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29 de agosto de 2019 | Nacionales

¿Jueves de cenizas?

Miércoles negro: El gobierno nacional anunció un default selectivo

Aunque nadie hable de miércoles negro, el miércoles negro tuvo lugar. A pesar de que el Banco Central liquidó 427 millones el dólares, experimentó un aumento en la cotización del Banco Nación de 2,6 por ciento, cerrando a 60,17 pesos. 

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por:
Alberto Lettieri

Los bonos de cotización en Wall Street cayeron un 14 por ciento promedio, y el riesgo país ascendió a 2067 puntos básicos. De este modo, las reservas totales cayeron por debajo de los 57.000 millones de dólares, pero los activos físicos de libre disponibilidad –efectivo- no excederían los 12.000 millones de la misma moneda. 

Ante la gravedad de la situación debido a la sangría constante de divisas para mantener artificialmente la cotización del dólar, ante la crisis de confianza y la sospecha de un “vacío de poder” que experimentaría el gobierno de Mauricio Macri, el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, se reunió con la misión del FMI para consensuar alguna salida provisoria. En simultáneo, el presidente Macri encabezó una reunión rodeado de senadores radicales, ministros y el precandidato a la vicepresidencia, Miguel Pichetto.

A las 18.00, el ministro Lacunza ofreció una conferencia de prensa, en la que anunció una serie de medidas que el gobierno nacional se propone adoptar para “descomprimir” la situación. Las mismas consisten en una reprogramación del vencimiento de la deuda pública, la ampliación de los plazos de los bonos emitidos y un “reperfilamiento” de la deuda con el FMI. 

Con tono moderado y formal, Lacunza ensayó un discurso conciliador, en el que expuso cuatro medidas esenciales: "Vamos a extender los vencimientos de la deuda a corto plazo tanto en pesos como Letes y Lecap”. También anunció el impulso de un proceso de extensión de plazos de vencimientos en moneda extranjera, para lo que se invitará a los bancos para elevar a los inversores. Lacunza adelantó que se enviará al Congreso un proyecto de ley para extender los plazos de la duda sin quinta de interés ni de capital. Finalmente, comunicó que se se propuso al FMI “en concordancia con la oposición, iniciar el diálogo para reperfilar los vencimientos de deuda”.

El ministro aclaró que a las personas “humanas” se les pagarán los vencimientos en tiempo y forma contratados originalmente. El ministro justificó la decisión en el drenaje acelerado de divisas a partir de las PASO para contener la suba del dólar, y la falta de disposición de los inversores para renovar Letes y Lecap, lo que implicó una acelerada migración hacia la divisa norteamericana. 

Los anuncios de Lacunza implicaron un sinceramiento del fracaso absoluto de la política económica y financiera del gobierno nacional, así como de los acuerdos firmados entre Christine Lagarde y Nicolás Dujovne. El funcionario, de hecho, reconoció la inexistencia de fondos para afrontar los compromisos contraídos, lo que, para muchos economistas, significa el reconocimiento de un “defalult encubierto”. Otros hablan de “megacanje”. Un tercer grupo, de “cesación de pagos”, restringido por ahora a las personas jurídicas.  

De manera elegante, el gobierno de Mauricio Macri pateó la pelota hacia adelante y dejó en manos del Congreso Nacional –al que esquivó sistemáticamente en su relación con el FMI y las gestiones de endeudamiento privado- y del próximo gobierno la renegociación de los términos de la deuda contraída. 

Sin embargo, lejos de traer tranquilidad, los mercados se mantienen muy expectantes. Los 5.400 millones de dólares para seguir destinando a la fuga no llegarán. Y, al evitar adoptar un control de cambios o una exigencia de liquidación inmediata a los exportadores, no hay garantías que pongan a resguardo de que la corrida se profundice en los días sucesivos. 

La cosecha de la política del “mejor equipo de los últimos cincuenta años”, que muchos anunciamos aún antes de que asumiera Mauricio Macri, se están cumpliendo con rigurosidad. El default está a la vuelta de la esquina. 

Una vez más, la sociedad argentina esperando la intervención generosa de la mano de Dios después de una gestión de radicales y liberales. Un escenario, por desgracia, demasiado repetido en nuestra historia. 

El próximo gobierno deberá afrontar el incendio que ha encendido la gestión de Macri. Muchos nos preguntamos si no se habrá cansado de ser argentino. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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