En sus discursos de apertura del año legislativo, Macri y Vidal ignoraron al sector agroindustrial

El discurso belicoso de Macri, exaltado y queriendo demostrar autoridad con su tono de voz, fue una autentica decepción para el ámbito rural. Con un presidente que sigue echando mano a las metáforas climáticas, demostró –una vez más- que la cadena agroindustrial no le interesa en lo más mínimo. Salvo para cobrarle impuestos.

Así, el primer mandatario construyó un relato en donde los productores llegan a nuevos mercados y las Pymes exportan a más de 100 países. “Abrimos mercados para exportar bienes y servicios, cerezas y arándanos a China, ajo a Taiwán y carne a Japón. Llegamos con trabajo argentino a las góndolas del mundo”, enumeró exultante.

No conforme con estos disparates, insistió en que “recuperamos el rol de Argentina en la escena global” y puso como ejemplo la cumbre del G20. Desde la Casa Rosada viven una irrealidad, en donde proyectan que las divisas generadas por la agroindustria serán la tabla de salvación de la economía argentina.

En estos años de macrismo, queda más que claro su doble discurso. Así, mientras proclaman a los cuatro vientos que somos “el supermercado del mundo”, destrozan cualquier indicio de agregado de valor de la producción primaria con una feroz presión tributaria, de la que no salva ningún eslabón productivo.

Durante esta etapa, el peor enemigo del sector rural fue Macri, quien incumplió cada una de las promesas realizadas en materia agropecuaria. Decretó la vuelta de los derechos de exportación, degradó al ministerio de Agroindustria al rango de secretaría, asfixió a la producción con impuestos y perdió mercados externos mientras aumentaron las importaciones de manera descontrolada.

De manera inexplicable, las entidades gremiales del agro y las bases productivas permanecen impasibles ante esta avanzada.. Este sector soporta sin chistar las políticas tributarias macristas, que en materia de impuestos son similares a las implementadas por la ex presidenta Cristina Fernández.

En el caso de la Gobernadora Vidal, solo dedicó dos párrafos a la cadena agroindustrial. En un tono menos confrontador que Macri, pero lanzada de pleno a la reelección en octubre, la mandataria no pudo escapar a las generalidades que Cambiemos emplea al referirse al campo.

En primer lugar, hizo mención a los productores bonaerenses que pudieron sortear adversidades climáticas. “A pesar de la sequía que hemos sufrido el año pasado, vamos a tener una cosecha récord en maíz, trigo y cebada”.

De esta manera, Vidal deja en claro que no le importa el agregado de valor en origen de la producción primaria y solo le interesa engrosar las arcas bonaerenses con el dinero que pueda extraer a este sector.

Y si de generalidades se trata, la otra mención a la agroindustria por parte de la gobernadora es un excelente ejemplo. “Quiero una provincia donde nuestros campos, nuestra energía, nuestra industria llegue a todo el mundo”.

En sintonía con el Gobierno nacional, apuesta a un realismo mágico en donde Argentina es un sólido proveedor de valor agregado, pero en la práctica juegan a la ruleta y apuestan a una elevada cosecha de granos. De esta manera, Macri y Vidal coincidieron en su desprecio hacia el sector más pujante de la economía argentina. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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