Mientras Macri analiza cambios, Lavagna sueña con entrar al balotaje

Frase escasamente feliz, como todo lo que hace últimamente, que trae a la mente aquel “El que gobierna soy yo” que pronunció del ex presidente Fernando De la Rúa el 19 de mayo de 2001. Antes como ahora, el país se desgarraba en manos de un grupo de incapaces que habían tensado la cuerda mucho más allá de lo recomendable. 

Tanto el saber académico como el popular tienen en claro que, cuando un presidente debe salir a avisar que él es el que manda, es que su autoridad se encuentra en franco proceso de disolución. El lunes, Miguel Pichetto ya había tenido que aclarar que Mauricio Macri aún seguía gobernando. “El presidente está en control”, anunció. ¿Desde cuándo hace falta aclarar eso? La respuesta es sencilla: sólo cuando se pretende tapar el sol con las manos. 

Ayer advertíamos que a Macri se le estaban diluyendo todos los apoyos como arena entre las manos. En los medios, en la política y en los mercados. El 70 por ciento de la sociedad ya le dio la espalda en las PASO. Como un pato rengo, camina hacia la meta del 10 de diciembre tratando de alcanzarla, entregando la piel para conseguirlo. ¿Llegará?

La prensa financiera internacional le dio la espalda. La conclusión “game over” para Macri ocupa los portales internacionales. También la revista Noticias titula de ese modo. Tomaron distancia todos sus operadores. Anunció una serie de medidas económicas “populistas” este miércoles, que sólo sirvieron como demostración para los mercados de que su tiempo concluyó. Más aún cuando, a sólo once horas de haber anunciado el congelamiento del precio de los combustibles, debió desdecirse. Las retenciones agrícolas que se consideraban debieron ser descartadas antes de nacer. 

Hoy el dólar bajó a 60 pesos. El precio lo puso Alberto Fernández. El FMI busca a Alberto para negociar. Y el candidato del Frente de Todos debe salir a aclarar, a cada paso, que está muy preocupado por lo que pasa y que está dispuesto a ayudar, pero que el que gobierna hasta el 10 de diciembre es Mauricio Macri. Curioso caso de un candidato que ganó una elección que no lo habilita a gobernar, pero para toda la sociedad argentina y para el resto del mundo, recibe trato presidencial.

Este miércoles, cuando Luis “Toto” Caputo, ex funcionario y amigo de Mauricio Macri, compartió panel con Emanuel Alvarez Agis, uno de los asesores más cercanos a Alberto Fernández, salió a defender a capa y espada a Alberto, negó que estuviera en su mente entrar en default. Más aún, él mismo lo trató como inminente presidente. Sin compasión, le bajó el pulgar a Mauricio. No fue el primero, no será el último.

En la reunión realizada antenoche en Olivos, Macri despidió a Durán Barba. En el entorno aseguran que lo que viene es el reemplazo de Marquitos Peña, “sus ojos”, por Miguel Pichetto. El ministro Dujovne desapareció y se mantiene escondido, y se asegura que sólo se espera el momento oportuno para darle salida. Dante Sicca parece ser el siguiente. 

Horacio Rodríguez Larreta evita el contacto con los medios: sabe que exponerse equivale a que el salvavidas de plomo de Macri termine en catástrofe electoral. María Eugenia Vidal anunció que hará campaña por su cuenta, despegándose de la fórmula presidencial. 

Pero algunos fanáticos insisten, aseguran que obtendrán el triunfo en octubre, incluso el propio presidente, aunque esté obligado a implorar el apoyo, aunque sea moral, de Alberto Fernández, a quien pretende derrotar en octubre. 

Nadie se imagina un debate presidencial entre Macri y Alberto, Lavagna, Espert y Del Caño. La mayoría pronostica algún tipo de excusa presidencial para escapar del papelón. Pero para octubre aún falta mucho.

Hoy hablaron Lavagna y Urtubey. Anunciaron que suspenderán la campaña electoral e instaron al gobierno a sancionar la emergencia alimentaria y sanitaria. En el entorno de Consenso Federal saben que los desaciertos de Mauricio los acercan al segundo lugar en las elecciones generales. 

Al presidente sólo le queda “Lilita” Carrió, con su incontinencia habitual y autoritarismo innato. “Ganamos por paliza” y “de Olivos nos sacan muertos” fueron sus arengas en el CCK de ayer por la mañana. La estabilidad política de la Argentina se conformaría con que se retirara de la vida política y se llamara a silencio.

Sólo en este aspecto Macri se diferencia de De la Rúa. En 2001 Carrió lo dejó en banda. Hoy, en cambio, aún no le soltó la mano. Aún… (www.REALPOLITIK.com.ar)

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