vienen más cambios

Fue expulsado sospechado de haber sido parte de un complot para desplazar al secretario Roberto Moro en 2017, investigado por sobreprecios en algunas contrataciones que habría digitado para favorecer a algunos amigos, apuntado por la iglesia, y desgastado por las sucesivas denuncias sobre su pertenencia a la Fundación Convivir...

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El subsecretario de Coordinación Administrativa de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (SEDRONAR), Ramón Francisco Vásquez, fue removido de sus funciones. Ganadores y perdedores de un movimiento que busca imprimir otro aire a una gestión sumamente desgastada por desmanejos y sospechas de corrupción.

Lo que comenzó a sonar fuertemente en el radiopasillo del edificio de Sarmiento 546 se confirmó la semana pasada. Con el respaldo de la iglesia y el aval de la pleni-poderosa ministra de Salud y Desarrollo Social, Carolina Stanley, el pampeano Roberto Moro echó del organismo al subsecretario de Coordinación Administrativa, Ramón Vásquez. El septuagenario funcionario de militancia radical, que había llegado a la gestión de la mano del otro subsecretario, Roberto Canay, acreditaba como experiencia un frustrado paso por el PAMI (organismo del cual también fue despedido por la puerta de servicio), una gris trayectoria como abogado, y un estrecho vínculo (de alcoba) con la presidenta de Fundación Convivir, María de las Mercedes Aranguren.

Aunque la salida de Vásquez quedaría disimulada bajo el manto de una renuncia por “motivos familiares de salud” (su esposa arrastraría problemas oncológicos desde hace años), desde la SEDRONAR aseguran que la relación entre el número uno y el subsecretario estaba quebrada hace meses, luego de que Moro descubriera una serie de desmanejos y desvíos en la administración de los fondos del organismo a su cargo. El punto de inflexión se dio a fines de enero, cuando miembros de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), organización muy cercana a la iglesia y que reporta a Juan Grabois, le habrían hecho llegar a Moro (hombre del arzobispo Mario Aurelio Poli) su descontento por la demora en los pagos de subsidios a los centros de adicciones que administran junto con los curas villeros. “El viejo le estaba pisando y demorando los pagos a las organizaciones sociales para erosionarle el vínculo con la pastoral, desgastarlo y debilitarlo ante Stanley”, aseguran las fuentes.

El factor Convivir también pesó en la decisión de Moro de eyectar a Vásquez de la sensible subsecretaría que coordina el funcionamiento y controla la caja de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas. Es que al igual que con la servilleta de Carlos Corach, el nombre de Vásquez fue promovido en diciembre del 2015 por el actual subsecretario de Estrategias de Prevención y Tratamiento, Roberto Canay, para cercar a Moro, acotar su margen de decisión, y generar las condiciones adecuadas para la expansión y el desarrollo económico de la Fundación Convivir.

No está de más traer a cuento que entre María de las Mercedes Aranguren de Vásquez y Roberto Canay existe un vínculo que se remonta más de diez años atrás cuando, al mismo tiempo que ostentaba el cargo de director del Observatorio de Políticas Sociales del ministerio de Desarrollo Social del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (casualmente bajo la órbita de Carolina Stanley), Canay desempeñaba en paralelo funciones de asesoramiento en el desarrollo de diversos proyectos para Convivir. Fue en 2009 que Fundación Convivir tomó el gerenciamiento del centro de primera infancia “Pulgarcito”, en el barrio de Barracas. Desde ese momento, el flujo de fondos desde el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires hacia esta ONG no se detuvo. Y según pudo saberse, la fundación tendría la precaución de abonar los honorarios a Canay a través de su esposa, Mariana Maiztegui, quien casualmente integra el consejo directivo de Fundación Convivir.

Quienes conocen al dúo Canay - Aranguren aseguran que el objetivo de la “servilleta” era replicar el mismo modus operandi de la Ciudad también en la SEDRONAR, ubicando a miembros de la fundación en dos de las tres subsecretarías del organismo antidrogas de la Nación, y en algunas direcciones clave, pero esta vez con mucho más amplio espectro monetario: los convenios con universidades, la cooperación internacional y el financiamiento de proyectos vía la CICAD - OEA, la ONU y la OPS - OMS, entre otros ámbitos. También explican que el desembarco de la Red Americana de Intervención en Situaciones de Sufrimiento Social (RAISSS), cuyo capítulo argentino está a cargo de Convivir, era otra de sus principales apuestas para hacer caja a través de asesorías.

“Sin desearlo, Roberto quedó pegado al plan que armó Canay con Aranguren. Le metieron alfiles en todas las subsecretarías y direcciones. Hasta el marido de la directora ejecutiva de Convivir entró con un puesto jerárquico. No faltó nadie. Encima tuvo que tragarse el sapo del 2016, cuando la Oficina Anticorrupción lo empezó a investigar por este tema y por el de la RAISSS, y cuando desde Diputados, con el visto bueno de ‘Lilita’ Carrió, le solicitaron un pedido de informes por los vínculos entre sus funcionarios con Convivir”.

“Ahora también salió a la luz lo de consultora de salud mental de la esposa de Canay, Mental Health Management, otra pantalla más de sus curros. Moro está decidido a no pagar más costos políticos por culpa de los monjes negros que tiene abajo”, asegura la misma fuente.

En la SEDRONAR no temen ningún pase de facturas por parte de Vásquez: “Chapea con que responde a Nosiglia y que su esposa tiene llegada a Stanley y a los curitas. La realidad es que está sólo, y lo tenemos controlado. Sabe que ni bien asome la cabeza le tenemos el carpetazo preparado con todas las que se mandó en estos tres años”.

Una de las maniobras que se le sindica al ex subsecretario es tener cajoneada una auditoría interna impulsada por el mismo Moro, que tenía por objetivo indagar en el viaje de vacaciones familiares que el subsecretario Canay habría realizado en septiembre, en el marco de una misión oficial a Washington, usando fondos públicos y ausentándose de sus funciones en la OEA. También habría, bajo la lupa, un par de convenios firmado con universidades, el pago de sobreprecios en algunas contrataciones digitadas y la cancelación de deudas que la Fundación Convivir arrastraba con la anterior gestión en la SEDRONAR (pagos objetados por Auditoría Interna).

Con la salida de Ramón Vásquez y el debilitamiento de las huestes de Fundación Convivir, ya hay algunos que vaticinan un cambio radical en el timón del organismo, mayor libertad de acción para el actual secretario de estado, e incluso aventuran que este no sería el primer movimiento en el tablero de comando. Por lo pronto, toda batalla deja ganadores y perdedores.

Claramente Roberto Moro es quien emerge fortalecido, principalmente porque se sabe respaldado por la iglesia y por el gobierno. Atrás quedó el intento por removerlo de sus funciones a fines del 2017, en un período de debilidad y exposición mediática, promovida a cara descubierta por los tres miembros de su “mesa chica” de gestión (ahora dos). ¿Se animarán a volver a cuestionar abiertamente la autoridad del pampeano?

“Hoy es intocable. Además, la iglesia lo banca de forma incondicional porque es garante de impunidades hacia atrás, y de flujo permanente de fondos hacia adelante”, sostienen.

Ahora, Moro tiene libertad de acción para poner a alguien de su estrecha confianza a administrar las cuentas, el personal y el área legal del organismo. Por estas horas, y al cierre de estas líneas, suena fuerte el nombre de Silvana Cid, actual directora General de Administración, quien llegó al organismo a comienzos del 2016 de la mano de Moro y fue escalando cargos. La contadora Cid es la ex mujer de Daniel Scaffidi, director de la ONG pampeana Rumen (investigada por recibir suculentos subsidios por parte de la provincia, en tiempos en los que Moro era justamente subsecretario de Adicciones), y de una extensa amistad con el titular de la SEDRONAR. El blindaje perfecto.

Ignacio Puente Olivera es otro de los actores que pueden proclamar victoria, y que emerge como número puesto para posicionarse en la estructura de la secretaría. Puente fue el primer blanco de Roberto Canay y de Ramón Vásquez al asumir funciones en diciembre del 2015, con la intención de tomar control de la dirección de Asistencia para administrar a su antojo el pago de subsidios asistenciales. No pudieron tocarlo: el arzobispo Poli y los curas villeros marcaron rápidamente el terreno, y blindaron al ex seminarista puesto en su cargo por la anterior gestión kirchnerista y sostenido con la actual. Ese encontronazo, además del frustrado intento de Vásquez de dinamitar el programa de Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) creado por el cura K Juan Carlos Molina, fue el germen de lo que, con el tiempo, desembocó en la interna entre el ala “iglesia” y el ala “Convivir” en SEDRONAR. Pisar los pagos a la CTEP fue la gota que rebalsó el vaso.

En contrapartida, todos los funcionarios que hoy responden al eje CanayVásquez - Aranguren ven debilitarse sus posiciones en el nuevo escenario 2019. Entre ellos se encuentra Florencia Maya, directora nacional de Planificación Estratégica y Control de Gestión, que fue ubicada por el mismo Canay en una oficina a metros del despacho de Moro ni bien iniciada la gestión a comienzos del 2016. Su lugar es clave: desde allí, hace tres años que monitorea todos los movimientos del secretario de estado, y pasa reporte de cada uno de los movimientos políticos - administrativos tanto a Canay como a Vásquez. Maya también acostumbra ventilar temas de gestión, contubernios, amoríos y demás radiopasillos con su amiga Alejandra Cedrola, jefa de Gabinete de Carolina Stanley. En breve, si no depone las armas, la Mata Hari de la SEDRONAR sería eyectada del tercer piso de Sarmiento 546.

La actual directora de Relaciones Internacionales, Carola Lew, es otra de las que camina arenas sumamente movedizas. Muy cercana a María de las Mercedes Aranguren de Vásquez (influyó, vía Canay, en su designación), Lew administra a su antojo convenios de cooperación, contratos y fondos internacionales para proyectos, todo siempre a espaldas de Moro... Hasta ahora. Lo mismo le pasa a Fernando Trabucco, director nacional de Capacitación (esposo de la directora ejecutiva de Convivir, Carina Ghezzi), y a Florencia Tufró, directora nacional de Abordaje Estratégico (también histórica asesora de la fundación). Por estos días, la SEDRONAR se ha convertido en un divertido escenario de tiro al blanco. Nadie quiere asomarse demasiado.

En el llamativo esquema de gestión que secundó a Moro este tiempo, siempre se dijo que Lidia Saya (cercana a la vice Gabriela Michetti) llegó a la secretaría de Drogas sin ánimos de asumir excesivas responsabilidades, y con la intención de tomarse un período sabático. De hecho, hacerse cargo de la subsecretaría de Abordaje Integral no estaba ni remotamente en sus planes. Pero las personas cambian. Las ambiciones también. Tres años después, no hay nadie en la SEDRONAR que desconozca las aspiraciones y rosqueos de Saya para quedarse con la silla del pampeano.

Pero esto es algo remotamente probable: el nombre de la ex legisladora porteña y ex defensora adjunta de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires está manchado por una causa por trata de personas con fines de explotación sexual, algo que la cúpula de la Iglesia, por más pragmatismo divino que pudiera invocarse, jamás digeriría.  Saya lo sabe. Por eso, y ante el cabaret desatado con la salida de Vásquez, bajó el pie del acelerador. Sus aliados internos en esa posible gesta kamikaze no deberían ignorarlo.

Como corolario, queda más que claro que la remoción de Ramón Vásquez dinamitó uno de los vértices del triángulo Convivir. Ahora, el margen de maniobra del subsecretario de Estrategias de Prevención y Tratamiento, Roberto Canay, quedaría sumamente acotado a una función técnica - protocolar, ya sin posibilidad de tener injerencia en el flujo de dinero, contratos, subsidios y todo tipo de convenio con entidades que pudiera implicar algún rédito pecuniario.

Y como bien dice el dicho: “Si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Una reciente denuncia presentada en la Oficina Anticorrupción para que se investigue el caso Mental Health Management, y la motorización del sumario interno instruido por el propio Moro para esclarecer el viaje familiar de Canay a Washington en septiembre, acelerarían los tiempos para un nuevo recambio en el organismo, depositarían a “Nacho” Puente Olivera en esa subsecretaría y, de no mediar contingencias administrativas, políticas y/o judiciales inesperadas, blindarían al pampeano Moro por lo que resta del año. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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