Nacionales
Consecuencias del cierre de listas
¿Emilio Monzó dio un golpe de timón?
Para nadie era un secreto que la relación entre Monzó y la mesa chica de Cambiemos estaba deteriorada desde hace tiempo. Eso a pesar de que el presidente de la Diputados fue uno de los grandes arquitectos del armado original de Cambiemos y el encantador de serpientes que propició que se aprobaran proyectos de ley que parecían condenados al fracaso.
Pero su reivindicación de la política y su influencia y excelente relación con buena parte de la dirigencia política nacional siempre disgustaron a Marcos Peña y a María Eugenia Vidal. Al primero, por su desconfianza natural hacia la política y los políticos. A la gobernadora, por su influencia en varios distritos provinciales.
Existieron varios puntos de quiebre. El primero, un año atrás, cuando Monzó anunció que no reelegiría y que se mantendría en la presidencia de la Cámara hasta el final de la gestión de Mauricio Macri, en 2019. El segundo, cuando realizó su célebre reivindicación de la “rosca política”, que arrancó la aclamación de propios y ajenos.
Sin embargo, la llegada de Miguel Pichetto hizo que Monzó reconsiderara su decisión, ante la expectativa de que la política obtuviera un crédito, hasta entonces inexistente, dentro del gobierno Nacional. Algo parecido a lo que sucedió en el caso de Rogelio Frigerio.
Estas reflexiones, al tomar estado público, llevaron a un restablecimiento del deteriorado eje Marcos Peña - María Eugenia Vidal, que significó una nueva confirmación del papel central del jefe de Gabinete en la consideración de Mauricio Macri, y la negativa de la gobernadora a satisfacer las pretensiones de Monzó de lugares en las listas para la dirigencia que le responde.
Ofuscado ante la imperturbable actitud de la gobernadora, Monzó se levantó y dio el portazo. Había perdido una batalla, pero la guerra continuaba.
Este miércoles, durante la apertura de la primera sesión de la Cámara posterior al cierre de listas, Monzó no dudó en descargar artillería pesada, e inició el encuentro felicitando desde la presidencia, uno por uno, a los diputados peronistas y camporistas que se habían impuesto en las fórmulas ejecutivas para las gobernaciones de sus respectivas provincias.
“La presidencia aprovecha para felicitar al nuevo gobernador elegido por la provincia de La Pampa, Sergio Ziliotto”, disparó inicialmente. Inmediatamente se dirigió a la “vicegobernadora (Alejandra Rodenas), también la vamos a saludar, en la formula con (Omar) Perotti”.
“Voy a extender el saludo también para el próximo intendente de la ciudad de Cordoba, Martín Llaryora, y para la próxima intendente de la ciudad de General Roca, que no se encuentra acá, Maria Emilia Soria. Y a Martín Pérez -de La Cámpora, quien obtuvo la intendencia de Rio Grande”.
Se argumenta habitualmente que “la venganza es un plato que se come frío” en política. Pero Monzó, con su gesto, ni siquiera permitió que se entibiara.
¿Qué le queda esperar al gobierno nacional de aquí a diciembre de las próximas jugadas de Emilio Monzó? Más aún cuando esta señal llega apenas un día después de la elección de nuevas autoridades del bloque del PJ en el Senado, acompañada de la confirmación de un giro drástico a la oposición de los legisladores peronistas y de un explícito respaldo a la fórmula Fernández - Fernández?
Sin Pichetto en la jefatura de bloque y con un Monzó herido, el Congreso Nacional será un termómetro decisivo del proceso electoral argentino. Y allí, el gobierno, parece haber realizado una jugada demasiado riesgosa. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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