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6 de mayo de 2019 | Campo

Con sabor a poco

Peor es nada: Macri festeja la apertura del mercado chino para la carne porcina argentina

El saldo exportable de Argentina permitiría cubrir el 1,20 por ciento del consumo chino. Es una medida de faros largos, que si bien permite proyectar una cierta recuperación de este sector, se ve sobrepasada por la coyuntura económica.

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En materia de políticas agropecuarias, el macrismo no resiste archivos. Basta con repasar las promesas efectuadas en la campaña a la previa de las elecciones presidenciales de 2015 y buscar cuales se cumplieron. La hoja de ruta trazada por la Casa Rosada para la cadena agroindustrial contemplaba eliminar los derechos de exportación, reducción general de los niveles de presión tributaria y la creación del ministerio de Agroindustria entre otros puntos.

Nada de esto se cumplió y solo en algunos puntos el presidente Mauricio Macri puede exhibir algún logro de gestión. En materia de comercio exterior, un ejemplo son las exportaciones de carne bovina, que en los últimos tres años crecen a ritmo sostenido, con China como principal destino. De todas maneras, la industria frigorífica bovina no escapa a las generales de la ley y en 2019 se terminó de consolidar una baja en el consumo local, que se encuentra por debajo de los 50 kilos anuales por habitante.

En estos días, desde China llegaron noticias que significan un impulso para la producción de carne de cerdo en todo el mundo. En el gigante asiático, la peste porcina africana ha causado una auténtica debacle que se reflejó en la  muerte de millones de estos animales. Con un consumo anual de 55 millones de toneladas, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, desde China se preparan para un fuerte incremento de la  importación de porcinos.

Ante este escenario, la Unión Europea,  Estados Unidos, Canadá y Brasil (los principales proveedores de esta carne a China) se frotan las manos y esperan incrementar su participación en este mercado, el sueño de cualquier exportador. En este río revuelto, Argentina aprovechó la oportunidad y pudo anotarse entre quienes serán los futuros exportadores de porcinos para satisfacer la demanda china.

La maquinaria PRO no tardó en hacerse eco de este anuncio, con un oficialismo sumido en la incertidumbre de cara a los comicios de octubre. El anuncio del presidente Macri sobre la apertura del mercado chino se extendió como un reguero de pólvora, con la intención de mostrar una gestión sólida en la materia, con inserción global.

¿Cuál es el beneficio para Argentina con esta apertura? Al comienzo de estas líneas señalábamos que la gestión macrista no resiste un archivo. En este caso, no resiste una comparación con los números gruesos de la actividad porcina en el país y a nivel internacional.

Empecemos por casa: en 2019 y de acuerdo a estadísticas oficiales, la producción de carne porcina en Argentina se ubicó sobre las 600 mil toneladas. De esta cifra, se exportaron unas 23 mil (en su mayoría a Rusia) y se importó casi el doble, unas 44 mil toneladas.

Por el lado de China, el consumo anual es de 55 millones de toneladas. Si tomamos las 620.000 toneladas producidas en nuestro país, alcanzan para satisfacer aproximadamente el 1,20 por ciento de la demanda asiática. Por su parte, el saldo exportable que genera Argentina sirve para cubrir mucho menos del 0,5 por ciento de los requerimientos chinos.

Los principales proveedores de China exportan por año desde 3 millones de toneladas hasta 700 mil. Nuestro país en 2018 vendió al exterior unas 23 mil toneladas, sin dejar de mencionar que importó el doble de esa cantidad.

En el corto plazo, Argentina no cuenta con saldos exportables para generar fuertes negocios con China. Más allá de esta situación y si bien es una medida que en mediano y largo plazo puede significar un fuerte impulso para la actividad porcina, la realidad es que estos productores se encuentran complicados por la falta de financiamiento, fuerte presión tributaria y costos dolarizados. Solo las empresas de gran escala podrán beneficiarse con esta medida.

Para aumentar la producción de esta carne (y de cualquier planteo agropecuario) se necesitan reglas claras, previsibilidad y acceso al crédito, estrategias que brillan por su ausencia en el actual mapa político argentino. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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