Los dilemas que impone el consenso amplio que propone Alberto Fernández

Pero no se trató únicamente de una formalidad, ya que Alberto Fernández lo invitó a sumarse al consenso amplio que pretende construir para tratar de rescatar a la Argentina de la grave crisis económico - social de la que atraviesa. 

La búsqueda de un consenso amplio y pluripartidario, en realidad, no es una novedad en el ideario político del candidato del Frente de Todos. Una década atrás, había sido el propio Néstor Kirchner el promotor de una nueva configuración de las fuerzas políticas de la Argentina, y convocaron a una política de encuentro con la UCR, que se denominó “transversalidad”. En el marco de esa convocatoria surgió la fórmula Cristina Fernández - Julio Cobos. Los negociadores de ese acuerdo fueron, nada menos que Alberto Fernández y Alfredo Cornejo, el actual gobernador de Mendoza y titular del comité nacional de la UCR y padrino político de la candidatura de Suárez. 

La relación entre ambos continuó siendo cordial. Cobos provocó una fractura con su “voto no positivo” en el Senado, que condenó al archivo a la resolución 125. Algún tiempo después, Fernández renunció a la jefatura de Gabinete del gobierno de Cristina. Los caminos fueron paralelos, pero tanto Fernández como Cornejo siguieron confiando en el diálogo como mecanismo fundamental para la acción política. 

Por esa razón, mientras que el gobierno nacional intentaba apropiarse de la victoria de la alianza liderada por la UCR en las elecciones mendocinas, pese a que Cornejo está claramente distanciado de Mauricio Macri, y que Suárez tomó clara distancia de la coalición Juntos por el Cambio, aclarando durante la campaña que se trataba de una elección provincial en la que encabezaba una alianza sui generis, descartaba el color amarillo y enviaba claras señales al presidente y a los funcionarios nacionales para que no se les ocurriera acercarse a la provincia durante el proceso electoral, la mirada del periodismo y de la dirigencia política se posó fundamentalmente en la convocatoria que Alberto Fernández dirigió al nuevo gobernador mendocino. 

Ante la requisitoria periodística, Suárez fue claro y contundente en su respuesta. Y aseguró que le había agradado la convocatoria, pero “hay que ver con quién vamos a tener la relación. Si está Alberto Fernández… ¿Va a tener que ver con La Cámpora? Él dice que va a trabajar con los gobernadores. Si es así vamos a estar en una mesa de diálogo. Pero eso no lo sabemos y es una variable ajena al espacio político al que pertenezco”.

Con claridad, Suárez expresó la posición predominante dentro del radicalismo para el día después de la derrota de Mauricio Macri, a la que la mayoría sindica como el final de la alianza Cambiemos. Todo dependerá del papel que se le asignará a La Cámpora dentro de la próxima gestión. Este parece ser, hoy en día, el punto de quiebre. Y, por las dudas, aclaró que, para el caso mendocino, “no estoy pensando en incorporar gente de La Cámpora al futuro gobierno. No se me ocurre”.

En las elecciones mendocinas, quedó clara la incapacidad para perforar el techo de las PASO de la candidata Anabel Fernández Sagasti, lo que la mayoría adjudica a su condición de reconocida referente de esa agrupación. En Salta –en off-, la mesa chica de Gustavo Sáenz se frota las manos con sólo pensar que el candidato del Frente de Todos podría ser Sergio “El Oso” Leavy, pero esa sensación de euforia se convierte en preocupación al considerar una eventual victoria de Miguel Isa. 

¿Cómo y a quienes integrar en su consenso de gobierno? Un dilema central que deberá resolver Alberto Fernández en la difícil parada que se jugará a partir del 28 de octubre.   (www.REALPOLITIK.com.ar)  

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