Viernes 19.04.2024 | Whatsapp: (221) 5710138
8 de agosto de 2019 | Opinión

Mauricio es Macri

Perfil oculto de un presidente escondido

Los discursos leídos y los relatos de Mauricio Macri muestran la dicción de una persona que bien podría tener alguna patología neurológica leve: comienza, se le traba la lengua, vuelve a arrancar y se sigue trabando, y no porque no recuerde lo que le escribieron.

facebook sharing buttonCompartir
twitter sharing button Twittear
whatsapp sharing buttonCompartir
telegram sharing buttonCompartir
print sharing buttonImpresión
gmail sharing buttonCorreo electrónico

por:
Jorge O. Rodríguez

Hace algunos años que tiene estos comportamientos en forma creciente, pero se le notan mucho más cuando realmente se pone muy nervioso y no cuando simula estar nervioso.

El lenguaje gestual, el movimiento de las manos, el desvío de las miradas, sus sonrisas poco creíbles, sus supuestos cansancios y otras falencias nos mostrarían a una persona que sabe conscientemente que está mintiendo. Sus chácharas y sarazas, con cosas sin ningún sentido, en casi todo momento parecerían indicar que está convencido que quienes lo escuchan se creen cualquier cosa. De eso podría percatarse todo especialista en perfiles.

Al analizar, por ejemplo, los principales discursos de George W. Bush, con sus mentiras sobre las armas de destrucción masivas de Sadam, hay notables similitudes entre ambas personas. Muchos periodistas y analistas consideran que Bush es uno de los mayores mentirosos de la historia contemporánea, con un muy bajo coeficiente intelectual, que durante toda su gestión se la pasó mintiendo (con un grupo de funcionarios que le permitió cometer todo tipo de fraudes y tropelías, y desarrollar monstruosamente toda la entente militar industrial).

En los discursos de Bush pudimos encontrar unos treinta tics y gestos característicos de las mentiras: movimiento de manos, muecas, abrir y cerrar falsamente los ojos, gran sonrisa antes o después de una afirmación grave, etcétera.

Realizando un análisis comparativo de esos treinta gestos de la mentira, pude encontrar un grupo de veinticinco idénticos en la discursiva de Macri; como si estuviéramos en presencia de un mentiroso compulsivo y serial (o, como diría un psicoanalista, un gran mitómano). Todo es más grave al considerar que en la imitación de la fuente de la mentira -copycat-, el mentiroso inicial, es un personaje se excusó de ir a pelear a Vietnam -con informes falsos-, mientras envió a la guerra y eventualmente a la muerte a más un millón de soldados de su país”. 

Más allá de los problemas de dicción del presidente Macri, cada vez que intenta improvisar la respuesta de una pregunta no prevista, no solo muestra la escasez de su lenguaje sino también la gran pobreza de sus pensamientos. Todo es sumamente pobre y primitivo, pero los niveles de perversión -desde una visión psicopatológica- alcanzan el súmmum con sus sonrisas, cuando vuelca a su audiencia las mentiras más infantiles: “Vamos a conseguir pobreza cero”, “estamos por ver la luz al final del túnel” y otros dislates similares. “Estamos cruzando el río” o “hemos atravesado la tormenta”, nos remiten a factores climatológicos o geográficos que, considerando la cruda realidad de los argentinos, se asemejan en términos psicopatológicos a un discurso delirante grave.

Evidentemente algunas de estas cuestiones tienen que ver con un muy escaso nivel educativo -tanto de educación familiar como formal-, pero también de alguien que no tiene la menor idea del mundo real y menos de las cuestiones laborales. Realmente parecería ser alguien que nunca trabajó. En nada se nota que esta persona sea realmente ingeniero, ni en su dicción, ni menos en sus posturas. Además, me llama mucho la atención que en su gobierno no aparezca ni un solo compañero de facultad, cuando sí aparecen compañeros del secundario. En la gestión de cualquier político aparecen sus compañeros universitarios y además colegas de su profesión; esto es lo que ocurre con gente que haya trabajado, por cuanto a partir del trabajo se generan relaciones de confianza.

Don Mauricio tiene, además, un subconsciente que lo traiciona en forma continua, como cuando tan salvajemente dijo: “Voy a tratar de ir en la misma dirección que vamos, pero más rápido”, ante la cara de orgasmo del gran escritor, pero troglodita en términos políticos, el arequipeño Mario Vargas Llosa. Resultan obvios los aspectos perversos y psicopáticos, seguramente con un narcisismo patológico grave, que no le permite tener en cuenta al otro y una nula aceptación de la frustración (que deja ver en muchas ocasiones); parecería una persona casi insensible y emocionalmente inestable, como si realmente no tuviera valores morales.

Hace meses que Mauricio Macri se presenta muy poco en público, sin dudas por consejo de su asesor ecuatoriano y su jefe de gabinete. Habría que ver cómo lo convencen para no mostrarse y cómo intentan ocultarle su imagen desastrosa en las encuestas. Solo viene apareciendo en actos en los cuales sus asesores le aseguran que no va a haber problemas y ante una notable concurrencia de seguidores rentados. Tal vez esté enterado de las numerosas repulsas que reciben en público sus subordinados y aliados, aunque seguramente desconoce la profundidad y repetición de las mismas. Parece que todo le viene fallando a Mauricio Macri: antes los brainstorming -lluvia de ideas- de sus colaboradores, resultaban más o menos efectivas, pero ahora sus resultados parecen nulos. 

El discurso del presidente casi en torno de farsa a su base de apoyo de los señores del campo o a los piratas internacionales del Fondo, tiene que ver con sus continuas sobreactuaciones, incluida la ya viralizada con la palabra “carajo”, luego terminando en forma tan cheta diciendo “sorry”.

Como bien escribe Eduardo Aliverti: “A Macri lo esconden de toda aparición que no sea en un ámbito recoleto, como su presencia y discurso en esa Rural a la que le devolvió el rango de ministerio para sentirse a sus anchas. Como el dictador Onganía, en 1968, con desfile en carroza por la pista central y aclamado por la oligarquía con olor a bosta, hoy ocupada en reprimir a un grupito de veganos”.

Por lo demás, su discursiva está inundada de conceptos autoritarios. No es casualidad su entorno de personajes, como la ministra de Seguridad, entre otros, con sus relatos antidemocráticos, tratando de ser los embanderados de la “mano dura” y premiando a asesinos que fusilan por la espalda. Su ex cuñado Néstor Daniel Leonardo, quien padeció distintas escuchas ilegales, en diciembre 2015, le manifestó a Perfil: “Mauricio es un autoritario, ya lo van a conocer…”.

Conforme nos reseña Wikipedia: “Mauricio Macri (Tandil, 8 de febrero de 1959) es un ingeniero civil, político, ejecutivo, empresario y dirigente deportivo argentino, que asumió el cargo de presidente de Argentina el 10 de diciembre de 2015. Había sido diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires entre 2005 y 2007 y jefe de Gobierno por dos períodos (2007-2011; 2011-2015)”. En este caso, demasiada lavadita Wikipedia, ya que lo más notable es el perfil oculto de don Mauricio, que sus adláteres han logrado mantener casi escondido tantos años: en 1995 fue elegido presidente de Boca Juniors, luego de una costosa campaña, que según distintas fuentes “fue sustentada por su padre Franco para sacárselo de encima, del grupo económico familiar Socma”. Al año siguiente inauguró el mini estadio Luis Conde, en homenaje al padre de su amigo Gabriel, procesado y con solicitud de captura por trata de personas y otros delitos complejos. El ex diputado Roberto Digón denunció penalmente a Macri y a su amigo Gustavo Arribas -actual jefe de la central de inteligencia- por irregularidades en la venta de jugadores (una época por la que pululaba en el club el fiscal rebelde Carlos Stornelli). En ese momento -como recuerdan algunos socios de Boca- muchos de los pases de los juveniles estaban en manos de decenas de empresas off shore radicadas en Uruguay y el club solo poseía como mucho un 20 por ciento de los valores federativos de esos jóvenes.

En 1999 fue reelecto presidente de Boca. Fue denunciado por el delantero Marcelo Delgado de aprovechar su gestión para sus “negocios personales”. Poco después fue el ex capitán Jorge “Patrón” Bermúdez quien lo denunció por actos de corrupción en los pases de los futbolistas y que, en el 2000, le habría exigido indebidamente para sí 2 millones de dólares. ​En el 2001 fue procesado por contrabando, acusado de exportar autopartes a Uruguay y cobrar reembolsos para importarlas como autos. En 2007 recibió denuncias ya ligadas al ámbito político, incluso de la inefable Elisa Carrió, por conexiones ilegales entre el fútbol, la política y la violencia de los barrabravas: “La sociedad puede pedirme que nos juntemos. Lo que no me pueden pedir es que nos juntemos con corruptos”, manifestó en su momento la pintoresca diputada, antes de borrar con su codo lo que escribió con su mano.

En otro momento lo engalanó públicamente, diciéndole: “You are stupid”. Según informó Telam en diciembre 2015: “Macri acumula 214 denuncias en su contra desde que asumió como jefe de Gobierno porteño: ‘estafa y asociación ilícita’; ‘violación de deberes de funcionario público’; ‘enriquecimiento ilícito’; ‘falsificación de documentos públicos’ y ‘abandono de personas’”. Si no fuera el presidente de la nación con su sagrada investidura, podríamos hasta plantear que estamos en presencia de un frondoso prontuario, máxime considerando la importante denuncia de Gabriela Cerruti del 2015, publicada por REALPOLITIK hace unas horas y que una vez más dejó sin mella a su eminencia reverendísima.

Las últimas afirmaciones públicas de don Mauricio realmente parecen chistes de mal gusto, mostrando la metáfora del rey desnudo: “No se necesitan argumentos, no es necesario dar explicaciones para que me voten”. Propiciando, además, mediante las redes distribuir su foto con la leyenda “yo lo voto”. Cuesta creer que alguien se crea estas cosas, excluyendo a los fundamentalistas del macrismo. Su imitación al “Topo Gigio” de Riquelme es un gesto patético, si recordamos que Juan Román se lo hizo a él, con la Bombonera a full, luego de hacerle un gol a River, convencido de que Macri le estaba metiendo la mano en el bolsillo.

Todos estos hechos nos muestran a una persona sumamente nerviosa -más allá de las sobreactuaciones de sus enojos-, que sigue haciendo lo que le marcan sus asesores, pero que en cualquier momento puede salirse de control y volcar. Veremos qué actitud asume, si seguramente se dan los resultados catastróficos que indican las muy pocas encuestas honestas (cerca de un 15 por ciento de diferencia). Pero realmente hay que tener mucho cuidado, como bien afirma Mempo Giardinelli: “Ya han demostrado que son capaces de todo, de cualquier cosa, de censurar y encarcelar ciudadanos/as sin más pruebas que ‘denuncias’ y sospechas amañadas, y sin condenas firmes”.

Por eso más que nunca, este domingo todos los ciudadanos debemos estar muy “atentos y vigilantes” ante las posibles trampas y fraudes, para que no vuelvan a meternos la mano en el bolsillo. Y esperemos ver lo que nos canta el injustamente vilipendiado Carlos “Indio” Solari: “Un bobo lava y un tonto enjuaga, y la murga nos vuelve a gritar. No da más la Murga de los Renegados. Ya se va... la murga sin la bendición”.


¿Qué te parece esta nota?

COMENTÁ / VER COMENTARIOS

¡Escuchá Radio Realpolitik FM en vivo!