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10 de septiembre de 2019 | Política de medios

Un financiamiento insólito

Reverso: Una iniciativa para luchar contra las “fake news”, vinculada a la manipulación informativa

La iniciativa, que asegura luchar contra la desinformación y a favor de la transparencia periodística, es financiada por las tres compañías más cuestionadas en materia de manipulación de información y datos personales en las elecciones de numerosos países.

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Reverso se presenta en su sitio web (www.reversoar.com) como un proyecto colaborativo inédito en el país. El supuesto objetivo del consorcio es el de detectar “fake news” y campañas de desinformación, chequear los datos y exponerlas, indicando que son “falsas” o “engañosas”. El objetivo, a priori, pareciera ser noble y apuntado hacia un periodismo más cristalino. No obstante, vale preguntarse: ¿Quién financia a Reverso? ¿Cuáles son sus verdaderos objetivos?

Acorde a su propia sección de Preguntas frecuentes, Reverso recibe financiamiento de Facebook (Facebook Journalism Project), Google (Google News Initiative) y WhatsApp.

Resulta sorprendente que el principal inversor de un consorcio supuestamente apuntado a transparentar la información sea Facebook, compañía recientemente acusada y enjuiciada por manipular la información privada de sus propios usuarios con fines políticos a lo largo y ancho del planeta.

En efecto, la investigación judicial llevada adelante sobre la compañía Cambridge Analytica demostró que en numerosos países del mundo se utilizaron como fuente de datos a la información personal provista por Facebook para torcer el rumbo de las elecciones a través de la manipulación de la información.

Alexander Nix, CEO denunciado de Cambridge Analytica.

Se cargaban hasta 5 mil puntos de contacto con cada usuario, interceptando datos personales, sucesos familiares, inclinaciones y posteos sobre temas de actualidad para conocer el perfil íntimo de cada persona y poder manipular su pensamiento y “torcer” su voto en períodos electorales.

Si bien la investigación hizo hincapié en la campaña de Donald Trump, lo cierto es que tanto Britanny Kaiser, ex desarrolladora de negocios de SCL Group, compañía madre de Cambridge Analytica, como el propio CEO de la empresa cuestionada Alexander Nix, aseguraron haber influenciado las elecciones en numerosos países del mundo.

A partir de los datos personales que Facebook proporcionó de sus propios usuarios, se llevó adelante un proceso de análisis de datos, manipulación de la información, bombardeo de publicidades y artículos periodísticos y hasta campaña en las calles para doblegar las intenciones de voto y lograr el triunfo de las fuerzas, en su mayoría, conservadoras. En este sentido cabe recordar que, además, Cambridge Analytica, socia en la estafa de Facebook, es parcialmente propiedad de la familia de Robert Mercer, cabeza visible de varios fondos de inversión norteamericanos y un profundo militante político de causas conservadoras.

Mark Zuckerberg durante los juicios por la manipulación de información en elecciones.

En marzo de 2018, tanto el New York Times como The Observer aseguraron que Facebook habría proporcionado datos de sus usuarios a Cambridge bajo supuestos “intereses académicos”, pero que en realidad estaban utilizando políticamente la información. “Sting operations” -operaciones engañosas para atrapar a personas cometiendo delitos y luego publicitarlos- y “honey traps” -operaciones para escrachar políticos utilizando prostitutas de alto nivel para luego desacreditarlos públicamente u obtener favores de ellos-, fueron sólo algunos de los mecanismos utilizados. Nada quedó librado al azar.

En aquel entonces, se aseguró que Trump invertía un millón de dólares diarios en campañas de Facebook, manipulando los datos personales de más de 87 millones de usuarios. Finalmente, luego del escándalo, Cambridge Analytica cerró sus operaciones y la reputación de Mark Zuckerberg quedó severamente dañada. Para este momento, Facebook había ayudado a manipular datos en las elecciones de Australia, India, Kenya, Malta, México, Estados Unidos, el Reino Unido, Trinidad y Tobago, República Checa y Argentina.

En efecto, Alexander Nix aseguró que, por pedido de un cliente, planificó una estrategia “anti-Kirchner” en Argentina. Lo admitió en una audiencia de la comisión de Asuntos Digitales, Cultura, Medios y Deporte del Parlamento británico.

El otro gran inversor de Reverso es Google, quien financia las capacitaciones que se llevan adelante a equipos de periodistas trabajando en la redacción central. Google, lejos de ser un parámetro de transparencia, fue denunciado por el gobierno ruso hace apenas unas horas por interferir en las elecciones de dicho país, manipulando determinadas campañas de publicidad política. Esto ocurrió en la misma semana en la que unos treinta fiscales de diferentes estados de los Estados Unidos pusieran la lupa sobre las prácticas de negocios de Google, asegurando que violó numerosas reglas de competencia. Finalmente, el tercer inversor es WhatsApp, que recientemente fue identificado como “la aplicación elegida por piratas informáticos para tratar de vulnerar la privacidad de las personas” en un artículo periodístico del medio Todo Noticias.

Insólitamente, Reverso se apoya en las que posiblemente sean las tres compañías más identificadas con la manipulación de la información en todo el mundo para erigirse como el adalid de la transparencia periodística. Y sí, casualmente se instaló en Argentina durante un año electoral. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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