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26 de agosto de 2019 | Nacionales

Razones para la caída

El 45 por ciento de los votantes de Vidal no se identifica con ella

Un estudio reciente demostró que la mayoría de los votantes de Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires son anti-kirchneristas o, simplemente, apolíticos. Podría explicar la brusca caída en la intención de votos del oficialismo.

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por:
Santiago Albizzatti

En las elecciones presidenciales de 2015, el kirchnerismo derrotó al socialismo de Hermes Binner y al radicalismo de Ricardo Alfonsín al acumular el apabullante 54,11 por ciento de los votos. Cuatro años después, en octubre de 2015, dejaría el gobierno derrotado por Mauricio Macri, quien sumó un 34,14 por ciento en primera vuelta y un 51,34 en el ballotage.

No obstante ello, el núcleo duro de un gobierno kirchnerista cuestionado judicialmente y tras doce años de desgaste, se situó entre el 37 y el 48 por ciento de los votos. En el caso de Cambiemos, que logró 8 millones de votos en el 2015, con impresionantes picos del 53,22 por ciento en Córdoba, el 50 en Capital Federal y más del 40 en Mendoza, bastaron tan sólo 4 años –un tercio del mandato de su rival y antecesor –para perder más de cinco puntos a nivel nacional y registrar pisos de 15 por ciento en Santiago del Estero, 25 por ciento en Chaco, 25 en Catamarca, 24 en Formosa y 22 en Río Negro, por sólo nombrar algunos ejemplos. Las PASO dejaron planteado un interrogante: ¿Qué provocó un derrumbe tan importante del electorado oficialista? Un reciente estudio de la agencia Proyección Managment & Consultoría propone una respuesta política e ideológica para explicar el fenómeno.

En la estructura del voto, existen algunos que ejercitan una lealtad inamovible hacia un determinado partido político o ideología y otros, los llamados “golondrinas”, que se mueven de acuerdo a alguna conveniencia determinada. Acorde al estudio publicado, el 64 por ciento de los votantes de Axel Kicillof pertenecen a un núcleo duro peronista-kirchnerista, que votará al espacio indiferentemente del candidato propuesto. El resto se reparte entre apolíticos, socialistas, liberales y un 6,9 por ciento de anti-macristas.

Entre los que votaron a la fórmula María Eugenia Vidal-Daniel Salvador, sin embargo, se marca una inversión profunda en la tendencia. El 24,6 por ciento, el grupo más grande de votantes oficialistas se identifica a sí mismo como anti-kirchnerista. El 20,5 siguiente, simplemente es apolítico. Luego, el resto se distribuye entre macristas (otro 20,5), radicales, liberales, peronistas y anti-peronistas.

Esto deja entrever que el grueso de los votantes de Juntos por el Cambio no tienen una actitud proactiva –desde el punto de vista meramente político –hacia ningún candidato o ideología en particular. En criollo, no les interesa quién gane, en tanto y en cuanto no sea el kirchnerismo. Un 45 por ciento de los que votaron al oficialismo, siempre acorde al estudio, no intenta que gane Vidal, sino que pierda Kicillof. En ese objetivo, la actual gobernadora es la que más chances tiene de vencer al candidato de Alberto Fernández, y de ahí el voto.

Esta posición explica, también, la ausencia de un núcleo duro macrista y el por qué de la debacle en las PASO de agosto. Un grupo importante de votantes vota a Juntos por el Cambio con el objetivo de derrotar al kirchnerismo. Por lógica, cuando el espacio comienza a posicionarse como un rival débil y con pocas chances de victoria, simplemente deja de tener sentido el voto, que migra inmediatamente a otras opciones.

El desafío de Mauricio Macri y su equipo para las generales de octubre será, entonces, presentarse como una opción capaz de dar vuelta un resultado adverso en las PASO y efectivamente derrotar a la fórmula protagonizada por Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Y después, de existir un después, deberá construir una masa de votantes fieles, que por primera vez depositen su confianza en su capacidad para gobernar, y no en sus posibilidades de derrotar al kirchnerismo. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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