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29 de agosto de 2019 | Nacionales

Albertismo versus ultrakirchnerismo

Los presos K, eje de las primeras grietas en el Frente de Todos

Las declaraciones de Alberto Fernández en sus últimas entrevistas y su reunión en secreto con Héctor Magnetto despertaron preocupación en el kirchnerismo de paladar negro. Para el candidato a presidente, "no son presos políticos, porque nadie que tenga una causa abierta lo es".

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por:
Santiago Albizzatti

Gran parte del arco kirchnerista se reunió en el estadio de Ferrocarril Oeste pidiendo por la libertad de los presos políticos K. Bajo la consigna “Con presos políticos no hay democracia”, la convocatoria atrajo a agrupaciones políticas y de derechos humanos como Madres Línea Fundadora, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, Hijos Capital Federal, el Partido Comunista, el comité por la Libertad de Milagro Sala, Miles y Túpac Amaru.

En el acto se denunció la “estigmatización de los opositores políticos del proyecto neoliberal, la transformación de la Justicia en una herramienta de dominación, las causas fraudulentas y los atropellos a las garantías constitucionales”, ante una multitud que aplaudía y enarbolaba banderas con las caras de Luis D’Elía o Amado Boudou.

Los mismos D’Elía y Boudou, pero además Roberto Baratta, Ricardo Jaime, Milagro Sala, Julio De Vido, José Lopez, Carlos Kirchner, Facundo Jones Huala y Fernando Esteche fueron sólo algunos de los nombres que se corearon. A la cita no faltaron personalidades de peso simbólico en el ateneo de las deidades kirchneristas, como Giselle Fernández, hermana de Cristina Kirchner; Alessandra Minnincelli, esposa de Julio De Vido; y la novia de Boudou, la joven Mónica García de la Fuente.

Para Alberto Fernández, sin embargo, la cuestión no sería tan sencilla. Su interpretación de los casos mencionados, no sólo como candidato sino como profesor de Teoría General del Derecho en la Universidad de Buenos Aires, fue un poco más compleja. “En Argentina hay detenciones que son arbitrarias, porque los acusados bien pueden llevar adelante el proceso judicial en libertad, sin necesidad de ser encarcelados. Pero eso no significa que sean inocentes”, aseguró. Insistió, no obstante, en que las detenciones de Julio De Vido y Lázaro Báez fueron un error, al señalar que “el sistema procesal dice que todos somos inocentes hasta que se pruebe la culpabilidad, y que la detención preventiva es excepcional. Esa lógica cambió con el gobierno de Mauricio Macri”.

La postura del candidato a presidente despertó preocupación y suspicacias en el sector kirchnerista del Frente de Todos, que hoy por hoy corresponde a la inmensa mayoría. Es que la movida para excarcelar a los funcionarios denunciados por corrupción durante la década K comenzó hace más de tres años y fue uno de los bastiones del espacio. Consternados, no fueron pocos los que compararon a Alberto con Néstor Kirchner, quien fue apadrinado por Eduardo Duhalde pero, al llegar al poder, le soltó la mano y ejerció su presidencia a su antojo. “Nos termina traicionando”, aseguraron algunos por lo bajo.

La reciente reunión entre Fernández y Héctor Magnetto marcó ciertamente los tiempos que busca imponer el candidato peronista. “No puedo vivir con esto, no tengo ganas”, comenzó su editorial Víctor Hugo Morales al día siguiente del encuentro. “Si vos no acogotás a éste diablo brutal, ladrón, que le ha hecho tanto mal a Argentina, no vas a hacer nada por el país. Podés poner el dólar en un precio, mejorar un poquitito el empleo, pagar un poco la deuda, disminuir la pobreza, podrás hacer muchas cosas de ese tipo, pero nunca vas a arreglar nada si no te sacás de encima a este monstruo horrendo de voracidad brutal, que quiere quedarse con todo”, aseguró.

Entrevistado por Luis Majul, el dirigente del Frente de Todos se alejó aún más de aquellos que llenaron la cancha de Ferro al asegurar que “no son presos políticos, porque nadie que tenga una causa abierta lo es”.

No sólo ello, sino que consultado por la situación de Amado Boudou se atajó: “No, con los condenados es distinto. A Boudou aun le falta el fallo de la Cámara, pero cuando hay una condena es otra cosa”. Lejos del fanatismo del sector más radicalizado del Frente, Fernández mantuvo su tradicional mesura al afirmar que “sobre los procesos, la culpabilidad o la inocencia, no tengo nada que decir. Sólo sé que las causas contra Cristina Kirchner fueron forzadas. El resto, no sé”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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