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29 de abril de 2019 | Interior

Macri y Carrió contra todos

Tras la aplastante derrota en Santa Fe, crece el temor por una corrida del dólar

El gobierno nacional se cae a pedazos. Hasta los más obedientes alzan sus voces. Entre sus comunicadores estrella, Alfredo Leuco y Mirtha Legrand golpean su cabeza contra la pared en señal de impotencia y se preguntan qué se hizo con todos los dólares que entraron por el endeudamiento.

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por:
Alberto Lettieri

Los radicales que detentan cargos públicos (gobernadores, diputados, senadores) miran hacia otro lado, pero al reunirse con el presidente Mauricio Macri le piden que resigne su candidatura. Se habla de Plan V (por María Eugenia Vidal), de Plan H (por Horacio Rodríguez Larreta). Pronto no les alcanzarán las letras del alfabeto.

Las cámaras empresariales lanzan sus críticas devastadoras. El fuego amigo corre hasta en el interior de las familias que integran lo más selecto del gobierno nacional. El “fuego amigo” del último viernes del padre del ministro Guillermo Dietrich dejó helada a toda la gestión.

Todos, a coro, señalan como responsables a Marcos Peña Braun y a Jaime Durán Barba. Le piden que los expulse. Que haga un cambio de gabinete. Que designe un ministro de Economía para tratar de revertir la catástrofe. Ven el iceberg con el que está a punto de chocar la Argentina, pero en el gobierno parecen confiar en que será el gigantesco bloque de hielo y no el Titanic el que terminará destruido.

Los gobernadores radicales se reunieron el martes pasado y le pidieron al presidente Macri que dé un paso al costado. Que lo único posible era que se centrara en tratar de modificar sus políticas, que cambiara su gabinete. Que permitiera el armado de una nueva alianza política con los mismos integrantes, tal vez con una sigla diferente. Sólo encontraron una negativa de hierro.

Macri se aferra al poder como el sediento a la cantimplora vacía. Se le escapa a cada instante, como arena entre los dedos. Algunos creen que no puede aceptar el fracaso. Tal vez porque confirmaría que las advertencias de su padre, Franco Macri, no habían estado erradas.

Ayer domingo hubo elecciones en Santa Fe. Más del 75 por ciento del electorado confirmó las encuestas y le dijo basta a Macri y a Cambiemos. En Córdoba, el PJ renovó los cinco municipios que puso en juego y los radicales “rebeldes” hicieron una muy buena elección en los suyos, incorporando alguno nuevo, mediante el simple expediente de romper con la alianza gobernante. En Mendoza, el PJ se impuso a Cambiemos en la porción de municipios donde se realizaron elecciones.

Al presidente sólo le queda “Lilita” Carrió, que, enceguecida, no le alcanzó con celebrar la muerte del histórico Juan Manuel de la Sota. Ahora salió a afirmar: “Me dan asco los dirigentes de Cambiemos que no apoyan al presidente”. Al igual que Mauricio Macri, a la profetisa de la muerte poco parece importarle el sufrimiento o la opinión del pueblo argentino.

Falta casi un mes y medio para la inscripción de alianzas y de frentes electorales, y unos días más para la presentación de listas. Muy poco para quienes se encuentran en pleno proceso de negociación. Una eternidad para el gobierno nacional, que teme una estampida del dólar para mañana o los días subsiguientes. Le pidieron al FMI que les permitiera rematar más divisas para frenar la corrida. Se encontraron con una negativa tajante.

Hasta los más allegados comienzan a murmurar, entre bambalinas, que sin un golpe de timón la asamblea parlamentaria será inevitable. Sólo parecen ignorar la gravedad de la situación Macri, Durán Barba y Peña Braun. La apertura de los mercados del lunes y el paro general del martes serán dos pruebas de fuego a afrontar por el gobierno nacional. Precedida por una cosecha de derrotas por todos lados.

El gobierno que vino a proponer un cambio, finalmente lo concretó. La Argentina está casi en ruinas y lo único que parece funcionar dentro de la administración es la oficina que funciona en Hacienda. Pero, claro, la maneja el FMI. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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Marcos Peña, Guillermo Dietrich

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