Nacionales
Violencia extrema
Tiroteo en Avellaneda: ¿Policías contra narcopolicías o grupos de tareas?
El tiroteo del viernes último se asemeja mucho a los diversos enfrentamientos armados entre grupos de tareas de distintas fuerzas en la dictadura, cuando disputaban sus "botines de guerra", es decir, secuestraban a ciudadanos y les robaban todo.
Jorge O. Rodríguez
Nunca o casi nunca un narcotraficante denuncia una extorsión de fuerzas policiales. No lo hace ya que los delincuentes no denuncian cuando los roban o mexicanean, y porque les cabe una muy posible ilegal pena de muerte. Incluso en los allanamientos en los cuales les roban dineros o sustancias, se quedan bien callados, a sabiendas que en la cárcel la vida de un reo vale lo que un paquete de pastillas.
Sobre la supuesta denunciante primero se dijo que era dominicana, luego argentina, o que su marido es dominicano y demás versiones, lanzadas por supuestos periodistas, siempre abocados a confundir al público.
La fiscal interviniente manifestó que la denuncia la realizó la dominicana o argentina en horas de la mañana del viernes. Por su lado, los jefes de la Federal dijeron que el supuesto cohecho policial había sido denunciado primero 24 horas antes y luego se corrigieron mencionando 48 previas. La contradicción entre los funcionarios resulta notable: ni siquiera se ponen de acuerdo para relatar los hechos o eventualmente para mentir.
No se registran casos en los cuales comisarios o subcomisarios van a percibir las coimas. En un análisis de 19 comisarías policiales del período 2010 - 2013 y sobre cientos de cohechos, ninguno de los cobros fue realizado por ninguno de los tres primeros jefes de esas comisarías. Y solo en un caso, existieron denuncias sobre que el segundo jefe de una comisaría percibía los cobros de supermercados chinos en la comisaría.
Respecto de los supuestos doce federales que participan en el enfrentamiento -aparentemente fueron algunos más- varios de los mismos o todos no tenían chalecos antibalas. Esto contradice las directivas y normas respecto de los procedimientos y eventuales enfrentamientos, máxime si se sabe previamente que “del otro lado” hay fuerzas policiales incursas en delitos.
El comisario bonaerense fallecido o eventualmente asesinado, registraría ocho o diez impactos de bala. Algunas fuentes mencionan una mayor cantidad: desde los últimos años del gobierno anterior, los peritajes de gendarmería –a cargo de estas investigaciones- están incursos en todo tipo de errores o encubrimientos. Y ocho, diez o más balazos en un cuerpo, se asemejan más a un fusilamiento que a un enfrentamiento, con el siempre presente disparo de gracia en la cabeza.
Resulta notable que desde el día viernes y hasta el martes, la gobernadora se llamó a silencio y casi escondida. Ningún periodista o notero tuvo acceso a ella, a pesar de sus continuas apariciones en términos de la campaña electoral.
Tampoco es un dato menor la foto publicada en distintos medios, en la cual se ve a un efectivo federal supuestamente herido, internado en el Churruca, visitado por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y un jefe policial, todos sumamente sonrientes. El aspecto del supuesto herido en una pierna uno o dos días antes, más allá de su notable sonrisa, nos muestra su pelo largo y barba, más sus tatuajes tumberos, en nada parecido a un policía.
Algunas fuentes ligan este enfrentamiento interpolicial con una operación de la ministra nacional contra la gobernadora María Eugenia Vidal, en términos de la interna del oficialismo y de lo que parecería ser un final de época, con la más que posible futura derrota electoral de estos gobernantes. En otros casos de intervenciones de fuerzas federales en la provincia, sus autoridades fueron informadas previamente.
Otras fuentes plantean la existencia de un grupo narco en la zona de Avellaneda, que arreglaba con ambas fuerzas policiales y que le habría dejado de pagar a una. Alternativamente hay quienes mencionan que el tiroteo tuvo que ver con dos bandas distintas que disputan la zona y que cada una arreglaba solo con una de las dos fuerzas.
Un sinnúmero de versiones como en estos casos, resultan siempre del hecho de que ambos gobiernos -nacional y provincial- nombraron al frente de las fuerzas policiales a ex “zares anti drogas”, en cuyas gestiones más que se duplicó el narcotráfico. Y en un marco tal que el 95 por ciento de las causas de drogas -conforme a datos oficiales- se realizan a “perejiles” y se terminan cerrando sin culpables, verbigracia “estadísticas” de las fuerzas policiales.
Los ingenuos que todavía creen que, porque intervenía una fiscal desde la mañana, todo es legal y transparente, deberían enterarse que buena parte de las escuchas ilegales se realizan a partir de un expediente judicial, en las cuales a los teléfonos espiados se les agregan un sinnúmero de intervenciones injustificadas, sea para extorsionar a un empresario o para seguir las actividades del ex marido de la actual pareja, tal como podemos verlo en estos días. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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