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13 de junio de 2019 | Nacionales

Elecciones 2019

CFK, Lavagna o Macri: ¿Qué proyecto triunfará?

Finalmente, el misterio comenzó a resolverse. En el último día dispuesto por el cronograma vigente, se terminaron de cerrar los frentes y las alianzas electorales. 

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por:
Alberto Lettieri

Hubo sorpresas hasta último momento, y aún nos esperan muchas más hasta el cierre de la presentación de listas definitivas. Pero es posible ensayar un balance parcial al día de hoy, mientras esperamos lo que vendrá.

El día martes Cambiemos dio el primer batacazo, y oficializó la candidatura de Miguel Pichetto a la vicepresidencia. Mirando la película y no el acontecimiento en sí, la definición tiene su coherencia. El senador rionegrino no sólo es peronista, sino también una figura clave de lo que los franceses llamaban en el siglo XIX “Partido del Orden”. Su desempeño fue clave para garantizar la gobernabilidad y la llegada a término de una gestión que los argentinos sufriremos durante décadas. Pichetto fue uno de los referentes más destacados de un grupo de peronistas republicanos que se propusieron preservar las instituciones a un costo muy elevado, para evitar la repetición de la traumática experiencia de 2001, cuando la síntesis entre crisis política y económica conmovió los cimientos del sistema institucional argentino. 

La designación de Pichetto, atribuida a una propuesta de Ernesto Sanz –el cuadro radical más escuchado por Mauricio Macri-, fue también la consecuencia del internismo congénito que arrastra la UCR desde sus orígenes, y que tanto afectó sus posibilidades de construcción de proyectos políticos a mediano plazo e, incluso, la finalización de un simple mandato presidencial desde 1928. Ni Sanz ni Martín Lousteau aceptaron el segundo término de la fórmula presidencial que, naturalmente, debía caer en un actor exógeno a su partido, que ya hubiera dado pruebas suficientes de colaboración con la consolidación institucional del gobierno de Cambiemos. Por eso, en un principio, se alzaron las voces de varios de sus principales dirigentes aplaudiendo la candidatura de Pichetto. Los mercados contribuyeron a consagrarla: inmediatamente, el dólar bajó, el Merval subió sus cotizaciones, las acciones argentinas experimentaron un salto inédito en Wall Street y el riesgo país descendió. 

El mercado demostró así su sastisfacción, y este miércoles repitió el gesto en el Coloquio de Idea, al que concurrió la fórmula Macri - Pichetto. Pero, pasada la sorpresa inicial, la UCR empezó a crujir, al tomar conciencia de que la determinación podría concluir manteniéndola como convidado de piedra, tal como sucedió en esta primera y última etapa de Cambiemos. Las quejas, inicialmente con sordina, se hicieron bastante más evidentes. Una vez más, se había tomado una decisión trascendente de la que la mayoría se enteró por los medios. Tal vez el reparto de cargos en las listas permita calmar un tanto los ánimos exaltados. Lo más humillante para muchos consiste en tener que reconocer que otra vez un peronista tenga que venir a sacarles las papas del horno. Nuevo nombre, nuevos colores… ¿Nuevas alianzas?

La sorpresa de este miércoles la dio la oficialización de la fórmula Lavagna - Urtubey, bajo el sello Cambio 2030. La decisión coronó la coherencia manifestada por ambos dirigentes desde hace tiempo en la conformación de una tercera opción. Y su constitución resulta, ciertamente, problemática, ya que amenaza con atraer voluntades disconformes tanto con el desempeño de Cambiemos durante su breve existencia cuanto las de aquellos peronistas reacios a participar de un espacio compartido con Unidad Ciudadana. 

La composición de Cambio 2030, además, resulta atractiva para el 40 por ciento de la población que se declara cansada de la grieta, y dispuesta a votar una opción alternativa. Socialistas, radicales, sindicatos, el radicalismo rebelde encabezado por Ricardo Alfonsín y duhaldismo componen inicialmente un experimento cuyo futuro podría ser la disgregación o la presidencia. El anuncio de la candidatura a la gobernación bonaerense de Graciela Camaño significa una evidente amenaza de fractura para el Frente Renovador y genera una presión adicional sobre Sergio Massa

Cambio 2030 deberá rendir una prueba decisiva el próximo domingo en las elecciones santafesinas, ya que en tanto una victoria del peronismo podría cortarle rápidamente las alas, la reiteración de la serie de victorias del socialismo alentaría la potenciación del espacio. 

Dentro de las opciones presidenciables, el acuerdo entre el PJ, la UC y el FR terminó cerrándose, aunque sobre bases que permiten definirlo como una coalición electoral antes que como una alianza política. Así lo anunció Sergio Massa, al recalcar que los fundamentos del acuerdo eran tres: acuerdo programático, conservación de la identidad partidaria de sus componentes, y definición democrática de las candidaturas, ya fuera por consenso interno o a través de una elección primaria.

Si bien Alberto Fernández y Sergio Massa finalmente tomaron su esperado cafecito, quedan muchos interrogantes pendientes hasta el cierre de la presentación de listas. ¿Habrá o no competencia para la candidatura presidencial? ¿Cómo se distribuirán los cargos? ¿Cómo se resolverá la espinosa cuestión de las candidaturas en el municipio de Tigre, cuyo valor simbólico es determinante para el Frente Renovador? La candidatura de Guillermo Moreno sigue en pié. ¿Daniel Scioli mantendrá su postulación?

En este Frente con Todos hay crujidos que lo atraviesan por todas partes, ya que si bien todos están de acuerdo en la necesidad de la unidad, pocos son los que aceptan mansamente que eso implica la resignación de ubicaciones en las listas que aspiraban para sí mismos.

En síntesis, se cerró lo que se pudo y hasta dónde se pudo. Lo cual no es poco. 

Por fuera de estas opciones aparecen otros espacios menores, que levantan las candidaturas de José Luis Espert y de Juan José Gómez Centurion, que absorberán seguramente votos disconformes con Cambiemos. Aunque no tengan posibilidades de jugar seriamente en la carrera presidencial, pueden restarle al oficialismo 3 o 4 puntos en las PASO, que son ahora aún más determinantes en una competencia entre tres fuerzas mayoritarias. 

También está la izquierda, con sus candidaturas testimoniales y sus programas habituales. Pero, como siempre, su lógica y pretensión testimonial la colocan en un camino paralelo al del resto de los competidores. 

Se cerró una etapa, pero las dudas son, tal vez, más acuciantes que las que estaban planteadas hasta el día de ayer. Queda saber cómo jugarán los gobernadores, cuáles se manifestarán prescindentes y quiénes se embanderarán con las distintas opciones disponibles. Por lo pronto, el entrerriano Gustavo Bordet no perdió el tiempo y en la mañana de ayer se reunió con Alberto Fernández y Sergio Massa para manifestarles su apoyo. Una decisión que comienza a posicionarlo de manera más protagónica en la escena nacional frente a lo que vendrá. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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