
Interior
En tan sólo unas horas, el ex armador de Massa tuvo que cancelar un acto en el que iba a presentar a su mesa por el lavagnismo, dar de baja a sus candidatos y negociar su salida del directorio del Bapro.
En un ejemplo más de las vicisitudes de la política, circunstancias cambiantes que provocan que hoy un dirigente esté en la cresta de la ola y mañana desaparezca en el más absoluto olvido, Juan Amondarain pareciera inevitablemente destinado a ser absorbido por el agujero negro de los que ya no son.
Sergio Massa, líder del Frente Renovador y pieza clave en el armado nacional de Alternativa Federal, decidió bajarle definitivamente el pulgar como castigo a su acercamiento al espacio de Roberto Lavagna.
La primera maniobra consistió en cancelar el acto que Amondarain había armado en la asociación Ortodoxa, por el que había tenido que “pulsear” durante semanas para conseguir que asistan referentes nacionales. Tan sólo horas después, le comunicaron que sus principales referentes en La Plata, Luciano Sanguinetti y Valeria Amendolara, quedarían afuera del armado.
“Le bajaron a sus candidatos sin siquiera molestarse en explicarle los motivos”, confesó un allegado a REALPOLITIK. La decisión de Massa provocó paranoia entre el círculo íntimo del ex diputado bonaerense. “Los que aún no se fueron, están esperando que les caiga el hacha sobre la cabeza de un momento a otro”, aseguró.
El golpe final llegó cuando, desde la cúpula del Frente Renovador, le exigieron que renuncie a su cargo en el BAPRO.
Amondarain había asumido en el directorio del BAPRO en mayo del año pasado, en reemplazo de Mauricio D’Alessandro, que había renunciado a su puesto. A comienzos del 2019, cuando el ex diputado coqueteó con el espacio de Roberto Lavagna, el massismo le exigió que deje el cargo. Amondarain les habría prometido la renuncia luego de las elecciones de Córdoba, pero esto aún no ha ocurrido.
Afuera del armado, con sus referentes vetados, sin cargo en el BAPRO y sin siquiera la incipiente juventud que había nucleado, Amondarain se apresta a lo que parecieran ser cuatro años de ostracismo o, en su defecto, su retirada final. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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