Con el objetivo de no perder más votos, el gobierno busca sostener el mercado interno hasta diciembre

Lo que nadie sabe, incluso dentro del propio gobierno de Mauricio Macri, es cómo se sostendrá la estructura económica y financiera del país más allá de diciembre de 2019. Enero mismo, tan sólo 1 día después del 31 de diciembre, es una absoluta incógnita. Con deudas y obligaciones que duplican y hasta triplican las capacidades de pago del país, un dólar amarrado artificialmente a un precio que no le pertenece y una caída estrepitosa del consumo interno, las autoridades nacionales anuncian a diario nuevas medidas que inyecten energías para mantener viva a una economía que pareciera tener las horas contadas. Y de paso dejar de perder votos.

“Volviendo al pasado, solamente nos vamos a destruir”, aseguró el presidente Macri minutos antes de anunciar el relanzamiento del Ahora 12, el programa que inventó el kirchnerismo tan sólo 6 años atrás. “Dejemos de mirar hacia atrás”, pidió en el discurso en el que reflotó el programa de créditos hipotecarios Pro.Cre.Ar, anunciados por Cristina Fernández de Kirchner durante su gestión. Pareciera que su obsesión con la Década K no tiene límites. “Los planes sociales sólo debilitan a la sociedad”, explicó en campaña, justo antes de asumir como presidente de la nación y no sólo no eliminarlos, sino aumentar el gasto público en dicho destino. Las frases célebres del mandatario parecieran tener la costumbre de volvérsele en contra. Tal vez, la más recordada sea “la inflación es el mayor símbolo del fracaso de la gestión y es muy fácil de eliminar”. No hace falta explicar cómo terminó esa historia.

Hoy por hoy, la reflexión de moda puertas adentro de la Quinta de Olivos es que la suerte de Juntos por el Cambio está atada a lo que ocurra con el dólar. Si la divisa baja, Macri sube. Y viceversa. Tal vez por ello se celebró como un campeonato ganado la autorización del Fondo Monetario Internacional (FMI) al Banco Central para intervenir en el mercado y calmar las aguas del tipo de cambio. En este sentido, el mejor estratega de campaña del presidente no es Jaime Durán Barba sino el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Guido Sandleris. De su gestión depende la permanencia de la alianza de centroderecha en el poder. Sí hace las cosas bien, se planchará al dólar, se recuperarán las acciones y caerá el riesgo país, generando una “sensación de control” que elevará automáticamente la intención de voto del binomio Macri-Pichetto.

Puede que no todo sea tan lineal. Para un porcentaje creciente de la población nacional, el valor del dólar, las acciones del panel líder del Merval y el riesgo país no representan prácticamente nada. Aunque las tres variables tengan incidencia en el valor final del paquete de fideos en el almacén, el gobierno pareciera haber fallado en explicar la relación entre ambos. Así, se necesitan medidas extras, más “llevadas a tierra”, para paliar una sangría de votos que ya alejó al presidente a más de 8 puntos por debajo de su archienemiga Cristina Kirchner y su candidato Alberto Fernández.

De ahí que se vuelva a lanzar el Ahora 12, aunque ya no a tasa cero como lo hacía el kirchnerismo sino a un 20 por ciento de interés, el Pro.Cre.Ar, luego del desastroso final de los créditos UVA, y hasta un firme y público propósito de sostener los planes sociales. Todo, claro está, hasta diciembre de 2019. A partir del día siguiente, sálvese quien pueda. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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