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16 de julio de 2019 | Campo

La nueva grieta

Acuerdo Mercosur–UE: Se dividen las aguas entre políticos y empresarios argentinos

Con la entrada en vigencia del convenio, habrá productos agroindustriales que ingresarán al viejo continente con arancel cero. El Gobierno festeja, pero hay dudas entre distintos sectores de la economía, que sienten que el acuerdo podría perjudicarlos.

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El reciente anuncio por  parte del Gobierno nacional del acuerdo comercial alcanzado entre el bloque Mercosur y la Unión Europea divide las aguas en el arco político nacional. En concreto, ambas regiones negociaron levantar barreras arancelarias en una serie de productos, en donde claramente se destacan los vinculados a la producción agroindustrial.

El plato fuerte del acuerdo es el catálogo de productos que a partir de la entrada en vigencia del acuerdo ingresarán a Europa con arancel cero. En productos con valor agregado, se destacan harina y  poroto de soja y aceites para uso industrial de soja, girasol y maíz. Por el lado de las economías regionales, manzanas, peras, duraznos y ciruelas entre otros,  se verán beneficiados por esta medida.

En el caso de las carnes, también estuvieron incluidas en las negociaciones. La codiciada cuota de exportación Hilton no pagará aranceles de ingresos una vez que empiece a correr el acuerdo. Como extra, los europeos ofrecieron un adicional de 99 mil toneladas, que se dividirá entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y tributará un arancel del 7,50 por ciento. En relación a este último acuerdo, desde la dirigencia gremial argentina hubo críticas, al considerarlo insuficiente.

Por el lado del biodiesel, una industria eficiente que ha sufrido reveses por las políticas ineficientes de la gestión macrista, habrá algunos beneficios. A partir de la entrada en vigencia del acuerdo, pasará a formar parte de una canasta de desgravación, que se extenderá por un período de cuatro a diez años.

En plena campaña electoral, las opiniones están claramente divididas. Mientras el oficialismo lo presenta como una herramienta que impulsará a la agroindustria argentina y se encarga de difundirlo como un gran logro de gestión, desde la vereda opuesta le achacan que será un desastre para la economía nacional.

Un punto a tener en cuenta es que este acuerdo no se implementará en lo inmediato y requiere una serie de procedimientos, como traducciones de las actas del convenio a los idiomas de los países participantes y que cada país (del Mercosur y la UE) lo apruebe en sus respectivas legislaturas.

Como mínimo, el acuerdo estaría operativo en los próximos tres y cuatro años, pero desde la Casa Rosada no perdieron el tiempo y lo anunciaron como una extraordinaria victoria. Otro punto que no es menor es las resistencias que han empezado a generarse en el interior de la Unión Europea, con Irlanda y Francia a la cabeza.

Tras el acuerdo, el Gobierno nacional no ahorró elogios, al entender que se mejoraron las condiciones de acceso en bienes y servicios a un mercado europeo de 500 millones de habitantes y un PBI per cápita promedio de 34 mil dólares.“Se trata de un hito para la inserción internacional de la Argentina”, destacaron.

En una sintonía similar, las entidades gremiales que representan al sector agropecuario vieron con buenos ojos este acuerdo, más allá de algún cuestionamiento puntual en el caso de las economías regionales. La medida también fue defendida por empresarios como Gustavo Grobocopatel, quien afirmó que “que “hay que permitir que haya sectores que desaparezcan y aparezcan otros” en el ámbito del Mercosur.

Las declaraciones del “rey de la soja” levantaron polémica y en declaraciones periodísticas posteriores intentó suavizar el tenor de sus afirmaciones y agregó que“el error de ese comentariofue hablar de sectores y no de empresas”.

En el empresariado nacional hay muchas dudas con respecto a los alcances del acuerdo. Por ejemplo, la Asociación de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Argentino  (ENAC) expresó su rechazo a lo que consideró “una entrega del mercado interno tanto a l UE como a EEUU a cambio de un subsidio en moda extranjera”.

En las economías regionales también están preocupados por este tema. El presidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos, Ariel Panozzo Galmarello, advirtió que el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea puede ser "el fin de la critricultura en la región". (www.REALPOLITIK.com.ar)


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