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3 de julio de 2019 | Opinión

Para tener en cuenta

Smartmatic: El fantasma del fraude en Argentina y la experiencia uruguaya

Mucho se ha hablado y difundido por estos días sobre las fallas que habría tenido el sistema de escrutinio provisorio contratado en forma directa por el gobierno nacional. La experiencia uruguaya funciona como un aporte a tener en cuenta en los próximos actos electorales.

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por:
Emilio Augusto Raffo

En tal sentido, cabe destacar que el gobierno de Mauricio Macri ha contratado, intempestivamente, a una empresa extranjera (Smartmatic), entre cuyos antecedentes más destacables se encuentran haber prestado sus servicios tecnológicos al estado de Venezuela.

Desconozco si, previo a dicha resolución, se consultó a sectores de la sociedad civil, universidades, partidos políticos nacionales, etcétera. Poco se ha difundido acerca de las pruebas preliminares de transmisión de datos, aunque se ha sabido de ciertas inconsistencias.

El sábado pasado se han realizado nuevas pruebas y, según trascendió, se han producido varias fallas en los sistemas. En Córdoba se ha denunciado que sólo el 10 por ciento de los telegramas pudieron ser remitidos desde los 889 establecimientos afectados.

Señalemos que no se habría tratado de problemas de conectividad, sino del software preparado para la transmisión de las imágenes de los telegramas 

Similar situación se produjo en el conurbano bonaerense y desde varias capitales.

Debo aclarar, enfáticamente y sin temor a equivocarme, que desde el 23 de setiembre de 1973, en el orden nacional, no se han registrado situaciones que puedan ser tildadas de fraudulentas en las elecciones argentinas. Agregar, en forma aparentemente improvisada, que la gestión y operación del conteo provisorio de votos no hace más que sumar una nueva inquietud a las novedosas incorporaciones que se han intentado y se intentan introducir en pleno proceso electoral.

Y esto, sin duda, no coadyuva a un proceso transparente y que brinde seguridad, esencialmente a la ciudadanía y a la credibilidad de un sistema hasta ahora suficientemente confiable.

Quiero agregar que, en modo alguno, me opongo a la incorporación de las nuevas tecnologías sino simplemente señalar la necesidad que la misma obedezca, en principio, a dos premisas. Primero, indicar qué es lo que se tiende a mejorar. Segundo, suficiente difusión y una genuina participación, no sólo de los partidos políticos reconocidos y en formación, sino también esencialmente de toda la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales especializadas, universidades, especialistas locales, etcétera.

Pongamos como ejemplo lo sucedido el domingo pasado en la República Oriental del Uruguay, en donde se realizaron elecciones internas para la selección de candidatos a cargos públicos electivos, esencialmente de presidente de la Nación.

Lo primero que debe señalarse es que tanto ciudadanos, como candidatos y partidos políticos en general confían en el sistema de selección, circunstancia esta comprobada en las numerosas actividades desarrolladas por el suscripto en el acompañamiento cívico realizadas con motivo de dichos comicios.

Ahora bien, las autoridades uruguayas dispusieron la incorporación de un sistema de conteo provisorio de votos utilizando tablets desde cada una de las mesas de votación.

Para ello desplegaron una actividad desde hace aproximadamente un año, con intervención de la Corte Electoral (máxima autoridad en la materia), una comisión de ministros, diversos organismos especializados de la Corte Electoral; facultad de Ingeniería, con especial hincapié en el análisis del proyecto y pruebas de software; la Agencia General de Gobierno Electrónico, con la misión de proceder a la validación del proyecto; experiencias y análisis de seguridad; ANTEL (empresa nacional de telefonía) aplicando soluciones de conectividad (red celular) y provisión de infraestructura y de servicios de red;  CEIBAL (proyecto socioeducativo creado en 2007 para el estudio de evaluaciones relacionadas con computadores portátiles), entidad encargada de la provisión de tabletas y precarga inicial de las mismas; UTE (Conex), encargada de la coordinación general del proyecto, desarrollo del software y administración del software de base.

Es decir, que las autoridades electorales desplegaron una amplia red de comunicación y difusión en todo el proceso de creación, análisis y experimentación de todo el sistema,  en la cual no estuvieron ausentes los partidos políticos y la sociedad civil en general.

Hubiese sido atinado que las autoridades del gobierno nacional hubiesen desarrollado una actitud similar.

La difusión, experimentación y análisis de todo el proceso que se pretende instaurar para el denominado escrutinio provisorio y la activa participación de la sociedad civil, sin duda alguna, enriquecería dicha actividad dotándolo de transparencia y, por qué no, de blindaje, ante eventuales fallas del sistema que, la experiencia así lo demuestra, se producen en Argentina y en el mundo.

Lo contrario tiñe y obscurece el procedimiento sembrando dudas en sus objetivos e intenciones.

 

(*) Emilio Augusto Raffo es especialista en Legislación Electoral y Observador Electoral (OEA).


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