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21 de marzo de 2019 | Campo

El futuro nacional depende del clima

El que apuesta a la soja, ¿pierde?

En plena carrera electoral, el oficialismo apuesta a calmar una economía en rojo en base al ingreso de dólares de la cosecha 2018/19. Pero este optimismo deja fuera de la ecuación dos variables: la incidencia de clima y una probable retención de granos por parte de los exportadores.

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Con un dólar que hace algunos días alcanzó el techo de los $43.50, el oficialismo montó un operativo mediático que busca llevar algo de calma a la sociedad, siempre con la mira enfocada en las elecciones de octubre.

La premisa es dejar en claro que lo “peor ya pasó”. En esta nueva versión del diario de Yrigoyen, el macrismo presenta mediciones de estadísticas económicas mes a mes y en lo posible busca omitir las comparaciones interanuales, en donde muchas variables exhiben números rojos.

El principal caballito de batalla del presidente Mauricio Macri a la hora de comunicar buenas nuevas es la supercosecha de la presente campaña de granos, con la cual el gobierno calcula que recaudará unos 26 mil millones de dólares, que en un principio sería un calmante para la tensión cambiaria que desvela a los argentinos.

Desde el ministerio de Hacienda hicieron números y plantean un escenario optimista. La cartera encabezada por Nicolás Dujovne estima que en relación a la campaña anterior, las exportaciones de soja y subproductos crecerían un 18 por ciento y generarían divisas por 17.200 millones de dólares.

En maíz, esperan un crecimiento del 13 por ciento que reportaría un ingreso de 4.874 millones de dólares. En cuanto al trigo, cuya cosecha ya finalizó a principios de este año, se espera que reporte unos 3.200 millones de dólares.

¿Lo peor ya pasó? Esta confianza excesiva por parte del Gobierno no tiene en cuenta dos factores. Por un lado, el clima siempre juega su partido en la producción agropecuaria y es una variable que no debe descartarse. Si bien los pronósticos climáticos extendidos no indican problemas en el corto plazo, una lluvia prolongada al momento de la cosecha – que empezará en abril- puede generar dolores de cabeza en el macrismo.

Por otra parte,si los exportadores consideran que el valor del dólar no está de acuerdo a sus expectativas, pueden liquidar ventas a cuenta gotas. Este factor es aún más impredecible que el clima, porque en la balanza pesan tanto motivos de coyuntura económica como de índole política.

Ante un escenario de fuerte incremento en los costos de producción y ausencia de financiamiento, los productores buscarán hacerse de liquidez y venderán en la medida de sus necesidades. De todas maneras, no hay que descartar que en un escenario de incertidumbre electoral y volatilidad económica, busquen –en la medida que sus urgencias lo permitan- guardar lo más posible su cosecha.

Diferente es el caso de las grandes traders, que cuentan con espalda financiera para retener sus existencias de granos. Si estos jugadores deciden no vender a la espera de una mejora en el tipo de cambio, es muy posible que se desencadene una nueva corrida cambiaria. (www.REALPOLITIK.com.ar)


ETIQUETAS DE ESTA NOTA

Lluvias, Campo, Soja, Luis Miguel Etchevehere

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