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6 de agosto de 2019 | Opinión

Lo que el gobierno nos dejó

Macrinomics, un modelo económico de achicamiento y destrucción

En el año 1975, Argentina experimentó el fenómeno conocido como “rodrigazo” durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón. Se produjo una brutal transferencia de ingresos de pobres a ricos, que luego continuó con la dictadura militar, su ministro Martínez de Hoz y 30 mil desaparecidos.

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por:
Jorge O. Rodríguez

El ministro Domingo Cavallo, como una suerte de Robin Hood invertido, produjo su gran alquimia transfiriendo las deudas privadas de los grupos económicos al estado nacional: más de 30 millones de argentinos pasamos a pagar la fiesta y el robo de unos cuantos bandidos dueños de la Argentina que, por supuesto, han quedado impunes gracias a los posteriores gobiernos democráticos. Luego, en el gobierno de Carlos Saúl Menem también se aplicaron políticas económicas salvajes. La gestión Fernando De la Rúa, con su circo de antonitos y shakiros intentó algo similar pero, como sabemos, todo terminó con el helicóptero y unos 39 ciudadanos asesinados por integrantes de Policía Federal y otras fuerzas provinciales.

Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez, como farsa”. La frase pertenece a Carlos Marx y data del año 1852 –en “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”-, quien, si bien no fue el bisabuelo de Groucho, supo tener un profundo sentido del humor, además de revolucionar en su totalidad las ciencias sociales. El tema es que con estas farsas y comedias que padecemos, con cada vuelta de tuerca y con cada ajuste, millones de argentinos pasan a ser tirados por esos gobiernos y sus patrones del poder económico, literalmente a la basura. Y con cada devaluación del dólar nos seguimos perjudicando quienes cobramos y vivimos en pesos, es decir, como diría el filósofo Mauricio, “esos tipos”.

En “El misterio de la Argentina”, el gran Tato Bores, disfrazado de investigador alemán, nos muestra fotos de Cavallo, Alsogaray y Menem y nos cuenta: “Luego de ese plan económico, los argentinos desaparecieron”; “los argentinos empezaron a vender sus yacimientos, sus minas, sus recursos naturales, se quedaron sin nada y se convirtieron en eso, en nada”; “pusieron en venta el territorio, otros se vendieron a sí mismos y muchos emigraron”. Lamentablemente, Tato se nos fue y no llegó a ver el genocidio económico del macrismo.

Algunos muñequitos de torta que aparecen en la TV y otros medios, simulando ser periodistas, nos quieren confundir hablándonos de “mala praxis del macrismo”. Esto en realidad es otra cosa, es un plan que puede ser llamado PRIPR: Planificación de Redistribución de Ingresos de Pobres a Ricos. La destrucción de más de 56 pymes por día, el continuo incremento de las tasas de desocupación y subocupación, la mitad de nuestros niños viviendo en la pobreza, la destrucción de escuelas y hospitales públicos, 3 millones de nuevos pobres en un año, endeudamiento del país en forma catastrófica, duplicación del narcotráfico y la gran fiesta de los ricos y bandidos de guante blanco (socios, amigos o secuaces de los funcionarios), no es una simple mala praxis ni mucho menos una suma de errores. Solo los estúpidos o disfrazados de estúpidos pueden plantearla en esos términos. Esto es un proceso debidamente planificado, la destrucción o achicamiento de un país en términos tan salvajes, la caída de los salarios reales a un 50 por ciento de los valores de años anteriores, solo significan la monstruosa transferencia de ingresos de pobres a ricos, que dejaron de producirse con golpes militares, llegando a su instancia superadora en términos de Hegel y Marx: la democracia versión argentina. Como bien escribe Alfredo Zaiat: “Macri cumplió con el objetivo”. Es obvio que vinieron para esto, engañando a la gilada con todas sus mentiras de campaña.

La economía no solo no es una ciencia, sino que además se constituye de un montón de mentiras y falsedades, muchas de las mismas con claros objetivos políticos, direccionadas por el poder económico (de todo esto nos referiremos en próximas notas). Entre mis colegas economistas, menos de un 10 por ciento tal vez tengan alguna credibilidad, y los que están en los medios de difusión, en los últimos veinte años han errado todos sus pronósticos. Es más, muchos vuelcan sus mentiras, direccionados por las empresas que les pagan por sus fake news. La del economista es una profesión vergonzante en casi todo el mundo, pero muy especialmente en Argentina. La economía es un arma humeante y sumamente peligrosa para dejarla, justamente, en manos de los economistas, y la población debería darse cuenta cuando le mienten, muy especialmente los falsos progresistas.

Cuando asumió Mauricio Macrí, la deuda externa total era de 253.989 dólares, y ascendió a 275.828 millones en el primer trimestre de 2019 (según los datos de los restos del INDEC). Se incrementó en 22.932 millones de dólares en un año y se incrementará algo más al final de esta gestión. Como bien dice Roberto Feletti: “Este modelo sirvió para que se fueran en dos años 63.000 millones del país por distintos conceptos”. Algunas fuentes incluso hablan de una fuga aún mayor.

La nueva dependencia de Argentina del FMI, a partir de los distintos préstamos de estos piratas, solo sirvió para mantener más o menos atado el valor del dólar y para seguir generando continuas fugas de divisas, conforme el enriquecimiento de piratas y depredadores argentinos. El gran problema lo tendrá el país en el 2020 y 2021, con los grandes vencimientos de deudas y, en lo sucesivo, con pagos que comprometen a varias generaciones. Si el gobierno que suceda a estos depredadores económicos, tiene algún valor democrático y moral, deberá investigar muy seriamente estas cuestiones, aún a pesar de quienes anidan en Circo Py. Con el cambio de viento, el fiscal Marijuán que excavó media Patagonia buscando los tesoros de los Kirchner, ya puso la mira en familiares y amigos presidenciales. Cambian los vientos y fiscales, jueces y camaristas tienen que simular, no solo que cumplen con sus funciones, sino además que son honestos.

Tal como relata Paula Español en Página 12: “El año 2019 cerrará con los peores niveles de inversión desde la crisis internacional de 2009, con una caída que se acercará al 20 por ciento. La ‘lluvia de inversiones’ se convirtió en una más de las numerosas falsas promesas de campaña”. Un país en el cual no se invierte, obviamente no puede tener crecimientos en su producción (producto bruto interno). Además, ¿qué inversor puede venir a un país en el cual sus funcionarios tienen sus dineros en el extranjero y que ven como su presidente y sus principales funcionarios, se la pasan repitiendo como loritos, los mismos discursos y retahílas que les escriben todos los días, absolutamente alejados de la realidad o directamente delirantes?. Las dificultades de acceso al crédito y con tasas cercanas al 100 por ciento anual, frenan todas las alternativas de inversión de empresas nacionales. El achicamiento de la obra pública y de sus cadenas reproductivas, también aportan a las caídas de la inversión y obviamente de los consumos. El festival de apertura a las importaciones también contribuye en ese sentido y contradice lo que casi todas las naciones del mundo realizan para proteger a sus productores.

La última buena cosecha obtenida demuestra que la “teoría del derrame” del gobierno es otra gran mentira, ya que esas toneladas no produjeron mejoras en el resto de la economía (ni en “esos tipos”). Porque, además, la mentalidad troglodita de los señores del campo y sus aliados de los pools de siembras, nos muestran que solo liquidan divisas para cubrir sus costos, el resto va a la timba financiera esperando los saltos del dólar. Por eso la foto de la Sociedad Rural y el amor a un presidente que les dio, hasta ahora, un 365 por ciento de devaluación de nuestra moneda respecto del dólar. Como bien explica Claudio Scaletta: “Los inversores internacionales, esos que entraron para aprovechar el diferencial de tasas, se llevaron en junio muchos más dólares que en el peor momento de la corrida cambiaria de 2018. Mientras en mayo de aquel año salieron 1.363 millones de dólares netos, en junio pasado se fueron 1.410 millones”. Y justamente la economía no explotó, como bien dice Scaletta, por “la rebosante inyección de recursos financieros electorales del FMI y porque la formación de activos externos, es decir la compra de residentes de dólares para atesoramiento, fue mucho menor este año que durante la corrida del año pasado”. Hasta ahora.

Como mencionamos hace unos días en REALPOLITIK, en “Dineros narcos mexicanos en Argentina”, al dejar de lado las restricciones para ingreso y egreso de divisas, se facilitó aún más los lavados de dineros narcos, de trata de personas, de ventas de armas y tantos otros delitos internacionales. Pero, además, esta cuestión nos desprotege absolutamente ante cualquier gran huída de capitales: las fieras internacionales, al igual que la Rural, totalmente agradecidas. Los gobernantes no pueden desconocer la importancia del consumo en la demanda nacional. Lo que ocurre es que lo saben, al igual que todos los desastres que ocasionan, pero no les importa, ya que es otro el juego que están jugando.

Imaginemos por un instante una banda. Una banda de rock o pop en un escenario. Con pícaros que tienen supuestos títulos de carreras cortas, de academias disfrazadas de universidades, o simplemente títulos truchos comprados y que de música no saben absolutamente nada, ya que solo saben de rapiña, estafas y timbas financieras. ¿Qué música pueden brindarnos estos personajes? La misma justamente que los beneficios que puede aportarnos un cardumen de empresarios y gerentes que en unas horas pasan a ser funcionarios para proteger el accionar de sus empresas tan poco trasparentes. Por suerte, para clarificarnos, vuelven a aparecer los Redonditos de Ricota cantando: “Soñaste angelitos muy profesionales, que iban al grano jugando a los gánsters; tenés la licencia para envenenarnos, pensás con audacia consejos muy agrios; un caníbal desdentado enseñando a masticar, tu negocio es muy difícil de explicar y fácil de enseñar”.


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