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Con los resultados de las PASO a la vista, el lunes siguiente el Banco Central decidió no intervenir en el mercado del dólar que se disparó de 45 a 66 pesos. La operatoria resultó extraña, ya que el acuerdo con el FMI lo habilitaba a intervenir con dinero del préstamo para frenar la corrida.
Días después, Martín Redrado denunció que Guido Sandleris habría recibido órdenes del presidente Mauricio Macri para actuar de ese modo, para escarmentar al pueblo argentino por haberle demostrado su rechazo en las urnas. Su discurso descalificatorio de la soberanía popular y de las instituciones republicanas, pronunciado esa misma tarde, se alinea directamente con esa línea de razonamiento.
La cuestión ha dado lugar a una presentación judicial de miembros del Frente de Todos. No se trata de un tema menor, por las consecuencias que significó para la economía nacional y para la de cada uno de los argentinos. No debería dejarse pasar por alto.
La decisión adoptada, ya sea responsabilidad de Sandleris o de Mauricio Macri, terminó en una devaluación del 25 por ciento de nuestra moneda. En los días posteriores, y de manera totalmente inconsulta, Macri impulsó un paquete de medidas “populistas”, cuyo financiamiento ignoramos, así como también desconocemos su impacto sobre el tesoro nacional y las economías provinciales. El candidato opositor Alberto Fernández aseguró que, sólo por la eliminación del IVA, los estados provinciales sufrirán un perjuicio de 1.500 millones de dólares.
Se ha estimado que el paquete, en conjunto, le costaría al estado unos 16.000 millones. Sin embargo, este es sólo un cálculo provisorio y parcial, ya que la decisión de “castigar a los votantes” dejando correr el dólar, implicó una caída considerable en la cotización de varios bonos argentinos que el estado nacional había dado como garantía a bancos privados a cambio de deuda, por lo que debió abonarles la cláusula de garantía firmada oportunamente para compensarlos.
El monto de la erogación que realizó este miércoles el tesoro nacional asciende a 2.615 dólares, que implican la recuperación de bonos Bonar 2024 por 5.948 millones de dólares, 4.019 millones de dólares por Bonar 2025 y 2.842 millones de dólares por Bonar 2037, que estaban cotizando ya de antemano muy por debajo de su valor. Si bien en términos nominales la operación implica un beneficio para las arcas públicas, en la práctica se trata de bonos de muy baja cotización en el mercado que no hubiera existido necesidad alguna de recomprar en el marco de la actual crisis económica. A la cotización del día -57 pesos por dólar-, el monto de la operación ascendió a 149.055 millones. Es decir, el costo de casi cuatro “planes de alivio”, tal como los denominó el gobierno nacional.
En consecuencia, las reservas brutas de nuestro país cayeron a menos de 60.000 millones de dólares. Un costo demasiado alto para complacer el mal humor de un presidente y/o el incomprensible desempeño del titular del Banco Central.
Viendo quiénes se beneficiaron de la decisión de “dejar correr el dólar”, no faltará quien piense que la misma tuvo poco de descuido o de ingenuidad. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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