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1 de julio de 2019 | Opinión

Datos que preocupan

Flores narco: 400 puntos de venta de drogas y no menos de 2 mil traficantes 

Se realizó un análisis de venta de estupefacientes en el cuadrante delimitado por las calles Segurola, Mariano Acosta, Balbastro, Lafuente, Castañares, Curapaligue, Donato Alvarez y Felipe Vallese. Es decir, un ámbito constituido por unas 480 manzanas. 

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por:
Jorge O. Rodríguez

En dicha zona además, existen más mil talleres textiles clandestinos, al menos doscientos de los mismos con trabajo esclavo.

En el noroeste del perímetro, se registra un sinnúmero de lugares de ventas. Alrededor del CEAMSE Flores, por Balbastro y Lafuente operan no menos de cinco traficantes; en todo el contorno del Cementerio de Flores, a simple vista puede verse una decena de transas. Por avenida Varela, en inmediaciones del hospital Piñero, operan más de cinco traficantes. En los límites y el interior del Conjunto Urbano San Pedrito de cuatro manzanas, ubicadas tras el nosocomio, tenemos otros quince vendedores. En el barrio Balvastro, de algo más de una manzana, ubicado en dicha calle y Rivera Indarte, viven y venden más de cinco transas. En los 200 metros de San Pedrito entre Cristónomo Álvarez y Echeandía, se venden sustancias de noche y madrugada. En toda la manzana del Polideportivo de San Pedrito y Eva Perón, se vende además de cocaína y cannabis, éxtasis (MDMA o molly), esteroides y anabólicos.

En los 700 metros de avenida Carabobo entre Castañares y Eva Perón, existen no menos de una veintena de negocios de ciudadanos coreanos, buena parte con venta de sexo, trata de personas y estupefacientes: prostíbulos, bares-prostíbulos, restoranes, remiserías. En varios de los mismos ha habido esclavas sexuales y opera una mafia de ese origen, no tan violenta como las triadas chinas, pero con distintos episodios de violencia en las últimas tres décadas.

Decenas de transas pululan por la calle Bonorino, en las siete cuadras comprendidas entre las avenidas Castañares y Eva Perón.

También se registran fuertes ventas de cocaína y cannabis en los monoblocks del barrio Bolívar, de algo más de cuatro manzanas, ubicado en Eva Perón y Curapaligue. Similares conceptos caben para las inmediaciones de las canchitas bajo la autopista, entre Lautaro y Camacuá.

En la plazoleta de Varela y Directorio y en la plaza de la Misericordia, de dicha avenida y Laurato, se vende todas las noches.

Por avenida Rivadavia entre 7200 y 8000, es decir entre Pedernera y Dolores, las noches y madrugadas de viernes y sábados, se convierten en un desquicio, con miles de jóvenes intoxicados con éxtasis, alcohol y otras sustancias, entre la previa y la salida de los locales bailables, muchos de los cuales no cuentan con la habilitación respectiva. También se registran importantes consumos de LSD (ácido lisérgico o “pepas”), una sustancia bastante más demandada estos últimos años en colegios secundarios. Las estadísticas de SAME y comisarías sobre muertos y hospitalizados, son debidamente encubiertas por las autoridades nacionales y de la Ciudad, hoy en manos de Horacio Rodríguez Larreta

Existe un sinnúmero de denuncias de los vecinos, sobre la venta de drogas en inmediaciones, pero también en el interior de dichos comercios: se destacan muy especialmente Ivanoff de Rivadavia 7518, al 7800 La Reina y El Teatro, Evelyn a la altura de 7425 y Bellakeo al 7428. Los desastres ocurren también, en las calles laterales en especial José Martí, Azul y Lamarca. En varias de esas esquinas a veces hay dotaciones en patrulleros o micros policiales, pero salvo que haya disparos de armas, reciben órdenes de no intervenir, incluso ante batallas campales entre distintas bandas. Otros locales totalmente irregulares, con meras habilitaciones gastronómicas, también se encuentran en avenida Rivadavia, como el ubicado en el número 7217, en general regenteado hace más de quince años por delincuentes peruanos (cambió unas quince veces su nombre y razón social).  

A varias cuadras de éstos últimos, también sumamente denunciado, se encuentra Seu Disco en Boyacá 28. Siguiendo por esta avenida en el número 611, existe una “pensión” irregular, que durante más de diez años ha sido una verdadera cueva de drogas, cuyas propietarias son una mujer policía y su hermana (la primera le abonó las coimas a la comisaría 50).

Por avenida Avellaneda y las calles Aranguren y Morón, hace años que opera un sinnúmero de transexuales peruanas vendiendo drogas y produciendo hurtos. Últimamente en menor medida, pero con un centro de operaciones en Bacacay 611 y una pensión ubicada en Aranguren 2516. En todo el contorno del hospital Álvarez, especialmente por su ingreso por Aranguren, también se venden sustancias al igual que por las calles Bolivia al 900 y al 1000, en los mismos ingresos de varias pensiones irregulares. En las cercanías de las calles Bogotá y Bacacay, hay una decena de albergues transitorios: durante el día suelen vender sustancias prostitutas argentinas y dominicanas, y durante la noche se le suman transexuales peruanas, quienes venden hasta el amanecer. Todos estos lugares, siguen aportando inmensos fondos a la caja recaudatoria de la ex comisaría 50, al igual que las decenas de vendedores ambulantes de ropas, que a pesar de las ventas de humo de las autoridades de la Ciudad, continúan operando en los lugares.

La calle Yerbal supo tener durante más de una década, una vía liberada para drogas y robos, en las cinco cuadras comprendidas entre Bolivia y Herrera. Atento las decenas de denuncias y las vendedoras de sexo y drogas heridas, las transexuales peruanas fueron corridas por los jefes policiales de la ex comisaría 38, a jurisdicción de la ex 40, por Ramón Falcón en los fondos de Floresta y por Villa Luro, entre las alturas 4200 y 6000 (una vez más, la “transferencia” de los delitos de una comisaría a otra, no afecta la caja recaudatoria de los jefes policiales, ni al financiamiento de “la política” ). 

Pero quedan todavía dos cuevas disfrazadas de pensiones, en Yerbal entre los números 3060 y 3080. En Quirno 130, también una pensión irregular, hubo simulaciones de allanamientos y detuvieron a algunos perejiles, pero no a los traficantes peruanos más importantes, protegidos por la ex 38 durante una década. En calle Falcón entre Condarco y Baradero, en inmediaciones de los albergues transitorios, siguen vendiendo sustancias de día prostitutas argentinas y dominicanas, y también durante las noches se les agregan transexuales peruanas (también grandes especialistas en hurtos). Cuando son corridas, saben estacionarse a vender por avenida Alberdi. Los fines de semana suele haber patrulleros estacionados, con dotaciones destinadas a proteger las compra-ventas. 

Toda esta zona, supo tener más de cuarenta bares prostíbulos protegidos por la comisaría 38, durante al menos dos décadas. Todavía quedan algunos pocos, pero se destaca el eterno Enigma, ubicado en Quirno 80 con estacionamiento para su distinguida clientela, en la mano de enfrente cerca de Yerbal. Hace unos años se informó a las autoridades, que en el lugar había sido adquirida una droga sintética, que aún no estaba tipificada en el país.

También operan decenas de vendedores en las estaciones Caballito y Floresta del Sarmiento, en sus inmediaciones y en la Plaza Aramburu, ubicada en las avenidas Donato Alvarez y Avellaneda, con cocaína y mucho cannabis.

Las cadenas de encubrimientos tanto a la venta de drogas, como a la monstruosa trata de personas, resulta verdaderamente increíble: puedo dar fe que en el 2011 se le mostró a Jorge Bergoglio, antes de ser papa, el detalle de unos diez bares prostíbulos, alrededor de su casona familiar ubicada en Pedernera y Rivadavia. Quien sería luego nombrado santo padre, manifestó que no estaba al tanto de nada, ni siquiera de las luces rojas del ingreso a esas diez cuevas.

Hace unos años, un asesor de la actual diputada Nilda Garré -ex ministra de Seguridad- le puso por escrito a la misma  y a su segunda, la actual fiscal Cristina Caamaño, la siguiente cuestión: 

“Sent: Saturday, January 12, 2013 7:11 PM To: nildagarre@gmail.comSubject: Informe nº 196 Fiesta de travestis traficantes. Sra. Ministra de Seguridad: Esta noche festeja su cumpleaños la trava transa Lyz mencionada en mi Informe nº 194 en el punto 6. Esta trujillana, es quien les cobra a las otras traficantes de la zona de Flores, semanalmente para dejarlas vender sustancias y además, provee a muchas la cocaína que venden. Como ya mencioné en ese Informe, Lyz está asociada a Marucha (C. A. A. R.) quien está regresando este domingo a nuestro país con 3 o 4 vendedoras más. La fiesta de esta noche se realiza en un tugurio llamado Piel Morena, ubicado en Rivadavia 7217 en Flores, una de las tantas cuevas protegidas por la comisaría 38º. Según me comentan, la concurrencia va a estar plagada de traficantes, no solo de Flores sino también de Constitución, Once y Liniers y sin dudas va a haber cantidades apreciables de sustancias”. (sic)

La ministra no hizo nada con el tema planteado –ni con la fiesta narco ni con el ingreso de C. A. A.R. y sus vendedoras- y su segunda Caamaño, jugó con la vida del asesor ministerial, a pesar que le hizo varios llamados, mencionándole que estaba infiltrado en el lugar y veía gente armada. Si hubieran cumplido sus funciones ambas funcionarias, se hubieran perjudicado las recaudaciones policiales delictivas de esos cuatro barrios. Sin dudas en la ecuación comercial del narcotráfico, lo peor y lo más peligroso al menos en nuestro país, no son los narcos. Y a pesar que seguramente estamos padeciendo el peor gobierno de nuestra historia, el cobro y encubrimiento de los narcos viene desde hace décadas.

El análisis de las 480 manzanas de Flores y alrededores, nos permitió apreciar más de 400 puntos de venta de drogas, con no menos de 2 mil traficantes. Si comparamos dichas cifras, con nuestro análisis publicado en REALPOLITIK de “Avellaneda narco”, con 300 lugares y más de mil narcos, las cifras de Flores resultan monstruosas. Porque además solo constituyen una muestra, que seguramente no representa más del 40 por ciento de ese universo narco. 

El lector seguramente se estará preguntando el por qué de estos números alarmantes. Sin dudas, buena parte de la explicación del fenómeno es la cercanía de todos esos puntos de venta a los laboratorios peruanos de cocaína de la villa 1-11-14, ubicados a metros de las avenidas Riestra y Bonorino, muy cerca de estas 480 manzanas de Flores. Pero esta ya es otra historia, de la cual volveremos a ocuparnos, tal como hacemos hace unos cuantos años. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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Horacio Rodríguez Larreta

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