CABA
Tras las PASO
La agroindustria argentina vive momentos de gran incertidumbre
Las elecciones del pasado domingo 11 de agosto fueron un torpedo bajo la línea de flotación para el macrismo, que quedó golpeado y sin reacción de cara a las presidenciales de octubre.
En cuestión de días, la economía argentina se sumió en un caos al que no escapa ningún sector y más allá de las disculpas del presidente Mauricio Macri y su anuncio de medidas para inyectar dinero en el bolsillo de los trabajadores, el oficialismo tiene un duro camino para transitar hasta la próxima definición en las urnas.
La cadena de valor agropecuaria sintió de lleno el impacto de estas elecciones, en donde si bien acompañó con su voto al macrismo, no fue suficiente para revertir los contundentes triunfos de Alberto Fernández a nivel nacional y de Axel Kicillof en territorio bonaerense.
La corrida cambiaria post PASO se empezó a percibir con fuerza en diversos ámbitos de la agroindustria argentina, que en un gran porcentaje tiene los costos atados al valor de la divisa norteamericana. En el caso de la carne bovina, todas las miradas estaban sobre el Mercado de Hacienda de Liniers, que si bien concentra entre un 10 y 12 por ciento de la faena a nivel nacional, es el formador de precios.
En solo tres días de operaciones, los números fueron contundentes y en los remates se registraron precios históricos en varias categorías, tanto las destinadas a consumo interno como exportación. En el ámbito doméstico, las carnicerías enfrentan una encrucijada: ¿Hasta dónde aumentarán sus precios de venta? Un dato a tener en cuenta es que el consumo de carne registra las cifras más bajas de los últimos diez años, de la mano de un poder adquisitivo del salario en franco retroceso.
Más allá del público apoyo del sector agropecuario al oficialismo, entidades que representan a diferentes eslabones de la producción y la industria han iniciado gestiones para acercarse al candidato presidencial del Frente de Todos, que si bien no ha dado a conocer un plan para la agroindustria, dejó pistas sobre cuál podría ser su política en este rubro.
En el caso de los derechos de exportación -un tema por demás sensible en el cual el presidente Macri no cumplió su promesa de campaña de eliminarlos-, Alberto Fernández estimó que no las quitará, pero sugirió que aplicaría una reducción en caso de registrarse un incremento en el volumen cosechado.
En medio de la vorágine que se vive en estos días, desde la industria granaria filtraron que habría una modificación en los derechos de exportación. Esta situación fue desmentida por los ministros de Producción y Agricultura, Dante Sica y Luis Miguel Etchevehere, respectivamente. La historia reciente demuestra que es difícil creer al oficialismo en esta cuestión y siempre que se vio acuciado por el déficit fiscal recurrió a esta caja fácil que son las llamadas “retenciones”.
En este contexto por demás complejo, el titular de la Casa Rosada recibe “fuego amigo” desde directivos de niveles de la cadena agroindustrial, que preocupados ante el panorama de incertidumbre que viven exigen repuestas. “Póngase el traje de presidente”, le reclamó en declaraciones periodísticas y con dureza Luis Magliano, de la Sociedad Rural de Jesús María, Córdoba, una provincia que con su voto siempre apoyó al macrismo. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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