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16 de mayo de 2019 | Judiciales

La debacle de la Justicia

Delgadillo, Sosa y Durán: Denuncian a jueces designados a dedo por la política

Las críticas apuntan a los nuevos magistrados, que en su mayoría lograron magros resultados en sus exámenes y en la presentación de antecedentes, pero una compleja red de acomodos políticos logró posicionarlos convenientemente.

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El mecanismo que se utiliza en Argentina para elegir jueces se encuentra tan corrompido y contaminado como la Justicia misma. Para el común de los ciudadanos, los candidatos presentan antecedentes y rinden un examen, y los mejores conforman una terna, de la que sale elegido el próximo magistrado. Se desconoce, sin embargo, la intrincada trama de relaciones, favores, dinero, llamados políticos y selecciones a dedo que definen la contienda y demuelen lo poco que le queda de credibilidad al Poder Judicial en el país.

La gran mayoría de los candidatos que, eventualmente, son elegidos jueces, no son los mejores posicionados en los resultados de los exámenes ni en la acumulación de antecedentes, sino los que reciben más apoyo del gobierno de turno. Con sólo una llamada telefónica, un candidato que había quedado en el puesto 37 logra una entrevista exprés de diez minutos y obtiene su lugar entre los mejores 3, listo para asumir.

En criollo, mientras algunos postulantes estudian durante años para rendir un examen de ocho horas y posicionarse entre los mejores 3 resultados, otros simplemente saben poco, rinden mal, y esperan el llamado del “político amigo” y el consiguiente acomodo. Luego, estos últimos deciden con sus fallos el destino de los ciudadanos. Resulta poco sorprendente que, luego, se critique a la Justicia por corrupta e incompetente.

Actualmente, el Senado nacional se apresta a aprobar los pliegos de sesenta nuevos jueces, logrando así duplicar los nombramientos de las gestiones kirchneristas.

Entre ellos, se encuentran por ejemplo los pliegos de Sergio Andrés Delgadillo, quien en el examen y la presentación de antecedentes quedó en el puesto 25. Luego impugnó la calificación de sus antecedentes, logrando que Pablo Tonelli, diputado integrante del Consejo de la Magistratura, haga lugar a la misma y escalar hasta la posición 22. Apenas unas horas después, el consejero Leónidas Moldes hizo una curiosa “presentación alternativa”, pidiendo que se pondere la entrevista brindada por Delgadillo –de aproximadamente 10 minutos de duración –porque había “hablado muy bien sobre corrupción”. Inmediatamente, saltó del puesto 22 al 4. Casi un milagro. Dos días después, entró a la terna por el traslado de un candidato y fue inmediatamente ungido por el presidente Mauricio Macri como juez federal de la Plata.

Un recorrido impresionante para Delgadillo, quien tuvo además el apoyo de su suegro, José Valentín Martínez Sobrino, juez de tribunal oral denunciado por Chicha Mariani por haber participado de la entrega del bebé Simón Riquelo, sabiendo que sus padres estaban desaparecidos.

Algo similar ocurrió con la ahora jueza María Julia Sosa. Luego de un tumultuoso paso por el despacho del juez Julián Ercolini, logró un tímido puesto 24 en su examen y en la presentación de antecedentes. Luego de impugnar sus antecedentes, avanzó al puesto 22, a pesar de no haber modificado su puntaje. Entonces llegó nuevamente Leónidas Moldes, quien pareciera hacer presentaciones a pedido y por delivery, y exhibió un planteo similar al presentado en el bochornoso caso de Delgadillo. De forma inmediata, ascendió de lugar y, horas después, Macri la eligió como jueza, a pesar de que había quedado última en las ternas.

El caso más paradigmático de acomodo puede que sea el de Laureano Durán. Su examen fue poco menos que vergonzoso. Competía contra Alejo Ramos Padilla, mucho mejor preparado y con antecedentes aplastantes, pero que mantiene un feroz enfrentamiento con el gobierno.

Durán quedó en el puesto 11 luego de presentar antecedentes. Con Ramos Padilla como blanco predilecto de Cambiemos, se apuntó al joven platense para integrar la terna y poder elegirlo llegado el momento.

Esto no era tarea sencilla, dado que debajo de Ramos Padilla habían quedado Carlos Montanaro, con 87 puntos en su examen y Roberto Boicco con 84. ¿Cómo montar en el medio a Durán? Inexperto y con sólo 57 puntos en su examen, no podría jamás alcanzar la terna. Esto es, al menos, en un país civilizado.

Increíblemente, una avalancha de impugnaciones propiciadas por Pablo Tonelli y Lugones, llamados telefónicos por la noche y una entrevista tan corta que no permitió siquiera tomar un café cortado, logró que Durán ascienda en forma inédita en la historia judicial ocho posiciones de un tirón.

Como muestra del manoseo y la poca transparencia que rodea a Durán, que sólo tuvo una brevísima experiencia como juez subrogante antes de que lo echen del despacho, obtuvo más puntaje en antecedentes que Ramos Padilla, que es juez desde hace ocho años. En aquel entonces, Durán había recibido el visto bueno del dirigente K Julián Domínguez. Es que el futuro juez es un expreso partidario del kirchnerismo, que sin embargo intenta capitalizar una relación oriunda de La Plata con el ministro de Justicia bonaerense, Gustavo Ferrari.

De este modo, entre manoseos, ascensos inexplicables y presiones políticas, se eligen los jueces en la Argentina. Lo que pareciera importar, claro está, no es la preparación sino las amistades de turno. ¿De qué otro modo interpretar el “mágico” posicionamiento de Durán, de 37 años e inexperto, en detrimento del experimentado juez de 47 años Alejo Ramos Padilla?

Faltos de experiencia, con escasos antecedentes, con polémicos lazos familiares y, en no pocos casos, corruptos. Pareciera ser éste el perfil general de la próxima generación de jueces que regirá la Justicia argentina. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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