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26 de septiembre de 2019 | Cultura

De cómo el poker puede ayudarnos a entender la política

En Argentina, el pasado 11 de agosto, las elecciones de las PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) tuvieron lugar, lo que resultó en una escena generalizada de inestabilidad política y económica.

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Con Mauricio Macri como actual presidente y candidato presidencial, los resultados mostraron que los argentinos están listos para un cambio: la fórmula Fernández - Fernández (con Alberto Fernández, y la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner) arrasó las elecciones con un total del 47,66 por ciento de los votos.

Camino a la hiperinflación, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) no pudo evitar la consiguiente devaluación de su moneda que hoy en día asciende a 56.49 pesos de dólar americano.

En este contexto, quien sea que se haga cargo del país y busque un rumbo hacia un futuro mejor para el conjunto de los argentinos, debe estar preparado para afrontar una situación de mucho estrés.

A JUGAR LAS CARTAS CORRECTAS

Pero, ¿qué tienen que ver los juegos con todo esto? Para algunas personas, como John Von Neumann, la respuesta es simple: en algunos juegos, como el póker, el bluff lo es todo. En ese sentido, la política también tiene su componente de "bluffing", de engaño. Y tampoco es algo con lo que nacemos. Como muchas otras habilidades, lo podemos aprender.

Y esto es lo que Von Neumann, un matemático húngaro, científico e historiador, quería mostrarnos en su teoría de juegos. Se inspiró en el juego del póker, ya que pensaba que no era como otros juegos: aquí había que retener información y engañar a otros jugadores para hacerles creer lo que necesitan creer. Tenían que construir una imagen, administrar sabiamente sus recursos, encontrar el equilibrio entre riesgos y recompensas, y lo más importante, saber leer las debilidades y las fortalezas, no solo de sus oponentes sino también entre los suyos.

Sin dudas, los políticos y los jugadores de póker comparten algunos talentos.

PÓKER Y PODER

Barack Obama le dijo a la prensa en 2007 que era un buen jugador de póker, pero no fue el primer estadounidense en hacer esta afirmación. Franklin Roosevelt también afirmó que solía jugar al póker para aliviar el estrés de su trabajo.

Por otra parte, Harry Truman también disfrutaba de su juego semanal de póker, y hasta incluso una vez jugó un juego en vivo a bordo del USS Augusta, a mediados de 1945, en los días previos al lanzamiento de bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Algunos pensaron que esto fue un descuido. Otros, como Winston Churchill, pensaron que era una forma de aliviar el estrés. Pero el jugador de póker más apasionado de todos los presidentes estadounidenses fue sin duda Richard Nixon, quien incluso pagó la primera parte de su carrera política con las ganancias del póker. Creía que el póker no solo era instructivo sino también entretenido y rentable.

Además, su biógrafo explica qué cosas fueron importantes y que aprendió jugando al póker: medir a sus oponentes, simular debilidad para generar las reacciones correctas y saber cuándo tirar la toalla.

Probablemente, el conocimiento del poder y de cómo manejarlo había sido afectado de alguna manera por este pasatiempo. Y también lo fue el destino de los Estados Unidos durante los períodos que estuvo como presidente. El póker y la política tienen mucho en común. Un jugador de póker y un político conocen el camino que jugarán con sus cartas, pero esto puede variar dependiendo de quién sea su oponente. No harán el mismo movimiento con un amante del riesgo que con un jugador conservador. Ambos necesitan analizar con quién están tratando para dar el siguiente paso y descubrir cómo puede llevarse a cabo su estrategia.

El uso excesivo de mentiras, como todos sabemos, es bastante complicado. Los jugadores de póker y los políticos eventualmente se encontraron en una situación en el que van a engañar. Ambos necesitan encontrar el equilibrio entre lo que prometen y lo que pueden más tarde hacer, ya que necesitan que la gente siga creyendo en ellos... Y todos sabemos que las mentiras tienen piernas cortas. Algo que la política debería aprender de los jugadores de póker, por ejemplo, es la forma en que aprenden a escuchar su estado emocional para poder controlarlo.

Nunca dejarán que sus emociones se hagan cargo de la situación, porque saben que no se trata de sus emociones sino de sus habilidades para leer a sus oponentes, y el análisis de sus verdaderas oportunidades.

El póker no es solo un juego sino un mundo de posibilidades de las cuales podemos aprender.

Ahora, si tu intención es probar tu habilidad o simplemente relajarte, una buena idea es ingresar en 888 póker online y jugar. Así nosotros mismos comenzamos a entender un poco mejor la relación entre el póker y el poder, y, de algún modo, podemos comenzar a pensarnos como jugadores.

¿Qué poder podemos sacar de un juego de póker? Y como solo somos jugadores, vamos a jugar y nuestro juego no involucra el futuro de otras personas, ¡definitivamente podemos disfrutarlo sin vergüenza!. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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