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2 de julio de 2019 | Cultura

Los Pekenikes en Puerta de Hierro

Perón y un regalo que cambió la historia del rock en España

En pleno exilio, el General organizó una fiesta en Guardia de Hierro con una banda fundamental de Madrid a la que le “cambió” la carrera gracias a un obsequio.

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por:
Juan Provéndola

Hablar de Perón y el rock incluye lugares ya recorridos, como el del fallido festival por el triunfo de Cámpora en marzo de 1973, o también algunas curiosas canciones de principios de los ’70 que pedían por el regreso del General en clave, para burlar la proscripción. Pero poco se sabe acerca del más genuino y cercano acercamiento de Perón a lo que podríamos llamar “cultura rock”. Ocurrió durante su exilio en Puerta de Hierro, y para varios significó un espaldarazo a la entonces incipiente escena española.

Sucedió en abril de 1962, un mes después de ese marzo que comenzó con el partido “neoperonista” Unión Popular arrasando en el elecciones legislativas y provinciales (entre ellas, la de la gobernación de Buenos Aires), continuó con la anulación de estos resultados y acabó con la destitución del presidente Arturo Frondizi.

Después de seis años errando por Paraguay, Panamá, Nicaragua, Venezuela, Dominicana y domicilios varios en España, Perón estableció morada fija de su exilio en una quinta de Puerta de Hierro, barrio veinte kilómetros al norte de Madrid. Allí viviría desde 1961 hasta su regreso definitivo a Argentina, en 1973. Un año después de esta mudanza, el General anfitrionaría una especie de evento o fiesta donde el principal atractivo resultó ser uno de los grupos pioneros del rock en España: Los Pekenikes.

En aquel país el rock ya había cundido en la década anterior, aunque bajo la línea primigenia Halley-Presley con repertorios basados en discutibles traducciones de esas canciones. Los Pekenikes, en cambio, lideraban a esa generación posterior que se criaba al calor de Los Beatles y Rolling Stones y quería hacer canciones propias con guitarras eléctricas. De hecho fueron teloneros de los primeros en el show que dieron en Madrid en 1965.

Formados en 1959, Los Pekenikes alcanzarían su primer éxito recién con su séptimo disco, en 1964. Se llamó “Los cuatro muleros”, en honor a la popular canción andaluza que el grupo reversionó de modo crudo y desafiante. Bien rockero. Aunque la banda estaba compuesta por grandes músicos (se habían conocido en el Maeztu, histórico colegio laico y público de Madrid),  acaso el principal mérito de aquel hito fundante haya sido el sonido de la guitarra pregnante y tímbrico, rítmico y picante.

La guitarra Fender Stratocaster con la que el madrileño Luis Sainz hizo escuela en el rock español fue estrenada dos años antes del éxito de “Los cuatro muleros”: precisamente en aquel show privado de Puerta de Hierro en 1962. La hizo llegar Perón desde Estados Unidos.

La incipiente escena rockera no solo no generaba dividendos, sino que ni siquiera llegaban instrumentos decentes al país. Los músicos se conformaban con baratijas o, en el mejor de los casos y con distintas fortunas, intentaban “mejorarlas” a mano. A Los Pekenikes, que aún no eran populares, les habían ofrecido por el toque ante Perón mil pesetas, cifra más que interesante para la época. Ellos aceptaron pero aclararon sobre la calidad de sus instrumentos, por cierto no muy diferente a la de los demás grupos que comenzaban a aparecer.

Ante la sorpresa de todos, el día del show apareció una Fender Stratocaster, la primera que hubo en toda España. “Y se la pasó tan bien, que al final Perón me la regaló”, contó muchos años después Luis Sainz, quien también incursionó en el rally (en 1971 fue campeón español) y actualmente trabaja como operario vial. La imposibilidad de las bandas para poder muñirse de instrumentos fiables pero costosos y el obsequio que Perón le hizo a Sainz fueron determinantes para que Los Pekenikes pudieran sacar ventaja con un sonido que terminó a la vanguardia del pionero rock español.

Así lo valoran los mismos músicos (quien coincidieron en recordar a Perón como “un tipo interesado por el rock”) y hasta uno de los libros fundamentales para entender el surgimiento de la cultura rock en aquel país: “Bikinis, fútbol y rock & roll (Crónicas pop bajo el franquismo sociológico 1950-1977)”, del periodista y docente AdrianVogel destaca especialmente con esta historia la  “aportación personal de Perón al incipiente rock & roll madrileño”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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