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21 de octubre de 2019 | Judiciales

Dudas sobre la viabilidad

Alberto, Cristina y los obstáculos de cara a la legalización del aborto

En el entorno de Alberto Fernández aseguran que el candidato guarda sus reparos sobre la posibilidad cierta de legalizar el aborto. Las dificultades legales para implementar la iniciativa y el plexo normativo existente, tanto en el plano nacional como internacional, constituyen trabas ciertas que difícilmente puedan ser superadas.

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En las primeras semanas luego de su lanzamiento oficial y metido de lleno en campaña, Alberto Fernández no dudó en referirse a uno de los temas que atravesaron con más fuerza la arena política en los últimos años: el aborto.

En aquel entonces, aseguró que el sistema punitivo sobre aquellas mujeres que abortan había fracasado y que, por ende, la única alternativa lógica era su despenalización. Pero, ¿es tan sencillo como suponen sus votantes? A lo largo de sus alocuciones, el candidato del Frente de Todos mostró diferentes posturas en torno a la despenalización del aborto.

En las primeras apariciones se mostró decidido y hasta aseguró que se trata de un asunto de salud pública que debe resolverse en lo inmediato. Pero durante el debate presidencial en la Universidad Nacional del Litoral, el pasado 11 de octubre, Fernández asombró a propios y extraños al adoptar terminología ligeramente distinta aunque significativa desde el punto de vista legal. Mientras continúa escapándole a los pañuelos verdes en cuanta foto se presente, ya no habló de inmediatez, sino que murmuró tener “la idea de tender hacia la legalización”.

Lejos de la promesa de legalizarlo “inmediatamente en caso de ser electo”, Fernández dudó varios minutos antes de sugerir: “A mí me parece que existen dos etapas, y la primera sería la despenalización para evitar la clandestinidad”. Es que, desvestido de los ribetes épicos y revolucionarios del movimiento feminista, en la práctica es algo más complicado de instrumentar, especialmente teniendo en cuenta las leyes y los tratados internacionales a los que el país se encuentra atado.

Según especialistas en la materia, hoy en día resulta casi imposible que se dé una situación en la que no se pueda salvar la vida de la madre y la del niño, lo que reduce notablemente la mortandad en estos casos. En efecto, acorde a los datos oficiales del ministerio de Salud, existe un promedio de 43 muertes por aborto al año, entre los que se encuentran abortos patológicos como embarazos ectópicos e hipertensión descontrolada, que no se pueden prever, y abortos clandestinos.

Los números, ciertamente, no juegan a favor de la necesidad del proyecto de despenalización y de la inversión que requeriría. En el mismo año, por ejemplo, hubo 11 mil muertes por enfermedades cardiovasculares y unos 500 niños que murieron de hambre. Siendo éstas causas prevenibles y con números más contundentes, no son pocos los sectores que ridiculizan la posibilidad de volcar el gasto de salud pública a evitar las 43 muertes de los casos de abortos.

Por otro lado, tanto la Convención Americana sobre Derechos Humanos como la Convención sobre los Derechos del Niño a las que Argentina suscribió oportunamente, impiden, por el momento, la legalización del aborto. A esto se suma el artículo 2 de la ley 23.489, en la que el Congreso Nacional aseguró que “con relación al artículo 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, la República Argentina declara que el mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo ser humano desde el momento de la concepción y hasta los 18 años de edad". En conjunto, existe una “pirámide legal” cuyo basamento es el artículo 6 de la Convención, en el que se ratifica que “los estados partes reconocen que todo niño tiene derecho intrínseco a la vida”.

De este modo, Alberto Fernández, que además de abogado es profesor universitario en la materia, conoce mejor que nadie las dificultades que implica la legalización del aborto. La guerra tiene en el medio varias batallas, desde el Congreso Nacional a una asamblea constituyente, desde el desconocimiento de los pactos a los que el país se comprometió décadas atrás a las posibles sanciones de los países miembros. Y como olvidar el último escollo: la propia Cristina Kirchner, quien apoyó al aborto en el Congreso durante el último debate pero que, todos saben, por lo bajo todavía se opone a la legalización. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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