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1 de agosto de 2019 | Nacionales

A los palos

Espert busca superar a Lavagna y llegar a una tercera posición

El ingreso en el tramo final de la campaña provocó una radicalización de los discursos, multiplicación de acusaciones cruzadas y la aparición de actores políticos en penumbra, deseosos de recuperar siquiera una porción de su antigua popularidad.

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por:
Alberto Lettieri

José Luis Espert no fue la excepción. Su campaña es, seguramente, la más creativa dentro de un panorama bastante mediocre, con el asesoramiento de expertos en muchas lides a escala internacional, empezando por el propio candidato a vicepresidente, el publicista y periodista Luis Rosales.

Días atrás, la plana mayor del Frente Despertar recibió la visita de Dick Morris, asesor de campaña de Bill Clinton, y muy próximo al presidente Donald Trump. Entre las sugerencias que realizó, se destacan dos: la necesidad de presentarse como la garantía de una propuesta liberal que Cambiemos sólo mantiene, y de a ratos, en el discurso, y la urgencia de confrontar con la fórmula Lavagna - Urtubey, para tratar de cazar en el zoológico de los indecisos que nunca votarían a Macri ni a Cristina y, de este modo, posicionarse como tercera fuerza electoral a nivel nacional.

Desde el lanzamiento de su candidatura, Espert había adoptado un perfil más friendly, más cordial, atento a las encuestas que demostraban que un segmento significativo de los jóvenes menores de 35 años lo consideraba como la opción anti-sistema más creíble. Tal como lo señaló Luis Rosales en “¿Más de lo Mismo?” por REALPOLITIK FM, en cualquier parte del mundo Espert sería un candidato de centro, incluso conservador. Pero en la Argentina, la normalidad aparenta ser algo revolucionario, y como tal la interpretan los jóvenes que llenaron el microestadio de Ferrocarril Oeste en el lanzamiento.

Pero en su visita a Córdoba, otro era el público y otro fue el cariz de su discurso. Durante su breve estadía, mantuvo varias reuniones con empresarios, para luego ofrecer una conferencia en la Cámara de Comercio frente a más de cien hombres de negocio. Allí el tono fue duro, cáustico, implacable. El Espert de siempre, reforzado por las sugerencias de Dick Morris.

Ante una audiencia característica del “Espert de siempre”, el candidato hizo las delicias de su público, afirmando que es indispensable despedir a 1,5 millones de empleados públicos, avanzar con una agresiva reforma laboral y, finalmente -algo que sorprendió a muchos- implementar “algo parecido a la convertibilidad”.

Tal como aconsejaría cualquier coaching ontológico, Espert definió con claridad a sus antagonistas, el candidato presidencial Roberto Lavagna, de quien aseveró que se encuentra “agazapado, haciéndose el buenito, cuando fue parte de los problemas de la Argentina durante años” y al sindicalismo “retrógrado”. Tal como le aconsejara Morris, Espert definió su propuesta como de “reforma y de ataque a la decadencia”, y explicitó su deseo de consagrarse como tercera fuerza a nivel nacional para así “afianzarse" y dar la pelea definitiva en el 2023.

Según Espert, la medida "más dura" y urgente que debería adoptarse sería el achicamiento del estado, algo que tendría un alto impacto social “porque hay que despedir gente. Un millón y medio de personas que son los militantes que el kirchnerismo ingresó desde 2013”, aseguró. Pero inmediatamente aclaró que, “a diferencia de hoy –explicitando la diferencia con Cambiemos-, los capacitaríamos y prepararíamos para que tengan trabajo en el sector privado”.

Planteadas así las cosas, los empresarios centraron sus preguntas sobre las características de la reforma laboral que propondría Espert, a lo que el candidato respondió, de manera tajante: “Hoy asumir un empleado es adoptar un hijo”. Afirmó que resulta indispensable la sanción de leyes que hagan que el empresario “tenga ganas de contratar; hoy más que asumir un empleado es adoptar un hijo. Con estas leyes un tercio de la gente trabaja en negro y eso no hace poner colorados a los sindicalistas que siguen defendiendo las normas”.

Para no dejar dudas, el candidato de Despertar afirmó que “hay que tirar a la basura” las leyes de contrato laboral, de indemnizaciones colectivas y de asociaciones profesionales. "Hay que terminar con la ultra actividad, con la obligación de los empresarios de retener la cuota sindical, hay que descentralizar las negociaciones. Habrá que ir al Congreso con algunas cosas y otras saldrán por decreto". Y, desde una posición de autoridad, destacó que tiene muchas "ganas de cruzarse con la mafia sindical".

Frente a las objeciones de algunos presentes que alertaron sobre el “caos social” que podría provocar una reforma de semejante envergadura, Espert afirmó que ese “caos” ya "existe hoy".  "Si el temor es a las mafias del sistema, ya el tema es policial, es otra cosa". Allí salió a rematar el concepto Luis Rosales, quien aseguró que "sin nuevas leyes laborales no se puede competir con el mundo".

A esta altura de su intervención, faltaba el palazo para el Frente de Todos. Y Espert no se privó de darlo, al caracterizar a Alberto Fernández como “nuevo nobel de economía”, que pretende “bajar a los palos los intereses de las Leliqs para destinar la plata a medicamentos de jubilados”. “¡Qué propuesta más berreta de campaña!”, exclamó. “Ya sabemos cómo termina. Si no se pagan, se viene una confiscación de los depósitos y se termina estafando otra vez a la gente de a pie".

Para cerrar su intervención, el candidato de Despertar diagnosticó que la “manera civilizada –de hacer las cosas- es bajar la inflación. Hay que derrotar a la inflación urgente. No digo que sea fácil. Hay que pensar en algo parecido, no igual a la convertibilidad. Cero emisión monetaria para financiar el déficit, eliminar todo tipo de indexación y algún esquema de fijación inicial del tipo de cambio. No eliminaría el Banco Central”.

En los últimos días, los encuestadores coinciden en señalar una llamativa aproximación en la intención de sufragio entre José Luis Espert y Roberto Lavagna, que atribuyen a la escasa presencia del candidato de Consenso 2030 en los medios, que la sociedad parece atribuir a una especie de “falta de energía”. Con un factor adicional que beneficia a Espert, cuyo electorado parece guardarle mayor fidelidad a raíz de su empatía con las propuestas que formula, mientras que Lavagna parece atraer el descontento con Macri y con Cristina, pero que, frente al incremento de la polarización, sería más propenso a volcarse finalmente hacia una de las opciones mayoritarias. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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